Parte 31

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A Criston no le preocupaba demasiado lo que tuviera que aguantar, pero su hijo no merecía vivir malos tratos porque su madre era un plebeyo. Más allá de que claramente los Velaryon no aceptaron de muy buena gana que Daemon rechazara a Laena para desposarlo, Rhaenys no le dijo ninguna mentira.

Harwin abre y ve al omega decaído, haciendo se preocupara al instante pensando Daemon se había portado mal con él: ¿Qué te pasó? Dime, por favor 😧.

Criston: ...Te traje un regalo.

Harwin: No es necesa-

Criston insistió, dejando en los brazos ajenos la bolsita: Me esforcé mucho para hacerlo, eres quien más me ha ayudado. Hiciste mucho aunque no soy tu responsabilidad...

Harwin: No es demasiado, sólo he hecho una cosa por tí.

Criston sabía la respuesta que daría si preguntaba, le diría sólo lo estaba amando. Cabeceó prefiriendo ignorar el tema, y entró tomando asiento mientras Harwin veía curioso su regalo. Estar cerca de él le daba seguridad.

El omega en retrospectiva veía si no hubiera sido tan tonto ignorando de dónde venían los bebés, de no haber perdido joven a sus padres y quedarse sin esa importante información, no estaría en esos problemas. De haber respetado sus votos no estaría trayendo a un niño en un futuro incierto, pero lo hecho estaba y era su responsabilidad ver por lo mejor.

Siguió los pasos de Harwin hasta que el alfa se sentó al frente y sirvió dos tazas de té de manzanilla.

Criston: Gracias... ¿Alguna vez un omega plebeyo se casó con alguien de la realeza?

Harwin: Sí.

Criston: ¿Quién? ¿Cómo resultó? 😧

Harwin: ¿En serio quieres saber? 🥺

Criston: Harwin, debo saberlo.

Harwin: Una de las hijas del rey Jaehaerys... La princesa Saera, desposó sin consentimiento de su padre un omega del pueblo. El rey apenas pudo enterarse, tuvo que aceptarlo y unos días después... El cuerpo del omega fué encontrado en las afueras. No se sabe aún quién lo hizo, sólo que Saera ya no quiso relacionarse con nadie de la realeza y huyó para nunca regresar.

Criston cubrió su cara con las manos, suspirando.

Harwin: Yo... ¿Está bien si te abrazo?

Criston: Sí, por favor...

Los brazos del alfa lo rodearon usando sus feromonas para relajarlo, y Criston correspondió colocando sus manos en la espalda, sabiendo el tiempo apremiaba. Pronto su vientre sería más notorio, y si no se daba prisa aumentaría la probabilidad su hijo también fuera señalado como bastardo.

Aunque no tenía argumentos para refutar, no significaba le agrade la idea.

Volvió por los pasillos reflexionando, y miró el brazalete de acero valiryo en su muñeca, tomando una bocanada de aire profunda.

Miró desde arriba la vista, empezando a cuestionarse si estaba tomando la decisión correcta.

Entonces, se dió cuenta de lo que hablaba Rhaenyra al notar Daemon cuchicheaba trás de un árbol con alguien, muy cerca del área que no permitía últimamente que nadie pasara. Quien lo escuchaba reía de algo que el príncipe le decía, y se marchó despiéndose con una amplia sonrisa.

Criston: Por los siete...

Daemon también cayó el cuenta el omega lo veía y se apresuró a subir las escaleras, encontrandolo esperando con expresión seria.

Daemon: Lo que viste no fué-

Criston: ¿Qué es lo que haces todos los días en el patio?

Daemon: ¿Por qué tienes el olor de Harwin?

Criston: ¡¿En serio?! ¡Me encontré con la princesa Rhaenys y me dijo todo lo que podría pasar cuando esté oficialmente unido contigo, me sentí terrible y luego fuí con Harwin...!

Daemon: ¡¿Por qué tienes que ir con Harwin?! ¡Sabes lo que Harwin siente por tí...!

Criston: ¡¿Y qué es lo que tú sientes?!

Daemon: ¡Te amo!

Criston: ¡También siento lo mismo, pero no creo esto vaya a funcionar! ¡Cuando vean a Aegon sólo verán a su madre, un extranjero plebeyo! ¡¿Cómo sé puedo creer en tus palabras?! Ni siquiera quieres decirme qué diablos haces en el patio y encontrándote con otros...

Daemon: ¿Tanto quieres saber? Ven...

Criston: ¡No, no soy digno del apellido!

Retiró el brazalete, y lo dejó en las manos del príncipe, conmocionando al otro. Daemon tomó sus manos, impidiéndole marcharse.

Quizá sí, quizá noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora