16. Cómo querer

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El martes siguiente, Steve despertó por el frío que pasaba por su cuerpo al darse cuenta de que la calidez del cuerpo contrario había desaparecido. Dejándolo solo y más confundido que nunca.

Bucky obviamente tenía clases y una tarea que entregar que era importante y que Steve se comprometió a no distraerlo de hacerla. Y por supuesto que eso no había pasado.

Lo peor que despertar frío y cansado en una solitaria cama fue la realización que Steve tuvo la noche anterior. En su mente aparecían flashbacks de lo que había sucedido. El suave muslo de Bucky contra su mano, las cicatrices de su torso, esos pequeños lunares en su pecho, su rostro desconfigurado del placer, los sonidos que se escapaban de su boca... todo era demasiado intenso para él.

La última vez que experimentó ese sentimiento fue hace años cuando todavía era un chico de preparatoria enamorado de su compañero de equipo de lacrosse. Lo vió desnudo en los vestidores de aquel club campestre al que sus padres asistían de vez en cuando y su imaginación solía volar al caer la noche en su habitación.

Durante su vida, Steve había tenido varios compañeros y compañeras sexuales en la preparatoria y una sola relación seria con una chica llamada Cynthia que era hija de los ex-socios de sus padres, pero con todo y eso no recordaba haber sentido algo tan profundo en su vida.

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Eran las 3 de la tarde cuando Steve recibió un mensaje de Sharon mientras descargaba sus emociones en el saco de box del gimnasio.

Se le olvidó la cita por completo.

En cuanto vio su texto se dirigió a la ducha del lugar y salió disparado hacia la cafetería del campus con un simple pants y una chamarra cómoda. Su cabello era un desastre por el contacto de la toalla al secarlo bruscamente y la chamarra le colgaba un poco de un brazo dándole un aspecto desaliñado.

Sharon lo visualizó entre las personas y alzó la mano en un saludo para indicarle el lugar que había reservado.

—Lo siento, estaba en el gimnasio. Pero ya estoy aquí. De verdad lo siento. —se disculpó el rubio tomando asiento y empezando a revisar el menú frente a él.

—No te preocupes —dijo Carter con una pequeña sonrisa— lo importante es que llegaste.

Después de eso, ambos guardaron un cómodo silencio y checaron la carta para elegir su orden.

El resto de la cita, hablaron sobre sus respectivas carreras, un poco sobre política —para sorpresa de Steve, Sharon realmente sabía mucho de ello—, la biblioteca y los triunfos que Steve había tenido sobre el campo de juego. Sin embargo, luego de un tiempo los ojos de Sharon comenzaron a transformarse en unos azules grisáceos, su cabello se tornó de color castaño y recortado de tal forma que le daba un aspecto pulcro y adorable, su voz se agravó y sus labios se volvieron los más rosados y mullidos del planeta.

Su atención no encontró mejor lugar para centrarse que ese. De pronto, sus labios se entreabrieron y su vista se dirigió hacia los ajenos sin disimularlo. Su Bucky de repente había dejado de hablar y una sonrisa pícara se posó en su rostro. Sin pensarlo dos veces, se abalanzó contra ese dulce sabor que necesitaba probar una vez más.

Hasta que se dio cuenta de que esos no eran realmente los labios que él quería besar.

Se detuvo abruptamente y abrió los ojos con vergüenza al darse cuenta de que había sido una cruel broma la que su mente le jugó y encima besó a la persona equivocada.

One Month to Fall | StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora