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Eran las 2 de la tarde, Ada y Tom habían invitado a su casa a Emily, estaban charlando tranquilos pero un silencio se apoderó de la habitación. Emily se notaba nerviosa y su pierna temblaba mucho, Tom notó esto y decidió preguntarle que le pasaba -Nada, bueno, si, algo me pasa pero me da vergüenza decirles...- respondió Emily avergonzada -Cuéntanos, no pasa nada- dijo la rubia mientras apoyaba su mano en la rodilla de su hermanastra -Me gusta alguien- confesó Emily mientras miraba a los ojos a su hermanastra, Tom elevó una ceja -¿Quién? si se puede saber...- habló el de trenzas mientras apretaba sus puños. Él le había agarrado mucho cariño a Emily y era su chiquita él no quería que ningún chico se le acercara. -Es que, no puedo estar con esa persona, es muy grande para mí- Tom suspiró aliviado y relajó sus puños -¿Puedes decirnos quién es esa personita?- habló Ada con una sonrisa -Bill...Me gusta Bill y mucho pero nunca vamos a poder estar juntos, él es muy grande- respondió Emily mientras escondía su cara entre sus manos como signo de que estaba muy avergonzada -Tranquila, ya se te va a pasar cuando encuentres a alguien de tu edad- dijo Tom, Emily los abrazó a los dos -Ni se les ocurra contar esto, eh- los dos adulos asintieron mientras se alejaban del abrazo. 

(. . .)

-¿Oliver, qué haces aquí?- preguntó Ada. Eran eso de las 12 del medio día, Oliver se encontraba parado en la puerta, Tom se había ido a comprar unas cosas así que no podría golpearlo, creo -Vine de visita, perdón por no avisarte preciosa. Ten te traje esto para ti- Ada sonrió y lo invito a pasar -Gracias, son hermosas- dijo mientras sostenía las flores que le trajo de regalo el rubio -Claro, son igual de hermosas que tu- Ada rodó los ojos con asco disimuladamente para luego mirarlo y fingir una sonrisa -¿Tom no está, cierto?- preguntó Oliver mientras se sentaba con total confianza en el sofá, Ada se molestó por su actitud pero decidió ignorarlo -No, en un rato llega- habló la rubia mientras ponía las flores encima de la mesa. 

Ada abrió la puerta y saludó a Oliver con una sonrisa obviamente fingida, el rubio se dio la vuelta para caminar hacia su auto y se encontró con la mirada de Tom, esta transmitía furia y odio, Oliver lo saludó con una sonrisa y Tom hizo lo mismo, el rubio se adentró al auto para luego perderse por la carretera.

-¿Qué hacía ese en nuestra casa?- preguntó Tom mientras se sacaba el abrigo violentamente y dejaba caer las bolsas con comida en el suelo -Vino de visita...- dijo Ada, Tom suspiró y dirigió su mirada a la mesa de la cocina donde se encontraban las flores que Oliver había traído -¿Te trajo flores?- preguntó mientras agarraba estas en su mano y soltaba una risa con ironía. Ada se limitó a asentir -Increíble, solo son seis flores, horribles, por cierto. Yo podría regalarte un campo de flores si tu quieres, podría comprarte todas las florerías del mundo, ¿Lo sabes no?- habló el de trenzas mientras rompía las seis flores que tenía en mano -Tom, ¡PARA!- gritó Ada, Tom tiró las flores al suelo y las pisó, se acercó lentamente hacia su novia, la tomó por la cintura y la besó. Ada enrolló sus piernas en la cadera del chico y subieron las escaleras, fueron al cuarto, Tom la tiró en la cama, la desnudó y empezó a besarla por todas partes. Ada lo miraba pidiendo algo más y su chico se sacó la remera, se acercó a ella y metió dos dedos dentro. Gemidos y jadeos se apoderaron de la habitación. Tom sacó sus dedos y se puso de nuevo la camiseta, Ada lo miró confundida -Si piensas que estoy feliz con esta situación, créeme que no. Pero es para que aprendas a no portarte tan mal conmigo Ada- sin esperar alguna respuesta de su novia se dirigió al baño.

Esto no se va a quedar así

-¿Me haces uno?- preguntó Tom mientras se sentaba en la barra de la cocina, Ada lo ignoró completamente mientras seguía haciéndose su café -Cariño, ¿Me haces uno?- siguió Tom elevando un poco el tono de voz, Ada se giró hacia él -No, hazte el tuyo- dijo con tono enojado en su voz para luego sentarse y tomar su café sin esperar a su pareja -¿Estás enojada?- preguntó Tom mientras se levantaba de su asiento para acercarse a ella y tomarla de la cintura, Ada lo empujó levemente -No, déjame- Tom se sintió mal por haber hecho eso anteriormente, pero fue solo para que Ada aprenda a no ser tan mala con él -No te voy a dejar nunca- dijo el alemán para luego tomar de la cintura a su chica y sentarla encima de la barra -Tom, no estoy de humor- el de trenzas ignoró a su chica y subió sus manos hasta el botón de los shorts de ella -¡TOM!- él siguió ignorándola, desabrochó su short y empezó a bajarlo, hizo lo mismo con las bragas de ella, Ada por más que estuviera enojada no podía decirle que no. Tom puso un dedo en cada rodilla Ada y abrió sus piernas lentamente mientras la miraba a los ojos -Lo siento chiquita- habló el de trenzas para luego acercarse a un más, Ada gimió al sentir la lengua húmeda de su chico pasar lentamente por su intimidad, Tom siguió pasando su lengua y Ada cada vez gemía más, ella lo miro a los ojos pidiéndole algo más, Tom la agarró de la cintura y la llevó al sofá, la recostó y sacó sus pantalones, abrió aún más las piernas de Ada y metió su pene dentro de ella, los gemidos por parte de los dos volvieron a apoderarse de la casa, pasaron unos cuantos minutos y Ada sintió como Tom se corría dentro de ella.

-¿Ahora si me haces café?- preguntó Tom para luego darle un leve beso en los labios a su chica -Los que quieras- respondió, mientras se cambiaba, Tom terminó de cambiarse y puso cara de preocupación al darse cuenta lo que había pasado -No usamos preservativo cielo- habló mientras miraba fijamente a Ada con nerviosismo, la chica se notaba tranquila -Pásame la caja que está en el cajón de la cocina- Tom hizo caso y agarró esa caja, se la dio en manos a Ada, ella la abrió y sacó un blíster de pastillas -Mira estas son mis pastillas anticonceptivas, tranquilo, ahora me tomo una- el alemán suspiró aliviado y le llevo un vaso con agua a su chica, ella tomó una pastilla -Aún sigo enojada- Tom rodó los ojos y los dos rieron divertidos, se quedaron sentados en el sofá tomando café mientras miraban la tele tranquilos.

¿AMOR? - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora