CAPITULO 3-4

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Yunho, que concentrado se empalmaba tembloroso en aquel grueso falo. Un brazo alrededor de su cintura presionándolo hacia abajo, una boca húmeda recorriéndole el pecho, una mano masajeando rítmicamente su miembro y él tragándose el dolor con los dientes apretados, balanceando su cuerpo para acabar de acoplarse. Pero de pronto el rubio sintió que perdía el equilibrio. De un violento manotazo, Seonghwa había arrojado platos y cubiertos al suelo, haciéndolos estallar en mil pedazos, y ahora lo depositaba sobre la mesa, sin separar su unión ni dejar de besarlo.

-Tú eres el mejor manjar -susurró, devorándole la boca en un beso profundo y apasionado, mientras acomodaba las largas piernas de su niño alrededor de su cadera-. Eres tú el único alimento que deseo.

Yunho no pudo reprimir un grito de dolor cuando su entrenador acabó de penetrarlo con un solo y certero empuje, al que le siguieron otros no menos violentos, y estiró los brazos para poder aferrarse de algo cuando su cuerpo comenzó a ser azotado vigorosamente.

-Hermoso, hermoso... eres tan hermoso -repetía Park, descorriéndole el cabello hacia atrás, para poder ver con claridad las muecas de dolor que no podía disimular-. Tan delicioso... tan virgen como la primera vez...

Yunho respiraba con dificultad, atrapando con las piernas el robusto cuerpo de Seonghwa que jadeaba sobre él, entremezclando palabras obscenas con dulces frases de amor. Y se dejaba invadir ya sin resistencia alguna, incapaz de asirse a nada firme pues la mesa se movía al ritmo de las embestidas. Las fuertes manos del hombre atrapándolo firmemente, presionándolo contra él para no perder la unión ni por un instante. Seonghwa lo mordía y rasguñaba para luego lamer su piel sonrosada con una fruición alocada, sin perder el ritmo salvaje y desenfrenado de sus caderas.

El dolor cambiaba pero no cedía, y Yunho comenzaba a percibir ya el sabor de lo conocido. El momento de frenético éxtasis antes de la caída, cuando Seonghwa descargaba un rosario de alabanzas entrelazado de jadeos y él solo gemía, pensando esperanzado que el fin se acercaba ya. Sí, pronto acabaría el dolor, pronto ese fuego abandonaría su cuerpo dejando el ardor como esquela de una futura profanación. Un poco más... un poco más y otra cuota de su deuda quedaría saldada.

El pesado cuerpo se estremeció sobre él y una humedad caliente inundó su interior. La botella de vino se derramó debido al brusco movimiento, empapándole el cabello. Jadeante, casi desvanecido, Yunho abandonó la cabeza a un lado, y vio la mancha roja extenderse por el prístino mantel.

Como sangre esparciéndose sobre el hielo...

-Te amo tanto... -murmuró Park, desfallecido sobre el cuerpo que acababa de poseer-... tanto que... mataría por ti...

Yunho parpadeó, agotado. El fuerte aroma del vino en su pelo lo mareaba. Pero Seonghwa se incorporó para mirarlo a los ojos, para asegurarse de que había sido escuchado.

-¿Me oíste...? Mataría a cualquiera que quisiera arrebatarte de mi lado... A cualquiera... Eres mío, Yunho... soy capaz de cualquier cosa por ti. 

Lo besó en la boca, lamiéndole lentamente los labios, para luego descender con aquella boca húmeda por su pecho, su vientre y aún más abajo.

Yunho dejó escapar un jadeo cuando aquella lengua se deslizó como loca por su intimidad, pero lo que acababa de escuchar lo había dejado demasiado traumatizado. La insinuación era clara, y atar los cabos sueltos no tardó en llevarlo hasta Jongho... Su respiración se agitó y no fue placer lo que lo hizo temblar cuando su miembro fue succionado con énfasis, sino terror.

"Mataría por ti"

¿Acaso Seonghwa sería capaz de...?

Permaneció sosegado, intentando ocultar su temor.

Sangre sobre hielo - 2ho / YunjongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora