Alianza

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Neith guio a Draco y al resto hasta unas ruinas abandonadas un par de kilómetros antes de llegar a la ciudad. Era una especie de fortificación antigua utilizada por generaciones anteriores que servía para guarecer a la población de posibles ataques afuerinos. Tal edificación no estaba a vista de todos. Para poder acceder a ella, Neith debió pronunciar algunas palabras, previamente acordadas con Jety, con las cuales podría avisar su llegada e ingresar:

—Hurus, Dios Eterno del Nilo, he llegado con nuestros aliados —la edificación real se hizo visible: una construcción de piedra, de casas bajas cercadas por un alto muro también de piedra, fue lo que se erigió delante de ellos.

Los techos de las construcciones más pequeñas eran planos y de grandes losas, sin inclinación pues lo escaso de las precipitaciones hacía que aquello fuese innecesario. Las paredes posiblemente estaban elaboradoras con barro y caña, ya que la madera gruesa era difícil de encontrar en esos lugares. Las casas tenían pocas ventanas y si las había, estas eran pequeñas. A lo lejos podían ver dos columnas extraordinariamente gruesas que eran las que marcaban el inicio de la morada del faraón.

—Nosotros no somos un pueblo guerrero, pero hubo que armar un ejército para defender las cosechas de las invasiones de oriente y occidente. De ahí que la hueste ha sido permanente. Cuando apareció Osiris, Johém, el asesor de Jety, se hizo pasar por nuestro faraón. Así él tuvo tiempo para reunir a algunos guerreros junto a sus familias y traerlos a este lugar, pero no fue suficiente —explicaba la muchacha mientras caminaban por el camino de piedrecillas que los conducía por medio de la ciudadela. En su andar, pudieron observar a algunos guerreros que se erguían y saludaban en forma amable.

—Entonces Osiris no sabe que tiene a un faraón falso —coligió Sam.

—Así es joven Sam. Johém está prisionero en lugar de Jety. Nosotros daríamos nuestra vida por nuestro faraón. Johém es afortunado —agregó Neith mientras que Draco solo frunció el ceño a Harry y este meneó la cabeza en forma negativa a objeto de que no se le ocurriera hacer una intervención fuera de lugar. Debía entender que esos eran otros tiempos en donde el derecho a pensar por uno mismo no existía, menos la libertad de expresión.

Mientras caminaban lograron ver que al fondo de la edificación se divisaba la casa central la cual estaba sobre un cimiento un poco más alto, esa debía ser la vivienda del gobernante. En el tercer escalón se encontraba un hombre de pie, calvo, delgado que debía estar en sus treinta y tantos, vestido con una túnica blanca. A su lado dos hombres de torso desnudo con lanzas en sus manos, lo resguardaban.

—Bienvenidos sean, señores del futuro. Soy Jety V, Rey del Nilo —dijo levantando los brazos, dándoles la bienvenida.

Harry se acercó y lo saludó. Realmente no sabía si darle la mano, pero lo hizo y Jety le correspondió.

—He viajado por muchos lugares, joven Potter y conozco bastante del mundo exterior —añadió mirando impaciente al resto del grupo—. ¿Son solo ustedes? ¿Y la mujer del cabello rojo?

—¿Mi esposa? ¿Ginny? No pues ella se... ¿cómo sabe que...?

—No, en realidad no me refería a su esposa, señor Potter. Pensé que serían más —el tono de desencanto en el hombre fue indudable para todos.

—Bueno sí, hay dos más de los nuestros en el campamento —informó Draco quien se había acercado al faraón y, tal como el resto, había quedado impactado al ver el parecido que tenía él con aquel hombre que estaba delante de ellos. Era como si mirarse un espejo, solo que el reflejo lo mostraba sin cabello.

—¿Sorprendido? —preguntó Jety al ver el rostro de asombro de Draco—. Pues créame, yo también lo estoy. Aunque podría asegurar que esto no es casual y que usted puede ser un descendiente de mi linaje. Bueno, al final de cuentas las todas las familias del mundo tienen un parentesco.

OJOS DE ANGEL IV: SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora