Capitulo 28

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“¿Qué diablos fue eso?” exigió Yuki, limpiándose ketchup de la comisura de la boca. Se quedó mirando a Becky con obvia mirada de desaprobación.

Becky la miró con confusión. “¿Qué?”

Yuki usó el resto de su perrito caliente para apuntar en dirección de la primera y única “cliente” del día. “Acabas de regalarle tu pintura a una completa desconocida,” dijo. “¿Sinceramente crees que va a mandarte el dinero?”

“No importa,” contestó Becky, su mirada inconscientemente regresando a la desconocida a unos metros. “Le gustó mi pintura.”

Yuki agitó la cabeza. “Te tiraste lo más grande con esa pieza. ¿Por qué la regalaste? ¿Y quince dólares? ¡Creí que ibas a venderla por treinta!”

Becky se rió, abriendo la bolsa de galletitas que le había comprado a un vendedor. Como si la diferencias de quince dólares hiciera gran impacto en su estándar de vida. Además, el arte no iba de ganar dinero. Iba de autoexpresión y hacer sentir a otra gente... algo... lo que fuera. Además, la joven parecía... simpática.

Era un día tan hermoso. La gente había salido, el clima era cálido sin ser desagradablemente caluroso. Una buena brisa movía el aire. La gente era feliz e iba a lo suyo.

“¿Por qué estás sonriendo?” preguntó Yuki con suspicacia.

Becky sólo se encogió de hombros y le ofreció una galletita a su amiga. Eran buenas. Crujientes y saciantes. “Es que es un día precioso. Quizá regale todas mis pinturas.” Rápidamente miró el boceto del Angel of Waters y fue a por él.

“Excepto éste.” Metió la hoja con cuidado en su mochila.

“Ésa es otra cosa,” dijo Yuki, señalándolo con la lata de Pepsi de su mano. “¿Qué pasa con ese dibujo? ¿Qué fue esa mirada que me diste antes?”

“Se supone que es un regalo,” contestó Becky pacientemente.

“¿Para...?”

¿Por qué tenía Yuki que ser tan inquisitiva? Becky miró a su mejor amiga y se mordió con indecisión el labio inferior. Va a creer que es estúpido. “Frei”

Yuki dejó de masticar por un momento mientras sus ojos castaños claros volaban a los de Becky. Tragó. “Frei” repitió. “¿Online Frei?”

Becky se apresuró en explicarse. “Verás, su alias es AngelyPoeta, así que me figuré que probablemente le gustan los ángeles. Nunca dijo que sí, pero puedo asumirlo. De todas formas, pensaba mandarle el boceto del ángel. Quizá le guste.”

Yuki asintió despacio. “¿No crees que te estás poniendo un poco demasiado amistosa con esa lesbiana?” preguntó. “Podría empezar a hacerse una idea equivocada. Quiero decir, conversaciones online de toda la noche, regalos no solicitados...” Hizo una pausa. “A menos que se esté haciendo la idea correcta.” Le dio un codazo a Becky y le guiñó.

Becky miró al cielo. “No es eso para nada. No la conoces.”

“Tampoco tú,” señaló Yuki, terminando su perrito caliente. “Podría ser como... enorme, horrible... tío viejo. Con parche en el ojo y barriga cervecera. Y que le guste eructar el alfabeto en público y pasearse desnudo por su apartamento.”

Becky se rió. No podía imaginarse a Frei haciendo ninguna de esas cosas. “Es una chica. Y tiene veinticuatro años. Y es poeta y actriz.”

“Eso dice,” discutió Yuki. “No sabes seguro ninguna de esas cosas. ¿Te ha enviado ya una foto de ella?”

Becky se lo pensó. “Bueno, no. Pero yo tampoco le he mandado una de mí. No tiene idea de mi aspecto. Por lo que sabe, yo podría ser el gordo del parche.”

Dulce Destino - FreenBecky adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora