6. Cómo reír

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Al día siguiente, las cosas se volvieron un poco incómodas entre Steve y él. Bucky sabía que Steve insistiría con las lecciones porque el corazón del rubio no conoce el resentimiento y mucho menos lo tendría con él.

Las horas de clase se pasaban eternas para Bucky. Su cabeza daba vueltas y vueltas a la situación y sobre cómo iba a lograr que su amigo se reanimara un poco.

Como si sus plegarias hubieran sido escuchadas, Sharon Carter se sentó a su izquierda en silencio y supuso que había sido por la falta de asientos. Sin embargo, la idea que llegó a su mente al verla fue rápida como un relámpago.

—Hola Sharon —saludó cortésmente y con cierto nerviosismo de la posible reacción de Sharon, pues sabe que ambos no se agradan del todo— ¿Cómo has estado?

—Bien, gracias. ¿Puedo ayudarte en algo, Barnes? —volteó a mirarlo con incomodidad.

—Bueno... si. Es decir, a mi no específicamente. ¿Conoces a Steve Rogers?

La mirada de la rubia pareció brillar y recargó su rostro sobre su mano con repentino interés.

—Si, ¿a qué viene la pregunta?

—Perdóname si esto parece algo incómodo para ti pero Steve cree que eres agradable y él pobre aún se está acoplando todavía y él quería ver si podrían verse algún día para conversar o tomar un café. Dice que le gustaría conocerte más.

—Oh —se sonrojó— no tenía idea. ¿Te dijo que me preguntaras por él?

—Si, es que es muy tímido a veces cuando se trata de mujeres.

Pero no con hombres, pensó el castaño.

—En ese caso, ¡acepto! Dile a Steve que este es mi número para acordar la fecha de la salida. —le tendió una nota.

—Le diré, estará muy emocionado. Gracias de verdad.

—No hay de que. —dijo con una pequeña sonrisa.

La rubia no dejó de sonreír y participar durante toda la clase. Como si le hubieran dado un premio, vino a la mente de Bucky.

╰✮╮

La lección de conquista de esa tarde había comenzado con un silencio incómodo por parte de los dos y el golpeteo distractor de una mano sobre la mesa por parte de Bucky. Ambos estaban sentados frente al otro y era ridículo que ninguno se atrevía a mirar los ojos.

— ¿Vas a seguir pretendiendo que no hemos estado seis minutos sin decir nada? ¿O vamos a comenzar esto de una vez? —soltó Bucky tras suspirar y tallarse la cara denotando estrés.

—Lo siento, vamos a continuar. Aunque no creo que quieras mucho tomar esta lección por el momento.

— ¿De qué trata? —cuestionó con interés.

—Bueno, yo pensaba enseñarte a ser más relajado y carismático. Ya sabes, cómo hacerlo reír y eso.

—Pues hazlo. —se cruzó de brazos— No tengo un problema con eso. Prometo cooperar.

—Bien. —fijó la atención en su amigo— Mira, a los hombres nos dan risa un sin fin de idioteces que suceden en la vida diaria, cuando alguien se cae, algún apodo, una broma, etcétera. Pero para la conquista no solo queremos que el hombre se ría, sino que también se vaya dando cuenta de porqué lo quieres hacer reír. No queremos una risa escandalosa, solo una sutil.

—O sea para que vaya captando la idea de que le estoy coqueteando, ¿no?

—Efectivamente. —asintió— Es aquí donde entran tus cumplidos o frases para ligar Buck.

—Bien, intentaré algo contigo.

Bucky centró su atención en Steve examinándolo de arriba hacia abajo encontrando algo que resaltar de él. Cuando visualizó su objetivo, Bucky sonrió maliciosamente y dijo:

— ¿Siempre usas esas camisetas en V?

Steve miró extrañado su vestimenta y volteó a mirar al castaño.

—Mmm... algunas veces, ¿por qué?

—Por nada, sigue haciéndolo. Apuesto que las chicas siempre se llevan una bonita vista contigo.

El rostro de Steve enrojeció por completo y Bucky rió ante el efecto que había causado en su mejor amigo.

—De acuerdo, eso lo haces bien. —aclaró su garganta— Ahora pasemos con lo de reírse de uno mismo. Solo vas a utilizarlo durante las conversaciones casuales, lo hará sentirse cómodo contigo. Cuéntame alguna anécdota graciosa de ti y piensa que es Sam a quién se lo estás contando.

Bucky apretó sus labios en busca de algún recuerdo y mirando al piso, sonrió con nostalgia ante lo que había llegado a su cabeza.

—Cuando éramos niños Steve y yo, mi mamá nos daba a los dos cinco dólares para irlos a gastar en Coney Island a finales de mes. —los ojos de Steve brillaron al oír su nombre— La primera vez que queríamos subir al Ciclón no podíamos porque él aún no cumplía con la altura, así que nos subimos a las sillas giratorias. Cuando bajamos, Steve vomitó en mi camiseta de Mickey Mouse favorita y tuve que subirme semidesnudo al metro para regresar a casa.

Steve rió con ojos acuosos tras recordar aquellos días en donde Bucky siempre hallaba la manera de hacerlo sentir incluido.

—Tu mamá te dijo que la tiraras a la basura y esa navidad yo te regalé una nueva y un impermeable. —negó divertido ante la memoria.

—Mi mamá siempre se reía cada que la usaba.

La expresión de Bucky se tornó algo melancólica pero eso no impidió que se levantara del asiento y colocara ambas manos en los hombros de su mejor amigo. Dando un apretón suave y reconfortante, Barnes miró a Steve.

—Prometo contarte todo. En realidad lo hago. Solo no ahorita. Yo sé que sueno idiota diciendo esto, pero tenme paciencia, por favor.

Steve escuchó la súplica entrecortada del castaño y se levantó de la silla para envolver al castaño en sus brazos. Bucky pasó una mano sobre la espalda baja del rubio y aferró la otra a su hombro, aprisionándolo. Steve recostó su cabeza en el hombro ajeno y susurró sobre la tela de su camiseta:

—No te preocupes. Cuando sea que estés listo, aquí te espero.

Las manos de Steve trazaron pequeños círculos en la espalda de Bucky en el silencio de su habitación, hasta que el castaño se separó lentamente y le sonrió de esa manera que Steve siempre ha atesorado.

—Punk.

—Jerk.

Steve no era "Don Paciencia" regularmente cuando se trataba de ayudar a sus amigos, pero por Bucky, a Steve no le molestaba serlo.















Capítulo 1 de 3 de hoy.
Espero y les haya gustado. Voten y comenten. Nos leemos luego <3.
stuckyftlarry

One Month to Fall | StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora