Adriano
El auto de papá conduce demasiado rápido, estoy mirando mi dibujo de un corcel. Martin dice que soy muy bueno dibujando, tan bueno como él y papá, pero no sé por qué papá me llevó a la fuerza de su casa. Estaba muy enojado y mamá también. No sé qué pasó, pero estoy molesto porque me interrumpieron. Ahora tengo que terminar mi dibujo aquí, dónde no puedo hacer una línea recta porque papá conduce demasiado rápido sobre los baches del camino.
—No sé por qué Martin estaba así—escucho hablar a papá, aún está molesto, aunque él y Martin siempre discuten.
—La verdad me sorprendió que dijera esas cosas, no esperaba que se sintiera así—le responde mamá desde el asiento de copiloto.
—¿Qué cosas dijo el tío Martin?—pregunto levantando la vista de mi dibujo, es inútil intentar terminar el mismo aquí, así que me dejo llevar por la curiosidad.
—No son asuntos de niños, Adriano—me regaña mi padre con enojo—. Además no es tu tío.
—Antes decías que sí—replico porque ellos son mejores amigos, desde que soy un bebé lo he llamado así. Precisamente papá me enseñó a hacerlo.
—Pues ya no. Además aún estoy molesto contigo, armaste una pataleta cuando nos marchamos. Debes obedecer—continúa con su regaño.
—Aún no me quería ir—me excuso, también enojado.
—Eso no lo decides tú—me regaña también mamá con voz un poco más suave, pero está igual de enojada, lo sé—. Si te decimos que nos marchamos, es porque hay que marcharse. Tienes que hacer lo que ordenamos.
—Pero...
—Pero nada—me interrumpe papá, duro y seco—. O dejas de ser un malcriado o estarás castigado de por vida. ¿Entendido?
—Sí, papá—cedo de mala gana y cruzo mis brazos sobre mi pecho.
De repente, papá acelera aún más y mamá se pone un poco nerviosa, está lloviendo y siempre le ha tenido miedo a los autos cuando llueve, las calles son resbaladizas.
—Mi amor, despacio—sugiere con angustia evidente.
—No frena—responde papá sudando y moviendo sus pies con fuerza sobre la palanca de frenar.
—¡¿Qué?!—exclama mamá, asustada.
—¡Que no frena! ¡Joder!—golpea el volante con un gruñido de frustración mientras responde.
—¿Mamá?—llamo a mi madre con voz débil, asustado al verlos así de nerviosos, de repente siento ganas de llorar.
—Agárrate fuerte, Adriano—me ordena mamá con su rostro angustiado y su voz temblorosa. Tiende una mano entre los dos asientos delanteros y la agarro con fuerza, cerrando mis ojos. Si no veo lo que sucede no me afecta, eso quiero creer.
—¡Cuidado!
Es lo último que escucho proveniente de mamá, antes de que un fuerte sonido y una oscuridad inmensa me invadan, poniendo mi mente en blanco.
—¡Cuidado!—despierto entre gritos antes de darme cuenta de que estoy en mi oscura habitación.
—Adriano, tranquilo—me tranquiliza Genevieve a mi lado, preocupada. Siempre es la misma pesadilla, los mismos diálogos, la misma sensación de miedo y dolor—. ¿Otra pesadilla?—susurra besando mi espalda desnuda y sudada. Muevo mi hombro para que se aparte, me incomoda.
—Estoy bien, vuelve a dormir—espeto y me acuesto nuevamente, dándole la espalda.
—De acuerdo—bosteza como si no le importara y hace lo mismo que yo.
Mi decepción al encontrarme con Genevieve también es la misma, noche tras noche. Está ahí para mí, pero yo no la necesito a ella aquí para calmarme, necesito a alguien más. La busco a mi lado todas las noches. Busco sus cabellos castaños, busco con mi mirada su ojos color miel. Busco la suavidad de su piel, su olor a azucenas. Busco su voz angelical diciéndome que me calme, sus labios besando mi pecho mientras acaricio la curva perfecta de su espalda.
Suspiro y recupero la respiración mientras la busco a ella y solo a ella a mi lado. Busco a Camille, a mi Camille. Pero no la encuentro, ya no está aquí, se ha ido. Durante el resto de la noche, tengo esa sensación de pérdida, clavada en lo más profundo de mi alma.
ESTÁS LEYENDO
Buscarte
Storie d'amoreLibro #2 de la Duología "Mi arte" 🎨 ¿Cuánto puede cambiar la vida en dos años?Seguramente mucho, pero ¿Qué pasa cuando las cosas que creías haber superado en todo ese tiempo, regresan sin previo aviso? La vida de Camille cambió luego de conocer a A...