CAPITULO 1-2

145 20 0
                                    


–Mira, no es asunto tuyo, ¿de acuerdo? Déjame salir.

–¿Hasta cuándo lo permitirás? –preguntó entonces Yunho, mirándolo como si lo supiera todo– ¿Hasta que te incapacite para siempre y no puedas volver a patinar? ¿Hasta que te destroce todos los huesos del cuerpo? ¿O hasta que finalmente te mate?

Jongho lo miró boquiabierto, tenso al saber su secreto revelado. Si el ruso hablaba, si los jueces se enteraban...

–No sabes lo que dices –dijo entonces en un suspiro apenas audible–, no sabes nada.

–Sé más de lo que crees –respondió el otro, volviendo a cruzarse de brazos. De pronto sus ojos celestes se suavizaron, y cuando volvió a hablar su voz fue diferente– Yo también pasé por eso, Jongho, sé de lo que hablo.

Silencio. El americano negó con la cabeza, incapaz de hablar, las lágrimas brillando en sus ojos.

–Mi tutor –continuó Jeong Yunho con voz pausada y grave–, Choi Siwon. Estuve bajo su cuidado desde los seis años hasta los once. Cinco años, Jongho, toda mi infancia. Créeme cuando digo que sé de lo que hablo.

Jongho retrocedió hasta chocar con una mesa, y se aferró a ella como si estuviera a punto de caer. Toda una vida de abusos físicos con su padre, ocultándolo, resistiendo...y jamás se había permitido soñar con la posibilidad de... 

No, era imposible, era inútil soñar así.

Pero ahora venía este, su enemigo, a encender esa peligrosa chispa de libertad, avivar un fuego interno que había intentado reprimir siempre.

–¿Qué hiciste con él? –preguntó en un murmullo, como si temiera escuchar la respuesta.

–Escapé.

–¿Sólo eso? ¿Así de sencillo?

–¿Quién ha dicho que fue sencillo? –preguntó el rubio, ofendido, un halo de violencia resonando en su voz–. Tenía sólo 11 años, ¿piensas que es sencillo valerte por ti mismo a esa edad? –desvió la vista, como si los recuerdos fueran demasiado dolorosos para él, y luego continuó con voz calma– Nada ha sido un lecho de rosas para mí... Por eso estoy orgulloso de ser quien soy. Nadie me ha regalado nada, todo lo que conseguido con mi sacrificio.

–¿Y te crees que a mí sí? –preguntó entonces Jongho, volviéndose a él, las lágrimas brillando furiosas– ¿Acaso piensas que eres el único que ha sufrido? A mí no me cayó ningún regalo del Cielo, no nací con un "don mágico" como tú, todo lo que logré fue con esfuerzo, con sudor y lágrimas... Y sangre...

–Sangre porque sigues permitiendo. ¿Por qué no te deshaces de él? Ya no eres un niño, yo tenía ocho años menos que tú cuando tuve que convertirme en un hombre. 

–¿Deshacerme de él? –repitió Jongho con una risa triste– Es mi padre, maldita sea. ¡No puedo deshacerme de mi padre! No es un entrenador al que pueda despedir, no se irá de mi vida. Ni siquiera puedo tocar mi dinero si él no lo permite. Le pertenezco tanto o más que su casa o su auto...

–Entonces vete, vive por ti mismo.

–¡No puedo! ¿Qué haría para vivir? ¿Cómo haría para entrenar?

Los ojos de Yunho vagaron por la pared unos momentos.

–... a veces tienes que sacrificarte para obtener beneficios...

Jongho lo miró consternado. ¿Qué le estaba insinuando?.

–Quieres decir... ¿qué no patine más?

–...

–No... No, no, jamás... No, ¡no lo haré! ¿Cómo puedes decirme eso? ¿Dejarías tú acaso de patinar? ¿Lo hiciste incluso en aquel momento que dices? Oh, ya veo... Ya sé a dónde quieres llegar... Te vendría más que perfecto que yo me alejara del patinaje, ¿verdad? ¿Cuánta ventaja te daría eso? 

Sangre sobre hielo - 2ho / YunjongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora