El Alma de Isis

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Draco apareció al interior de la tienda en donde los ocho del futuro tenían el campamento, cargando a Hermione. Apenas llegó al lugar, se dirigió de inmediato a una de las literas en donde la recostó sobre las cobijas. Ella temblaba y la mancha roja del brazo se extendía ahora desde su cuello hasta la punta de los dedos.

Con su varita logró quitarle el collar que parecía ahogarla y soltó su cinturón. Hermione dio un respiro profundo, parecía que algo de comodidad le había logrado otorgar.

—Estamos juntos de nuevo, amor —le tomó una mano y se la llevo a sus labios para depositar allí un suave beso. Luego acarició su frente. Estaba preocupado porque sabía que debía trasladarla con urgencia a un hospital, pero el portal se abriría solo a las siete de la mañana y para eso aún faltaban por lo menos unas diez horas. En ese instante aparecieron allí mismo Pansy junto a Perséfone, ambas habían sido enviadas de seguro por Dean o Harry, quienes se habían quedado en el palacio en busca de Osiris.

Pansy rápidamente se acercó hasta Hermione y le colocó una mano en la frente, momento en el que ella abrió los ojos y le sonrió a Draco.

—¿Y ahora eres medimaga, Parkinson? —preguntó Draco a su antigua compañera de Slytherin, quien lo miró sonriente para luego acercarse a un maletín que estaba sobre un mueble.

—Ser la novia de un cazador me ha enseñado a utilizar algunas cosas muggles bastante útiles, como por ejemplo mantener un botiquín completo. Claro que mejorado con una que otra poción —expresó mientras hurgaba al interior de éste.

—Hermione dijo que podía ser un shock anafiláctico, ¿estás familiarizada con este término?

—Sí, claro. Espero que no lo sea, además por el tiempo transcurrido, dudo que se trate de eso —Pansy se acercó nuevamente a Hermione y Draco tuvo que ponerse de pie para que ella se sentara a la orilla de la cama—. Granger... Hermione, mírame, dime ¿qué insecto te picó? O, ¿recuerdas haber comido algo extraño? —Hermione entreabría sus ojos y giraba su cabeza hacia ambos lados. Su estado a cada instante empeoraba más. Pansy le tomó el rostro con sus manos como para hacerla reaccionar —Granger, es importante. Dime, ¿recuerdas algo?

—No... No me acuerdo —respondió en un confuso murmullo.

—Trata de recordar... ¿fue un escorpión, acaso? —Perséfone también se acercó y se acuclilló a la orilla de la litera—. Aquí hay arácnidos inmensos... ¿han oído hablar de la araña camello?

Draco la miró asustado. Lejos de tranquilizarlo lo ponía más nervioso y eso que pensaba que la única desatinada en sus intervenciones orales era Luna Lovegood —¡Espera un momento! ¿Araña camello, dijo? ¿Sería una araña con joroba? ¿Con dos? ¿Una araña dromedaria?

—Se llaman así, Draco Malfoy, pero no tienen jorobas. —respondió Perséfone en tono cansino y rodando los ojos.

—¿Cómo sabes lo que estaba pensando? ¿Segura que era una especie de diosa olvidada del Olimpo? Creo que eres una bruja.

—Ni bruja, ni olvidada... eso espero... Pero bueno, hoy siento que mis poderes, en todos los ámbitos, han aumentado. Quizá sea el ambiente, nada más. Supongo que cuando regrese a nuestro tiempo volveré a ser igual que siem... —No pudo seguir hablando pues Hermione comenzaba a realizar una especie de balbuceo para luego toser. Pansy le tomó la cabeza para que Draco le diera un poco de agua.

—No me picó un bicho, fue solo el roce con una araña.

—¿De qué tamaño era la araña? —le preguntó Draco.

OJOS DE ANGEL IV: SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora