Parte 43

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Harwin había salido unas horas atrás, y mientras Criston confió a su marido traer de forma segura a Gaius, él y Lucerys se ocuparon de Harrenhall. No había pasado demasiado, pero Criston ya lo extrañaba. Incluso sobre la objeción de Lyonel, se mantuvieron juntos y Harwin era tan cariñoso como confiable.

Su hijo menor a pesar de tener sólo quince años era bastante competente pero todavía necesitaba a veces algunos consejos de su madre. Alys en cambio, tenía una personalidad mucho más reservada y casi nunca salía de su habitación, a menos que fueran a pedirle un hechizo.

Por eso fué una sorpresa verla salir, y pedirle a su cuñado viniera con ella. Criston fué a ver de qué se trataba, ella abrió su había oscura llena de frascos y esferas de cristal. Cada esfera representaba un hechizo, Alys le mostró una de brillante color plateado ansiosa, señalando las grietas y rasguños que crujían.

Alys: Esto es el hechizo que usé para ocultar la apariencia valyria de Gaius... No creo le quede un día más. Parece la magia de los dragones es mucho más fuerte de lo que imaginé

Criston se paralizó, preocupándose al instante. Cuando Rhaenyra llevó a volar a su hijo también hubieron unos rasguños pero nada de lo que debieran preocuparse, parecía ser si seguía así Gaius ya no podría ocultar quién era voluntariamente.

Criston: Debimos haber hablado con él antes. ¿Qué hacemos...? ¿Por qué no dijiste se perdería el efecto tan rápido?

Alys: ¿Crees hago hechizos para quitar rasgos Targaryen todos los días? 😑. Deduzco mientras más se acerque a sus raíces más rápido se romperá el hechizo 🤔. Si quieres te ofrezco este paquete premium, con ese hechizo le lavaré el cerebro a algún bastardo Targaryen para que piense es tu padre, y así Gaius sólo pensará se saltó la apariencia una generación.

Criston: Imposible, sabe mis padres están muertos 😞.

Salió agradeciendo a su cuñada, entendiendo debía conversar seriamente con Lucerys y explicarle...

Alys miró a través del fuego en la chimenea de su cuarto, y detuvo a Criston: ¡Los Velaryon se han encontrado a Gaius, le han hecho algo peligroso! Su vida se está consumiendo en forma silenciosa... Han usado en él "ataque de escorpión".

El omega sintió su cabeza palpitar, y de forma insintiva se aferró a los brazos de su cuñada para no caer en cuento se enteró la horrible noticia. ¡Su hijo no, él no tenía la culpa de nada!

Criston: ¡Hay que decirles! Iré de inmediato...

La puerta se abrió bruscamente, y Lucerys se asomó estupefacto, mirando a su madre: ¡Yo voy a ir, mamá! No permitiré puedan hacerte algo a tí ni a mi hermano.

Mientras tanto, en el campamento en los bosques del rey la tensión volvía a estar presente sobre el resto conforme pasaban los segundos y Laenor no quitaba las manos del cuello de Gaius como le había ordenado Daemon.

Laenor observó al resto, y luego al príncipe: Él es sólo un vasallo, me parece su actuar es muy exagerado, príncipe Daemon. Hasta diría parece su familia.

Gaius miró de soslayo a Daemon, reflexionando.

Daemon: Es el ahijado de mi sobrina. Si no quitas tus malditas manos te las cortaré.

Baela se aterró y logró colocarse en pie cojeando, hablándole a su padre confortante: Papá, fué una derrota limpia, mamá se enfadará si no vuelves en una pieza. Intentaré cortejar a Jace de otro modo.

Laenor apartó sus manos del cuello de Gaius, y el joven alfa tomó una profunda bocanada de aire perdido mientras Daemon se acercó al coatado para ayudarlo mantenerse en pie: Está bien. Parece las sentencias no son tan suaves como antes, podía un plebeyo casi matar a alguien como mi madre y sólo tener un castigo mínimo según recuerdo.

Aemond ya estaba harto y sacó su espada, pero Daeron lo detuvo sosteniendo si brazo: Tiene razón, debemos ser más estrictos. ¿Los acompañamos hasta sus dragones o prefiere un decreto que les prohíba pasar por aquí?

Laenor: Mi hija perdió, el trato era que si no ganaba no se le concedería el permiso de cortejar al príncipe Jacaerys. Nada nos prohíbe seguir aquí.

Rhaenyra: Yo lo hago, intentaste matar a mi ahijado 😒.

Laenor: Él primero casi asesina a mi hija.

Lyonel: Tiene razón, princesa. Lady Baela es descendiente de su prima Rhaenys. Si me lo pregunta, debería ahora mismo ser enviado a casa.

Laenor: Es un castigo muy ligero. Intentó matarla, pero como se detuvo basta que se le rompa la pierna igual que hizo con mi hija.

Rhaenyra y Lyonel intercambiaron una mirada, anonadados. El resto de los invitados empezaron a murmurar, luego asintieron aprobando lo que decía el Velaryon, ante la expresión indispuesta de la alfa.

Gaius buscó la mirada de Jacaerys, quien negó en repetidas ocasiones.

Jacaerys: ¡Pidieron el duelo! No aceptar las consecuencias es deshonroso.

Laenor: De eso mi prima y su consorte deben comprender mucho más.

Rhaenyra iba a replicar algo en favor a las palabras de su hijo, pero Gaius se apartó de Daemon y se paró en frente de los Velaryon alzando la barbilla.

Gaius: ¿Una pierna rota? Qué misericordioso, yo le rompí una a lady Baela fácilmente, es justo. Pierna por pierna, ojo por ojo, ¿Quién no aceptaría con honor? Este humilde lo entiende.

A nadie le pasó desapercibido ese “ojo por ojo” hacía referencia burlona de forma disfrazada al hecho que Rhaena salió impune luego de arrancarle un ojo al príncipe Aemond, Laenor y Joffrey no permitieron lastimaran a su hija y Corlys amenazó cerrar el mar para dificultarles el comercio y la economía. Viserys no quería guerra, entonces cedió a sus amenazas dejando muy molestas a las madres del chico que se retorcía de dolor en los brazos de su madre.

Esa vez Alicent enloqueció de verdad, y Joffrey intentó encerrarla en contra de las palabras de Rhaenyra cuando la omega empezó a soltar feromonas venenosas motivada por sus instintos de defensa a su cachorro, pero apenas lograron alejarla un poco y ella le arrebató una daga para intentar oponerse. Logró tan sólo herir el brazo de Joffrey, aunque bastó para mantenerse cerca de Aemond y nadie intentó molestarlos más por el asunto de Vaghar.

Laenor hervía de rabia recordando la sangre de su omega lastimado hacía años, para él era justo se perdonara a Rhaena si consideraban la vida de Criston se perdonó luego de haber casi matado a Rhaenys. No le agradó la implicación de Gaius, entonces lo azotó en la rodilla con la espada sin desenvainar mientras Lyonel cerraba los ojos y apartaba la vista, Helaena se cubrió los ojos, Aemond tensó los hombros acariciando el mango de su espada, y Jacaerys fulminó a Laenor con su mirada.

La reacción de Jacaerys no pasó desaparecida para Baela, presintiendo los sentimientos del omega.

Gaius siguió sonriendo aún cuando cayó al suelo y su cara se tornó roja de dolor, negándose a mostrarse derrotado tercamente.

Pero antes de voltear, Laenor pudo ver un mechón del cabello oscuro en la melena de Gaius volverse claro y plateado.

Intercambió una mirada con Jason Lannister, quien discretamente fingió estar neutral por lo sucedido. No debían saber qué planeaban.

Quizá sí, quizá noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora