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Las noticias lo habían manejado como un accidente automovilístico que había ocasionado una carambola. Al vehículo de los Park se le había reventado un neumático, lo que ocasionó un choque contra un vehículo estacionado. Esto provocó los dos motores se encendieran en llamas cuando explotaron los tanques de combustible. La cosa había empeorado cuando debido a la poca visibilidad, por culpa de la pesada lluvia, los Kim (que pasaban por allí) habían impactado a ambos vehículos, dejando a los Park prensados dentro de su auto, sin posibilidad de salir, y por lo tanto quedando atrapados en las llamas.

Al menos eso era lo que decía el informe policiaco. Nada de armas, nada de atentados, nada de asesinatos...

Cuando a la semana siguiente Park Jeongwoo volvió al colegio, Kanemoto Yoshinori le dijo que aquella era la mejor solución. Se salvaguardaba el honor de los Park, se eliminaba la ventaja de los Kim sobre ellos, y podían los Park simplemente encargarse de enterrar a sus muertos, sin tener rumores corriendo por detrás, amenazando la estabilidad de sus conexiones y negocios.

Park Jeongwoo no pudo responder. Sabía que debía estar agradecido, aunque en aquel momento no se sentía de ese modo.

-Hemos tenido la suerte Doyoung esté igualmente en el hospital –dijo Yoshinori, intentando hacerlo sonar como una broma de mal gusto-, sale en seis semanas. Puedo asegurarte que cuando regrese, no dará ningún problema. Gracias a su fractura de costilla, hemos podido apaciguar los rumores de que han sido él y Junkyu quienes acabaron con la vida de tu padre, y reducirlos a simples adolescentes que no saben conducir. Los negocios que tenía tu familia en puerta con los Yoon no deberían verse afectados.

-¿Qué hay de Kim Junkyu? Nadie ha reportado se encuentre en ningún hospital.

-No tienes que preocuparte por él –fue la respuesta de Kanemoto-. Puedo darte mi palabra, y la de mi padre, de que no volverá a intervenir.

Park Jeongwoo abrió la boca para insistir, pero fue interrumpido por el muchacho pelirrojo.

-Japón. Mi padre lo ha exiliado a Japón.

Park Jeongwoo asintió. Por lo que Haruto le había comentado, empezó a dudar de si Kim Junkyu tendría lo necesario para sobrevivir a un ambiente tan hostil. Tan peligroso. ¿Sería capaz el señor Kim de hacerle eso a su propio hijo? ¿La sangre de su sangre? ¿O sería posible que todo fuese parte de una artimaña para mantener al chico con vida y no hacerlo responsable del crimen que acababa de cometer?

Sin embargo, aquel pensamiento pronto fue borrado de su mente. Por primera vez en su vida sabía podía confiar en las palabras de un Kim, a pesar de que no se trataba de un Kim al 100%, en vez de tener que recurrir al informante. Quizá sus días de conversar con Bang Yedam habían quedado ya muy lejos. Quizá, por primera vez en generaciones, las relaciones entre los Kim y los Park finalmente funcionasen en base a la confianza y acuerdos mutuos.

Qué curioso se hubiese necesitado un mestizo para ello.

Qué curioso se hubiese necesitado un mestizo para ello

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Gang BerryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora