~Papá, mamá-

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Magda llevó a su nieta en su auto, al llegar todos se saludaron y luego Magda volvió a su casa, Isa fue a su cuarto y acomodó sus cosas, bajó las escaleras y vio a sus papás abrazados, Tom escondía su cara en el cuello de Ada dejándole pequeños besos y ella sonreía mientras le hacía mimos en el pelo -Papá, mamá- los llamó su hija, se separaron del abrazo y se acercaron a ella -¿Que pasa princesa?- habló el alemán -Quiero un hermanito- los dos adultos se miraron a los ojos y luego volvieron a mirar a su hija -Cielo, yo no creo que sea el momento para que tenga otro bebé, lo siento, yo de verdad no quiero otro bebé, estoy bien contigo- habló Ada mientras se agachaba para quedar a la altura de su hija, Isa suspiró triste y bajó la mirada, Tom tomó su mentón y la obligó a mirarla a los ojos -Lo siento cielo, papá si quiere otro pero hay que respetar la decisión de mamá- Isa asintió levemente con una sonrisa forzada y subió las escaleras, esta vez no estaba actuando, estaba triste, ella si quería un hermanito para cuidar y enseñarle un montón de cosas.

El tiempo pasaba y la banda de Isa se volvía cada vez más famosa iban de show en show, de entrevista a entrevista, de ciudad a ciudad y de hotel a hotel a Isa le gustaba mucho esa vida y no medía sus gastos cuando Tom vio como su hija no medía sus gastos se acordó de cuando era joven, que no medía sus gastos y compraba cualquier cosa que le gustara aunque luego no lo vaya a usar o aunque luego lo tire, pierda o regale.

Las semanas y meses pasaban, las giras y los shows seguían, Isa la pasaba muy bien con sus amigas y amaba a todos sus fans, siempre fue muy humilde y buena onda a pesar de que tenía mucho dinero ella siempre sería ella.

Era de noche, eso de las 10pm Ada y Tom estaban en una camioneta negra con vidrios polarizados volviendo al hotel luego del show de su niña y sus amigas, Tom miró para atrás, donde debía estar la otra camioneta que llevaba a las chicas, pero no la vio -Disculpe, ¿Por qué no está la otra camioneta detrás nuestro?- preguntó Tom al señor que manejaba -¿Cómo que no están?- respondió preocupado el conductor y rápidamente frenó la camioneta, salió de esta, agarró su teléfono y llamó al que parecía ser el otro conductor. Pasaron unos minutos y el hombre volvió a subir la camioneta, pero esta vez estaba regresando por donde vinieron -¿Por qué estamos volviendo?- preguntó Ada mientras sus nervios subían cada vez más -Chocaron...- respondió el conductor

<<No es cierto, mi hija está bien, abrazaré a mi hija y le diré que lo ah hecho genial como siempre lo hago, mi hija está en esa camioneta riéndose con sus amigas, mi hija está feliz de haber hecho otro show y que haya salido fenomenal, mi hija todavía desea a ese hermanito, mi hija saldrá de esa camioneta y nos abrazará a mi y a su padre diciendo que nos ama con su alma, mi hija esta viva.>>

Pensaba Ada repetidamente en su cabeza mientras lágrimas salían por sus ojos. Se giró para ver a Tom, estaba en shock, mirando a un punto fijo mientras lágrimas salían de sus ojos marrones, este miró a su esposa y negó con la cabeza, ella hizo lo mismo.

Los minutos pasaron y llegaron a donde estaba la camioneta negra, al rededor habían policías, bomberos y una ambulancia.

Tom agarró de la mano a su esposa y bajaron juntos de la camioneta, presenciaron todo lo que estaba pasando, la camioneta estaba dada vuelta, todas las niñas envueltas en una manta que las mantenía calentitas, todas, menos Jessica y su hija, Isa. Los dos adultos se miraron rápidamente y empezaron a buscar a su hija con la mirada, un policía se acercó a ellos -¿Ustedes son los padres de Isa Katherine Kaulitz no es así?- preguntó serio, los dos asintieron lentamente con miedo y preocupación -Lamento informarles que...- el policía siguió hablando pero Ada dejó de prestarle atención, lo escuchaba, claro que sí, pero se negaba a creer que esas palabras eran ciertas

-Se la van a llevar en una ambulancia-

-Las probabilidades de que sobreviva son pocas, lo siento-

Eso era lo único que Ada había recordado al darse cuenta de que el policía se había ido, esta miró a su esposo él lloraba desconsoladamente, ella estaba en shock, no quería creerlo.

Los dos se subieron a la ambulancia que llevaba a su hija, en la otra que iba al lado de ellos estaba Jessica junto a sus padres.

-¡Por favor déjenme entrar!- gritaba Tom mientras golpeaba con todas sus fuerzas la puerta del consultorio donde se encontraba su niña, de repente sintió como unas manos levantaban su camiseta y lo abrazaban por detrás, este rompió en llanto mientras le daba el último golpe a la puerta, se giró y se encontró con Ada, la abrazó y besó, los dos se miraban a los ojos mientras lloraban desconsoladamente, se quedaron sentados en el frío suelo del hospital en frente de la puerta en donde se encontraba su hija, los dos lloraban abrazados sin saber que hacer o decir. Tom avisó a Bill y él fue con ellos, a penas los vio los abrazó a los dos y ahora los tres lloraban.

El tiempo pasaba y no había noticias sobre Isa, estaban demasiado preocupados, ninguno tenía ni una sola gota de apetito, querían tener a su hija en brazos y abrazarla lo más que podían, acariciar su mejilla y decirle lo mucho que estaban orgullosos de ella, querían decirle que la amaban con toda su alma.

Tom no paraba de llorar, las lágrimas eran cada vez más fuertes los sollozos se habían apoderado del pasillo en donde se encontraba sentado, tenía su cabeza entre sus manos mientras negaba levemente con esta, estaba triste, demasiado, Isa era su hija y no quería perderla, llevaba su apellido así también como su sangre, era su hija y no podía perderla, amaba a esa niña con todo su ser, él sabía que si la niña fallecía no iba a superarla, ni con 15 psicólogos podría superarla a ella, a su niña, su princesa, su chiquita. Tom había dejado de lado el apodo de "Mi chiquita" para Ada porque ahora solo se lo decía a Isa, lo mismo con el hablar alemán, ahora él hablaba alemán con las dos y las dos hablaban alemán con él, había traicionado el "pacto" que tenía con su esposa, pero no le importaba en lo absoluto, esa niña se robó su corazón desde el día que sintió como su manito de recién nacida envolvía el dedo de él.

-Familiares de Isa Katherine Kaulitz-

¿AMOR? - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora