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-¡Es tu segunda llamada de atención en menos de un mes! –bramó el señor Kim, golpeando su escritorio, provocando Kim Bangjeon clavase la mirada en el piso-. ¿Así es como esperas te dé el control del clan cuando cumplas los veintiuno?

Bangjeon no respondió. Sabía que en aquellas dos ocasiones había metido la pata al atacar directamente a Park Jihoon, especialmente en el terreno neutral que era el colegio, pero no estaba del todo seguro que, si intentase explicarse, su padre entendiese los motivos.

Se limitó a quedarse allí de pie, en medio de la oficina del señor Kim, mirando al suelo y apretando firmemente los puños.

-Yo entiendo es difícil no hacer nada cuando nos han atacado de frente en ya dos ocasiones –dijo su padre un par de minutos más tarde, tras haberse tomado su tiempo para respirar profundamente, y calmarse-. Créeme, si por mi fuese, ya hubiera mandado acabar con Park. Sé que eres perfectamente capaz de hacerlo.

-Solo tiene que darme la instrucción, Dono –pero el señor Kim lo interrumpió con una simple mirada.

-No te saqué de Japón para que siguieses los mismos patrones de conducta –Yoshinori frunció el entrecejo.

La verdad es que el único motivo por el cual su padre lo había sacado de Japón había sido por obligación y compromiso a su difunta madre, pero estaba claro eso no se lo iba a decir, y en vez de ello, continuó callado, mirando al piso.

-A lo que voy es que creo entiendes perfectamente las consecuencias de matarlo. Terminar con el líder de los Park, más que desestabilizarlo simplemente ayudará a que sus hijos continúen con los ataques, buscando venganza. Y si bien podemos igualmente terminar con ellos, pues tal como tú y Junkyu, son simples adolescentes, también existe el riesgo y posibilidad de que ellos acaben con ustedes primero.

El señor Kim se dejó caer en su silla, y mirando una vez más a su hijo mayor, añadió dando el tema por terminado:

-Simplemente busca otra manera de mantenerlos sumisos. Basta una amenaza a un daño colateral para demostrarles lo que somos capaces de hacer, sin realmente tener qué hacer nada.

Bangjeon asintió, y tras dar media vuelta, procedió a salir de la oficina.

Bangjeon asintió, y tras dar media vuelta, procedió a salir de la oficina

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-No está ocupado, ¿verdad? –preguntó Bangjeon el viernes por la mañana. Hyunsuk alzó la vista, pero, aunque hubiese tenido intenciones de negarse, sabía no tenía ningún motivo. Sí, Park Jihoon solía sentarse junto a él en la gran mayoría de las clases, pero si iba a llegar tarde y el lugar se lo ganaba Kim Bangjeon, no había nada que pudiese hacerse.

Bangjeon sacó sus libros y dejó la mochila junto a la silla. Hyunsuk hizo lo mismo. En esta ocasión no podía percibir aquella aura de arrepentimiento proveniente de su amigo. Definitivamente el mayor de los Kim no tenía intenciones de disculparse por lo ocurrido en plena explanada del colegio, hacía unos días. Sin embargo, pese a que Bangjeon se movía con ligereza y sonreía cálidamente, Hyunsuk podía notar en realidad el chico escondía debajo un semblante tenso. Como si de cierto modo u otro justificase su actuar al haber sido él quien había golpeado a Park Jihoon: como si quisiese convencerse a sí mismo que el dar el primer golpe había sido en defensa propia.

Gang BerryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora