"Mi madre dice que un hombre solo debe inclinarse ante tres mujeres.- mencionó el joven con una sonrisa.- Eywa, su propia madre, y...
-Y?.- Pregunto la chica frenando al ver que él se detuvo.- oh....- no tuvo más palabras pues encontró la respuesta...
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— Lo'ak, ya caminamos mucho, ¿A donde vamos?.— se quejó Maxine.
— Ya estamos cerca.— respondió mienttas una sonrisa se formaba en su rostro tras distinguir los primeros signos de su cercanía.
Se adentraron en la isla, a medida que avanzaban lo único que tocaban sus pies era arena y rocas marinas.
Fue hasta que los pies de Maxine sintieron una textura diferente que miró hacia abajo.
— Esto es... ¿pasto?.— susurro sorprendida.— ¿Qué es esto?
— Y aún no has visto nada, mira allá.— señaló lo'ak.
Maxine alzó la vista, pudo distinguir lo que señalaba, frente a ellos, había una especie de bosque oculto por inmensas rocas, solo visibles por las luces de colores fluorescentes que emanaban de ahí, ambos conocían bien esos colores.
Sin esperar más lo'ak comenzó a correr hacia esa dirección, aun sujetando la mano de la pelirroja.
— Esto es imposible.— murmuro Maxine al contemplar el lugar.
Era un pequeño bosque omaticaya en medio de la isla, los colores de sus plantas, el sonido de los bichos, el aroma de los árboles, todo era como lo recordaban.
— Estos son...— susurro sorpendida mientras se acercaba a unas pequeñas plantas, estas se encontraban en una especie de maceta, y a su lado habían distintos tipos de ellas.
Lo'ak la siguió como una polilla a la luz, sin poder alejarse de ella, le divertían las expresiones de asombro de la muchacha, todo en aquel lugar, era Perfecto.
— Es un retoño de árbol.— continuó el na'vi .— un árbol de frutos azules, para ser exactos.— Maxine volteó a verlo rápidamente, este tenía una sonrisa en su rostro.— ¿Son tus favoritos no?, darán frutos en 2 años.
— ¿Tu hiciste todo esto?.- preguntó sorprendida.
— Bueno, el bosque ya estaba aquí, yo solo planté algunas flores y estoy haciendo crecer unos cuantos árboles más.— se encogió de hombros.
— ¿Como conseguiste las semillas?.— preguntó extrañada.
— Traje un poco conmigo cuando nos fuimos de casa.— explicó mientras miraba alrededor.— no sé bien para que, simplemente las traje.
— ¿Porque no me dijiste de este lugar?.— preguntó extrañada.
— Quería prepararlo para nosotros.— Alzó los hombros.— nuestra familia, pensé que si no nos adaptábamos a la vida marina al menos tendríamos un refugio aquí.
