Capitulo 53

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Freen se maldijo mientras salía de su apartamento. Y mientras iba al vestíbulo. Y bajaba en el ascensor. Se maldijo mientras iba a la boca de metro. Y en el metro. Y aún estaba maldiciéndose cuando divisó el bar. Sólo voy a pasar por delante, decidió. Sólo salí a pasear. Es una noche agradable. Nada malo hay en dar un paseo.

Freen estaba a punto de cruzar la calle cuando descubrió la figura sentada a unos metros. Así que, se paralizó en cambio. Date la vuelta. No te ha visto. Regresa al apartamento y métete en agua fría. De hecho, métete en el congelador y quédate allí.

Pero por supuesto, no se escuchó. Probablemente porque su corazón estaba martillando tan fuerte que no podía oír nada. Complicaciones, complicaciones, coreó su lado más lógico. La lógica no estaba con ella esa tarde, desafortunadamente. Había una parte mucho más controladora animándole a pensar algo que decir. Millón y medio de posibilidades atravesaron la mente de Freen mientras atravesaba la calle.

Ciudad pequeña. A todas partes que vaya, allí estás. ¿Estás acosándome? Idioteces. Pero bueno, claramente soy idiota.

A un metro de Becky, Freen se detuvo. Estaba casi allí y no tenía nada que decir. Quizá podía fingir no notar a Becky y pasar de largo. Y si ella no te nota, ¿entonces qué? ¿Vas darte la vuelta y pasar una y otra vez hasta que lo haga? Probablemente.

Estoy demente. Estoy totalmente demente. Becky escogió ese momento para levantar la vista de lo que fuera que estaba haciendo. Dibujando, según parecía. Los ojos marrones inspeccionaron su alrededor hasta que, finalmente, aterrizaron en Freen. El reconocimiento fue lento, pero una vez registrado, fue reemplazado al instante por sorpresa. Y algo más que Freen no pudo descifrar.

Freen cerró el hueco entre ellos. Levantó la mirada hasta el rótulo sobre el bar y le sonrió a Becky. “¿Vienes aquí a menudo?” Una frase que Tee apreciaría.

Evidentemente, Becky fue cogida con la guardia baja. Pero dijo, “Yuki está intentando ponerse en contacto con su lado lésbico.”

“¿Por qué estás aquí fuera?” preguntó Freen.

Becky se encogió de hombros. “No tengo veintiuno,” contestó.

Al instante Freen recordó que el cumpleaños de Becky estaba acercándose. En realidad no se había olvidado; jamás podría olvidarse. “Ya veo,” dijo.

“¿También ibas a entrar?” preguntó Becky tras un momento.

Freen debatió cómo contestar la pregunta. La verdad era que sólo deseaba estar donde quiera que estuviera Becky. Pero no podía admitir eso. “Me gusta más aquí fuera,” dijo finalmente.

Becky pareció un poco desconcertada pero no siguió la línea de interrogatorio. “Yuki debería salir en cualquier momento,” dijo. “Ha estado dentro más de media hora o así. Dudo que esté mucho más.”
Freen frunció el ceño ligeramente. No le gustaba la idea de Becky sentada fuera todo ese tiempo. Sola, nada menos.

“¿Aburrida?” preguntó.

“No realmente,” contestó Becky y alzó un pequeño bloc de bocetos para énfasis.

“Eres artista,” dijo Freen. No era una pregunta porque ya sabía la respuesta.

Becky asintió ligeramente. “Algo así,” contestó.

“¿Puedo mirar?” Freen indicó al bloc. No tenía idea de dónde venía todo este valor, pero se imaginó que era mucho más productivo que sentarse babeando y balbuceando incoherentemente.

Becky dudó un instante, pero lo entregó. Freen se aseguró que sus dedos no se tocaran.

“No es mucho,” dijo Becky, claramente avergonzada por la perspectiva de tener a Freen Sarocha mirando sus dibujos. “Son sólo garabatos, realmente.”

Dulce Destino - FreenBecky adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora