Parte 37

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Criston estaba angustiado, en cólera, y otros sentimientos que salieron cuando vió en sus manos el líquido que marcó la muerte de su hijo aún por nacer, lo esperaba con ansías, anhelaba ver cómo luciría y conseguir su primer vuelo. No pudo controlarse en cuanto vió a Daemon buscarlo luego de dejar Kings Landing, pues antes lo había llamado pidiendo ayuda, y el príncipe nunca respondió.

Pero al verlo irse, sintió que lo dominaba una tristeza desoladora, pues guardaba la esperanza sin importar lo que dijera Daemon entendería estaba afectado por la perdida del bebé y no lo abandonaría.

En su tierra dominaba una leyenda que decía si era tu alfa ideal estarían destinados a encontrarse y amarse pese a las adversidades. Aparentemente eso no era cierto, y quizás fuera lo mejor. Jamás encajaría un omega como él en la fortaleza roja, y Daemon tenía sus deberes mucho más importantes que él.

Abrazó el cuello de su caballo luego de llorar por un rato, pensando que al menos Alicent y Rhaenyra podrían estar juntas. Lo ayudaron desde el principio, fueron sus amigas y confidentes, estaba seguro lo buscarían en cuanto la omega despertara, pero él tenía que seguirse valiendo por su cuenta igual que trás la muerte de sus padres y hermanos. Quizás sería mejor volver a su ciudad natal, ahí por lo menos no le cerrarían oportunidades por su casta.

Si bien brindó un consuelo temporal saber sus amigas estaban bien, esa noche mientras se abrazaba a sí mismo sólo pudo volver a lamentar que no podría ver a su hijo nunca. Lloró por horas, hasta el amanecer, quitó su brazalete de acero valyrio, y luego cambió las vendas improvisadas de su herida en el brazo.

Recordó cómo Harwin rasgó su propia ropa para vendarlo, y su ayuda para escapar del fuego con vida.

Llevó una mano hasta su pecho agitado, imaginando volvía a esos momentos donde Harwin procuraba su bienestar y amistad antes que estuviera con Daemon, y luego de quedar en cinta lejos de juzgarlo le dió toda su ayuda. Incluso dijo lo amaba desde la primera vez que lo vio. No entendía por qué llamó su atención, siendo solo otro omega del montón, Harwin tenía también una posición respetada con deberes. Pero no podía negar hubo muchos momentos de confusión en sus sentimientos.

Desgraciadamente no tenía muchas energías para pensar en ello, apenad logró dormir unas horas, ni tampoco valía ya, no podía volver a la capital para verlo por mucho que lo deseara. Debía concentrarse en pescar algo y encontrar más provisiones para el largo camino. Primero volvería a su vieja casa abandonada, y contruiría cerca de las tumbas de su familia algo en honor a Aegon.

Su hijo.

En la cuarta noche encendió una fogata y se sentó mirando fijamente las llamas, rememorando la sensación de ardor mientras estuvo embarazado, los Targaryen eran dragones en forma de humanos decían muchos. Su hijo incluso tenía un huevo apartado, ¿Qué harían con él? ¿Otro niño lo tendría? Si era así, le gustaría fuera un hijo de Rhaenyra y Alicent. Daemon volvería a tener un omega, esperaba no tan pronto, y entonces lo olvidaría. ¿En ese momento también estaba pensando en Aegon?

De pronto, escuchó una voz lejana que lo hizo estar en guardia, en caso fuera algún asaltando o violador. Buscó su espada, y olfateó profundamente intentando averiguar qué tan lejos estaba. La persona cada vez se acercaba más, y Criston estuvo a punto de apagar el fuego por seguridad, pero se detuvo al distinguir conmocionado el aroma de Harwin.

Harwin siguió la luz del fuego, y salió de entre los árboles: ¡Criston!

Criston parpadeó varias veces, mirando de arriba a abajo alfa, sin salir de su estupefacción: ¿Har-Harwin?

Harwin bajó de su caballo y lo abrazó, jadeando lleno de alivio.

Harwin: ¡Lo lamento tanto! ¡No merecías esto!

Criston hundió su cabeza en la curvatura entre el cuello y hombro del alfa, suspirando: Ocurrió por mi culpa, es justo asuma la responsabilidad...

Harwin: ¿Por qué lo dices?

Criston: Es complicado... ¿No te meterás en problemas? No valgo siga causando líos.

Harwin se separó, negando, y miró preocupado el rostro del omega: Estás pálido, necesitas descansar. ¿Peleaste con el príncipe?

Criston cerró los ojos, inclinando la cabeza: Lo dejé. Quizás vuelva a Dorne.

Harwin quedó atónito con la noticia, entendiendo ahora por qué ya no veía en ningún lado el brazalete de acero valyrio en la muñeca del omega, pero se recuperó de inmediato: Viajar tan lejos solo es peligroso en tu estado, ¿Te acompaño?

Criston otra vez sentía sus lágrimas acumularse en la esquina de sus ojos: Yo... Lo perdí...

El alfa volvió a abrazarlo, esta vez con más fuerza, y el omega rompió en llanto sobre su pecho, mientras sus brazos se aferraban a la espalda de Harwin como si fuera lo único que lo mantenía en pie.

Harwin esperó a que terminara de llorar, y luego sugirió con voz ronca: Quédate en Harrenhall hasta que te sientas mejor. Necesitaras muchas provisiones para el viaje, si le aviso a Rhaenyra y lady Alicent, les encantaría verte.

Criston sintió mucho alivio luego de poder llorar con alguien, y concordó aceptando la oferta. Quería verlas, y comprobar sobre las historias que Harwin le contaba de ese lugar.

Tardaron en llegar, pero la espera valió la pena en cuanto el omega vió en efecto los omegas entrenaban en sus propias líneas, aunque de vez en cuando intercambiaban movimientos con los alfas por entrenamientos sin problemas. A diferencia de la capital, en Harrenhall no eran estrictos con la vestimenta y pocos omegas llevaban vestidos de seda, todos elegían qué usaban.

A pesar que la mayoría de las torres parecían ruinas a Criston no le importaba, estaba lleno de gente y nadie le reclamó por su forma de vestir, hablar o comer. La hermana de Harwin los recibió generosamente, aunque no paraba de sonreír de forma extraña, pero el omega se distrajo mucho entre recorrer el lugar con Harwin y recuperarse para pensar en ello.

Fuera de Harrenhall los omegas tenían pocas oportunidades, entonces mostraron admiración al saber Criston fué un caballero en la capital, incluso los alfas tenían difícil entrar. Les pidieron escuchar sobre el lugar e instrucciones sobre sus entrenamientos.

Harwin se acercó mientras Criston cabalgaba con un niño: ¿Cómo te sientes?

Criston sonrió, acariciando el cabello del niño que aprendía equitación: Mucho mejor... A veces siento un poco de mareos cuando como, es todo. Este lugar es muy agradable.

Harwin: Me alegra otra vez vuelvas a sonreír 🙂. Sé no es el lugar más hermoso, y la comida no es como en la fortaleza, pero siempre puedes considerarlo como un hogar.

Criston: ¡En serio, aquí me gusta mucho más! Soy libre, y nadie me recuerda sólo soy un omega. Nada más... Me siento triste pensando sobre... Aegon.

Harwin: No puedo saber cuánto estás sufriendo ahora, pero sí asegurarte haré todo para que sea lo menos difícil. Y si lo deseas... Puedes quedarte aquí para siempre.

Criston dijo con evidente emoción, inclinandose em dirección al alfa: ¡¿Contigo?! ¡Sí, sí me gustaría!

Se sintió avergonzado por su falta de discreción, y mordió su labio inferior borrando toda expresión de su cara, pero Harwin sonrió ampliamente.

Harwin: ¡No pensé te gustaría tanto la idea permanecer aquí conmigo! 😂 No sabes lo feliz que me haría, ¿También serías mi consorte? 😉

Criston se sonrojó, sacudiendo las riendas del caballo para alejarse con repentino nerviosismo: ¡No te burles! ¡Déjame pensarlo!

Harwin vió a su hermana llegar a su lado en otro caballo mientras el omega se alejaba, y recordó Criston mencionó algo sobre unos mareos: Alys, ¿No dijiste todo estaba bien con Criston?

Alys: Con que ese es el Omega que te gusta 😆, parece siente algo por tí. ¡Ya no tiene marca, apresúrate y proponle algo antes que al príncipe Daemon se le ocurra también buscarlo aquí! No creo se vaya a rendir en encontrarlo.

Harwin: Ya lo hice. Pero acaba de perder a su hijo y su anterior relación hace apenas dos semanas, no debo presionarlo 😔. Lo que decida, que sea su voluntad.

Alys: ¿Su hijo? 🤨 ¿Olvidaste el hechizo de protección que me compraron? 🤔

Quizá sí, quizá noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora