Sembrando Dudas

1.4K 102 32
                                    

Hermione se encontraba apoyada en la pared del balcón y mirando hacia el cielo estrellado, corría un aire tibio y seco que la invitaba a nadar en sus pensamientos. Abajo lograba ver algunas antorchas encendidas y varios lugareños yendo de allá para acá. De seguro que había alguna celebración por el sonido suave y acompasado de unas cuerdas que se escuchaban a lo lejos. Podría decir que se trataba de algún instrumento musical parecido al harpa.

Estaba cansada y sin nada en las manos. Nada que le diera indicios de cómo salir de allí o de cómo comunicarse con sus seres queridos. Por más que había intentado desaparecer, simplemente no podía. Era evidente que Osiris no había dejado nada al azar y que había tomado las medidas necesarias para evitar que ella pudiera hacer magia, incluso sin su varita. Lo único que le quedaba era el anillo de matrimonio pero sabía que el hechizo que éste tenía solo le servía para que Draco se enterara de su posición exacta, mas no le era útil como medio de comunicación.

Dio un fuerte suspiro de hastío para luego acercarse a la cama dejándose caer sentada y abatida. Sí, necesitaba un descanso, pues eran muchas las emociones experimentadas en tan poco tiempo. Sin embargo, entendía que no podía perder ni un minuto más. Extrañaba demasiado a sus hijos, ¿qué estaría haciendo Rose Luna en ese momento? ¿Y Scorpius? ¿Y Draco? ¿Estarían preocupados? ¿Se habrían reunido para planificar un rescate? ¡Por Merlín que deseaba saber qué ocurría en su mundo! Pero más que saber qué ocurría, deseaba estar con ellos, abrazar a sus hijos, besar sus frentes, decirles cuánto los amaba. Deseaba a besar a Draco, decirle que lo amaba con todo su ser, tal como cuando se enamoraron en Hogwarts; que si besó a Sam, había sido solamente por un impulso al cual no se pudo resistir.

Debía reconocer que en un momento sintió una fuerte atracción hacia Sam Winchester, pero eso ya había pasado; también debía reconocer que se equivocó al no decirle a Draco lo de la carta que el cazador le había enviado. Sí, un error horrible y que daba la prueba de una infidelidad que no fue tal. Ese beso que le dio en el museo no fue por propia voluntad. Fue Isis quien la indujo y manipuló. Ella solo obedeció porque no entendía qué le ocurría, ni sabía a qué se enfrentaba.

—Draco, por favor, entiéndeme y perdóname —pensaba mientras una lágrima resbalaba por su rostro. Jamás creyó que otra vez se separaría de él. No estaba dispuesta a perderlo nuevamente. No, esta vez no. Haría lo que fuera por regresar a su hogar. Debía huir, pero tenía que pensar todos los pasos a seguir y ser como Osiris, no dejar ningún espacio al equívoco. Planificar fría y calculadamente cada uno de los movimientos que realizaría. Pero antes, debía elaborar un plan.

Se puso de pie mientras daba un resoplido caminando en círculos en la habitación, intentando aclarar sus ideas. Tenía que analizar los pasos dados en el día para deducir qué había sacado de todo lo visto hasta ese momento:

Primero: había estado en esa especie de sala de control tipo Nasa en donde el equipo de científicos y expertos del siglo XXI que Osiris había traído al mundo Egipto antiguo, intentaba poner al servicio de este «dios-faraón» toda su ciencia y tecnología;

Segundo: el portal que intentaban construir para abrir un camino directo entre este mundo y el planeta llamado «Alniltak Mintaka», correspondiente a la constelación de Orión, estaba más cerca de concretarse conforme pasaban los minutos;

Tercero: Osiris quería cambiar el futuro para evitar que la historia se escribiera tal como había ocurrido.

Cuarto: (y lo peor para ella), era que Osiris quería casarse, pero eso no encajaba en ninguna de las piezas del rompecabezas que intentaba armar, ¿por qué quería hacerlo? ¿En dónde estaba el amor por Isis? ¿Qué pretendía con todo aquello?

No, su instinto de policía le decía que había algo más. Algo que ella no estaba considerando pues no era lógico ese matrimonio, ¿por qué? ¿Para qué? ¿Qué obtendría él con esa unión? Era evidente que Osiris intencionalmente había omitido algo. Eso, si toda la sarta información entregada durante el día, fuese verídica.

OJOS DE ANGEL IV: SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora