El Portal Estelar

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Hermione se armó de valor y siguió serena a Osiris a través de un largo pasillo de piedra e iluminado con antorchas colgadas en las paredes. Al cabo de unos minutos y cuando ya parecía que el sendero se hacía interminable, se detuvo frente a un arco pintado de rojo y amarillo con diversas imágenes de la época. Solo una llamó la atención de Hermione: aquel arco formaba una especie de puerta en la pared y en la cúspide se encontraban dibujados unos ojos en los que halló algo familiar. Sin embargo, no pudo continuar observando con detenimiento pues Osiris la invitó a seguir, señalándole que debía avanzar junto a él.

Ambos ingresaron por el pasadizo luego que Osiris tocara con su dedo índice algunas imágenes específicas, cuya combinación daba la clave de acceso. Hermione eso no lo pasó por alto.

Al traspasar el umbral, el escenario definitivamente había cambiado en forma abrupta: se encontraban en una cámara de acero, con unos botones de luces de colores a un costado, cuya puerta se abrió de repente: era un ascensor.

—Adelante —dijo Osiris con sonrisa jactanciosa. Al parecer se dio cuenta de que ella había quedado perpleja con lo que estaba viendo. Pero como se lo juró, intentaría no realizar ningún comentario, a menos que fuera extremadamente necesario.

Ingresó al ascensor y su acompañante de inmediato presionó la tecla verde con una flecha que indicaba hacia abajo. La puerta se cerró en forma automática y comenzó el descenso que parecía no tener fin.

Al cabo de un par de minutos el elevador detuvo su marcha y la puerta se abrió. Lo que sus ojos vieron era de no creer. Parecía que estaban en una de esas salas de comandos espaciales o algo totalmente fuera de este mundo, tanto que parecía que habían avanzado en el tiempo miles de años. Se encontraban frente a un enorme complejo, una sala en cuyo fondo se observaba una pantalla gigante que estaba monitoreando al planeta. En los cinco continentes podía observar algunos puntos rojos que centelleaban y otros estaban fijos.

Frente a esa pantalla había tres filas de computadores de última generación manejados por hombres y mujeres que vestían una especie de uniforme azul, que era un over-all con cremallera delantera. Debían ser unos veinte, que iban y venían, monitoreando algo, no pasó mucho tiempo para que Hermione se diera cuenta qué. Apresuró su paso hasta la pantalla en donde en un costado decía: «Orion Control System» y estaba la imagen de un satélite girando sobre sí.

—¿Dónde demonios estamos?

—¡Hasta que al fin hablaste! Llegué a creer que, de la impresión, habías quedado muda —se burló mientras la gente que estaba allí la miraba sorprendida al escuchar la osada expresión con la que la recién llegada se había dirigido a su líder.

Osiris solo negó con su cabeza y con una mano les indicó a todos que siguieran en lo suyo. La gente comprendió de inmediato y retomaron las labores.

—Son científicos, algunos de la Nasa, otros de Unión Soviética y algunos astrofísicos japoneses. Todos han venido conmigo pues les he mostrado lo que podemos hacer para cambiar el mundo.

—¡Los hechizaste! —espetó segura, mientras trataba de memorizar cada detalle de los antecedentes que tenía en pantalla, así como la disposición de cada equipo al interior del salón.

—Increíble, pero no. Ellos solo me escucharon, vieron lo que podía hacer y lo que juntos podíamos realizar por el mundo futuro. Ellos con su ciencia y yo con mi magia hemos hecho todo esto —dijo mostrando la instalación que a los ojos de Hermione no tenía nada qué envidar a las mejores de su tiempo.

—Dime Salazar u Osiris, ¡ya ni sé con quién hablo! —el hombre se encogió de hombros en señal de que poco o nada le importaba cómo le dijera—. ¿Qué pretendes? ¿Qué vas a cambiar? ¿Cómo diantres lograste hacer esta instalación si hace tan solo un día te encontrabas en Londres?

OJOS DE ANGEL IV: SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora