Parte 39

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El primogénito, Gaius Strong, fué recibido con mucha alegría por todos en Harrenhall. Criston tuvo que pedirlo varias veces para amamantarlo porque el resto de omegas no paraban de cargar al bebé en brazos. El día del nacimiento las cercanas amigas de la madre estuvieron cuidadosamente presentes, al menos en el caso de la princesa heredera, pues su omega Alicent seguía sin recuperar la cordura y ahora tenía guardias alrededor por si se lastimaba ahora que estaba en cinta. Por esos días no estuvo tan ida como acostumbraba.

La mayoría no prestaron atención a los cuidados de la princesa, quien lo primero que hizo fué acariciar la escasa melena oscura del bebé y besar su frente. Pero fué Lyonel el que lució inquieto cuando ella lo tomó de los brazos de la madre para llevarlo a montar sobre Sirax, y Gaius no estuvo feliz hasta llevar horas volando.

El tercer día Gaius abrió los ojos y todos se impresionaron por sus ojos amatistas, pensando simplemente como era costumbre en Dorne, Criston tenía entre sus antepasados alguien con ragos valyrios, probablemente un bastardo huyendo de los malos tratos. Pasaba seguido entre los habitantes de dicho reino. Nada más Lyonel se veía tenso siempre que el bebé estaba cerca de él.

Gaius tenía un apego especial por su familia y mucha energía, aprendió a caminar para poder correr a los brazos de sus padres y saltar sobre su abuelo siempre que viniera de la corte. Apenas dando sus primeros pasos empezó a imitar movimientos de espada de su madre, entrenó con él, y seguía a su padre en lo profundo del bosque inquieto.

El día que su hermano Lucerys nació, los ojos de Gaius brillaron mientras Harwin lo cargaba para que pudiera ver al bultito en los brazos de su madre, pronto quedó claro estuvo feliz de tener un compañero de aventuras. Aunque menos travieso, Lucerys lloró cuando Rhaenyra quiso regalarle un vuelo especial aunque se terminó acostumbrando estar cerca de la dragona. Gaius en cambio siempre pedía más vuelos en cuanto podía, estuvo junto a la princesa Helaena y su gemelo Aemond ayudándolos a conseguir insectos de los árboles.

A diferencia de su primer nieto, Lyonel si se mostró abiertamente cariñoso con el bebé que compartía su mismo color de ojos.

Gaius despertó pronto como un alfa, y solía perderse por horas en el bosque o el río (solo o con su hermano menor), preocupando a sus padres. Los príncipes siguieron siendo cercanos a él, Helaena guardaba sus insectos con cariño, Daeron y Aemond hacían duelos con él siempre, mientras Jacaerys le enseñaba cómo hacía un vínculo con su dragón y prometía llevarlo en cuanto pudiera colocarle otra montura.

Su pronta independencia y destreza impresionó al resto, en especial tratándose de espadas, aunque mantenía indiferente a su abuelo más preocupado en el avance un poco más atrás del segundo nieto.

La salud deteriorada del rey impidió Rhaenyra y su consorte pudieran viajar tanto como les gustaría a Harrenhall pero sus hijos tenían sus propios dragones para ir cuando podían. Harwin podía escucharlos cuando Gaius estaba a solas con Jacaerys, pues su hijo tenía una afición secreta por el valyrio.

Harwin tomó una decisión lugo de pensarlo por días, y fué a recibir a su omega en cuanto se despedía de los pequeños discípulos, y abrazó su cintura fuertemente. Criston sonrió naturalmente reconociendo su olor, y correspondió un beso del alfa.

Harwin siguió sin soltarlo, murmurando: Creo debemos decirle a nuestro Gaius.

Criston suspiró: Ya lo sabe.

Harwin: No es a eso que me refería.

En secreto le habían dicho cuando Gaius era niño que Harwin no era su padre biológico, aunque asegurando no debía sentirse fuera de la familia por ello. Pero nunca le dijeron quien era el verdadero, Gaius tampoco tenía interés en preguntarlo ni mostraba curiosidad sobre su origen pese a cuánto se prepararon mentalmente para explicarle.

Quizá sí, quizá noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora