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Era sábado por la tarde, y la mitad del colegio se encontraba sentada en las gradas del lado sur del campo de futbol, mientras que el colegio visitante se encontraba sentado en el lado opuesto. Era el primer partido de la temporada interescolar. Sentado en las gradas más cercanas al campo, se encontraba Park Jihoon con la cámara lista para fotografiar los mejores momentos del partido. Una pancarta con el nombre de Choi Hyunsuk descansaba a su derecha, lista para ser agitada a lo largo del partido, al tiempo que vitoreaba su nombre. En el campo de juego, se encontraban ambos equipos, realizando los calentamientos previos, mientras los jugadores conversaban entre ellos de manera animada.

Entre vítores, y con la adrenalina a tope, el reloj marcaba las seis y media en punto cuando el partido dio comienzo. Si bien la primera hora transcurrió sin ningún percance, había comenzado a llover veinte minutos antes de finalizar el partido. Lo que había iniciado como una simple llovizna, cinco minutos después tenía a los jugadores calados hasta los huesos. El campo de juego se había puesto resbaloso, y debido al marcador (4 a 4), a los jugadores poco parecía importarles el derrapar y mancharse de lodo, si aquello significaba podían meter un gol, o evitar una anotación del equipo contrario.

Kim Bangjeon ya había caído dos veces. La primera cuando le habían metido el pie para quitarle el balón. La segunda cuando él había hecho lo mismo al equipo contrario. En ambas ocasiones había sido Hyunsuk quien lo había ayudado a ponerse nuevamente en pie.

-Olvídalo –había sido la respuesta del mayor de los Kim, dándole una cariñosa palmada en el hombro para infundirle ánimos, y con esto ambos se pusieron en marcha para continuar con el partido-. Lo importante es anotar.

El quinto gol llegó a escasos dos minutos de concluir el partido. Con un derrape que le valió una nueva mancha gigante de barro en la pierna izquierda, Bangjeon hizo el pase decisivo a Hyunsuk, quien realizó la anotación que desempataría aquel partido y les garantizaba la victoria.

Emocionados como estaban, Hyunsuk subió a la espalda de Bangjeon, y corrieron así, durante más de un minuto, hasta que el árbitro dio el partido por concluido, con lo que finalmente Hyunsuk bajó de la espalda de su amigo para ambos celebrar con el resto del equipo.

-Qué debut –le dijo un sonriente Bangjeon, al tiempo que se acercaban al borde del campo para tomar un poco de agua, y toallas para limpiarse el lodo, el sudor y la lluvia-. ¿Vamos a lavarnos y te parece si vamos a cenar para festejar?

-¡Sukie!

Lo vio de pie en la primera fila. Park Jihoon llevaba la cámara al cuello, y sobre la cabeza, con ambas manos, agitaba una pancarta (a punto de deshacerse por lo empapada que estaba) donde ponía su nombre.

-Adelántate –fue la respuesta de Hyunsuk. Bangjeon frunció ligeramente el entrecejo, pero no dijo nada. In capaz de encontrar alguna excusa que le permitiese quedarse allí, se encaminó junto con el resto del equipo rumbo a los vestidores, específicamente a las duchas.

Hyunsuk se acercó al borde del campo con aquella amplia sonrisa cubriendo todo su rostro. Park Jihoon le sonrió del mismo modo, y sin perder un segundo, bajó la pancarta y se preparó para brincar al campo de juego.

-¿Qué tal lo he hecho, Hoonie? –preguntó alegremente Hyunsuk, al tiempo que extendía sus brazos para abrazar a su mejor amigo.

Jihoon se dejó caer, y lo abrazó con firmeza, mientras la lluvia seguía cayendo sobre ellos.

-¡Has estado increíble! MVP de hoy, si me permites decirlo.

Dieron un par de brincos al tiempo que seguían abrazados, y dieron un par más cuando se soltaron y se sujetaron de las manos.

Gang BerryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora