"Mi madre dice que un hombre solo debe inclinarse ante tres mujeres.- mencionó el joven con una sonrisa.- Eywa, su propia madre, y...
-Y?.- Pregunto la chica frenando al ver que él se detuvo.- oh....- no tuvo más palabras pues encontró la respuesta...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Ojo espía con mi ojo.— tarareaba la pelirroja mientras daba vueltas en una silla giratoria.— Algo de color...azul.
— Yo.— respondió Norm cansado.— ¿No se te ocurre otra cosa?.— se encontraba observando una pantalla con mucho interés.
— Ojo espía con mi ojo.— continuó ignorándolo.— Algo de color... celeste.
— Las marcas de mi rostro o sea que soy yo.— respondió arto nuevamente, la chica abrió la boca para continuar.— Y de nuevo yo.
— ¿Puedes leer la mente o algo asi?.— preguntó fingiendo sorpresa, a lo que Norm rodó los ojos.
La chica se acercó cautelosamente sintiendo que ya estaba cerca de lograr su objetivo.
— Oye... sabes me gustaría salir a ver un poco afuera, me aburro aquí.— dijo la chica con voz dulce mientras se recargaba en el monitor.
Max se encontraba despierta ya desde hace una semana, había tratado de distraerse con todo lo que había en esa habitación que ya parecía un hámster en su rueda, se volvió algo tedioso.
— Sabes que no puedes, "Doctor P", dijo que no.— trataba de sacar los brazos de la chica de su pantalla.
— Pero no me alejare.— dijo con un puchero.— ¿ O acaso disfrutas tanto mi compañía?... ¿Qué tal una canción?.— dijo juguetona mientras agarraba su grabadora, a lo que norm dio un largo suspiro.
— Bien pero mantente cerca y si ves a alguien o algo entras inmediatamente.— aceptó ya harto de la situación.
— Gracias tío Norm.— gritó burlesca mientras salía rápidamente por la puerta, el adulto no puedo evitar reír, esa chica era un caso.
Norm sabía perfectamente que Max estaba probando su paciencia, sin embargo tenía que concentrarse, pues estaba analizando muestras de su sangre para encontrar algo que le indicara el porqué ella era distinta, un par de minutos sin la presencia de la niña no serían algo tan malo, pensó.
Max ya se encontraba tan lejos que apenas lograba ver el laboratorio, ciertamente había dicho que no se alejaría, pero no podía evitar la curiosidad que sentía al ver el inmenso bosque a lo lejos, pues en la tierra no había nada verde.
Ya adentrándose, empezó a escuchar unos pasos seguirla, hasta que algo se le ocurrió.
— ¡Ay no!, mi corazón... me falta aire.— dramatizó para tirarse al suelo.
Rápidamente unos brazos la dieron vuelta provocando las carcajadas de ella, observando a quien tenía en frente.
— Sabía que eras tú.— dijo con una sonrisa.— ¿ Por qué me sigues acosador?
— No te estoy siguiendo.— se defendió soltado a la chica de golpe dejándola caer, para comenzar a caminar.
— ¡Oh vamos!.— exclamó ella siguiéndolo.— se que lo hacías, la pregunta es... ¿ Por qué?.
