Parte 14

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Daemon: Veo ya puedes salir a caminar, ¿Nuestro dragoncito sigue sin extender sus alas?

Criston: ¿Qué haces aquí? Sólo quería tomar aire fresco, ¿Tanto quieres burlarte de mi ingenuidad?

Daemon: Si ese bebé no fuera mío, quizás lo estaría haciendo. ¿Olvidaste aquí es donde nos reuníamos?

Criston: Donde me arrastrabas para intercambiar movimientos, más bien, según recuerdo 🤔. Me subías a tu hombro, y cuando me dejabas ir ya estaba aquí, me pedías un duelo con espadas.

Daemon: No entendiste lo que te pedí esa vez, entonces desenvainaste tu arma y comenzaste a atacarme 😅.

Criston: Si lo entendí, sólo fingí no haberme dado cuenta 😐. No soy tan tonto, sabía lo que significaban mis votos de castidad.

Daemon: Quién diría conseguiste engañarme 🤨. ¿... Y por qué luego cediste a mis insinuaciones?

Criston: La verdad no lo sé 😔. Sólo... Te sentí diferente a todos los demás alfas que lo habían intentado, y no pensé bien... Siempre creí los bebés salían de huevos dados luego del matrimonio...

Daemon: ¡¿Qué creíste?! 😳😂🤐😬. ¿Te arrepientes?

Criston: ¿Tú te arrepientes?

Criston intercambió una mirada con el príncipe por primera vez en la noche. Daemon no pudo mantener el contacto visual, y gira la cabeza a algún punto vacío de la grama, maldiciendo sus repentinos sentimientos vulnerables. No estaban casados, y Criston estaría en más problemas si llegaba a oídos de alguien del consejo esperaba un bastardo de sangre real. Un Targaryen, ni más ni menos.

El otro había creído era diferente a los alfas que lo buscaban por deseo, pero realmente era igual al resto. Si se acercaron emocionalmente fué más un accidente, su plan había sido traerlo allí y follar. Nunca lo planeó por la fuerza, y por eso esperó hasta que el momento se presentara, cuando finalmente acabaron recostados en el suelo viendo las estrellas, y Criston aceptó sus acercamientos, cediendo a la lujuria. Las horas hablando, las risas en conjunto, tantos duelos, y juegos previos que no llegaron a término comenzaron por su tonta idea.

No quería ni pensar llegara el alumbramiento y acabara igual que Aenma.

Viserys tenía razón, sus acciones siempre lastimaban a los que más quería y ni cuenta se daba.

Daemon: ... ¿Sabes qué es un té de luna?

Quizá sí, quizá noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora