12. Cómo sonreír

397 50 27
                                    

Advertencia: Mención de contenido violento y temas delicados.
(Capítulo largo pero necesario)

╰✮╮

A la mañana siguiente, Steve invitó a Bucky a pasar el sábado con él en la casa de sus padres. A pesar de los eventos ocurridos horas anteriores, Steve no presionó a Bucky en la mañana mientras desayunaban para que le contara sobre sus malos sueños.

Ni siquiera cuando iban en el auto y Steve estacionó su auto en el loft de sus padres en Tribeca.

Han pasado años desde que convivió con los Rogers y aunque Steve le había dicho que sus padres estaban emocionados por volver a verlo, no podía evitar sentir cierta culpa tras los años que estuvo desaparecido de su radar.

No estaba de muy buen ánimo para una interacción social pero sabía que se lo debía a Steve, después de todo el hombre lo había cuidado durante la noche sin pedir nada a cambio.

—Llegamos. —anunció Steve apagando el auto y retirando las llaves— No tienes que decir nada si no quieres, lo entiendo y ellos también lo entenderán. Solo no quería que estuvieras solo.

Bucky agradeció esas palabras con todo su ser, pero aún así haría su mejor esfuerzo para convivir con Steve y su familia. Después de todo, ellos eran lo más cercano que le quedaba a una.

—Estaré bien —aclaró Bucky con una sonrisa despreocupada— vamos. Si paso un segundo más sin un abrazo de Sarah Rogers voy a explotar.

Steve sonrió ante el comentario y finalmente los dos salieron del auto para adentrarse a la residencia que no era para nada modesta como Steve le había dicho.

Era un departamento, si, pero de más de 45 millones de dólares, amueblado con las maderas más caras y piso de mármol increíblemente fino. Nadie con ojos totalmente funcionales diría que eso "no es nada".

En la sala, Sarah y Joseph Rogers los recibieron con una sonrisa de pintura, pero Sarah fue la primera en correr para envolver en sus brazos al castaño. Sarah había dejado de oler a canela y desinfectante de manos para oler a un perfume de flores que le atribuía cierta aura maternal y elegante. Su cabello era más gris que dorado y sus besos en las mejillas seguían siendo dulces como la miel.

— ¡Mírate, estás enorme! —dijo Sarah volviendo a besar su mejilla— Oh Bucky, ha pasado tanto tiempo. Me alegra que hayas venido.

—No podía dejar pasar la oportunidad para saludar, señora Rogers. —sonrió con nostalgia.

Joseph fue el segundo en recibirlo. Era casi aterrador como Steve era la copia exacta de su padre. El hombre tenía el cabello platinado peinado a la perfección y olía a tabaco y libros tal como siempre recordaba. Le saludó con un apretón de mano y una sonrisa agradecida, tal como la que un padre le da a su hijo.

—Es muy bueno volver a verte Bucky. —expresó Joseph— No sabes lo contentos que nos tiene que hayas regresado a la vida de Steve.

—A mi también me alegra haberlo hecho, señor Rogers.

╰✮╮

La hora de la comida transcurrió amena para los cuatro. Steve habló de su más reciente triunfo en el fútbol americano y su padre celebró entre palabras de aliento y sonrisas la victoria de su hijo. Sarah por otro lado se encargó de avergonzar a Steve contándole a Bucky anécdotas escolares del rubio mientras él se encontraba ausente y no pudo evitar reír ante el sonrojo intenso del menor y la risa contagiosa de su madre.

One Month to Fall | StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora