Cap. 28: El juicio (primera parte)

96 5 48
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Amé con locura esa foto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Amé con locura esa foto.. ☝️
¿No son preciosas esas sonrisas?
Ahhhh!!! Los amo tanto 💜

Entraron a la habitación comiéndose a besos.
Mike pudo lograr abrir la puerta al quinto intento, al tantear el picaporte de espaldas a la misma mientras devoraba la boca de Chester completamente desaforado.
Una vez dentro, Chaz la cerró de una patada y siguieron besándose hasta estamparse contra la pared de enfrente.
Mike le recorrió toda la cara con besos y lamidas lujuriosas.
Estaba desbordado de placer y no veía el momento de fundir su cuerpo con el cuerpo del rubio.
-Ayy mi amor.. que ricos que son tus besos- murmuraba Chester, el cual se sentía perdido en el roce de sus labios inquietos deslizándose desmesurados por toda su piel.
Los ojos de Mike se posaron sobre los suyos y Chaz sintió que no tenía escapatoria, no podía ni quería huir de esa cárcel en la cual se encontraba prisionero.
Estaba dispuesto a dejarse llevar, a entregarse ferozmente a sus más salvajes deseos, dejando que el fuego lo consumiera, le quemara todo el cuerpo, lo matara lentamente.
-Tu boca es la culpable de hacerme sentir tan excitado.. quiero más y más, nada me parece suficiente, quiero besarte hasta desgastarme los labios- le susurró mientras lo empujaba hacia la cama.
Chester suspiró en su boca y se dejó arrastrar, hasta que sintió que sus tobillos chocaron contra la madera y acto seguido se cayó de espaldas sobre el colchón, con Mike encima suyo.
-Sos tan perfecto...- le confesó, mientras le besuqueaba el cuello y le metía una mano bajo la ropa, acariciándole el pecho y los abdominales.
Tenía la piel hirviendo, pero a su vez erizada como si de repente le hubiera dado un escalofrío.
Ese había sido el efecto de sus toques y sus palabras.
Mike era consciente de que el rubio estaba completamente derretido por él y sus besos, y disfrutaba aprovecharse de eso.
Disfrutaba hacerlo estremecer con sus caricias, con sus manos impacientes y ansiosas tocándolo todo.
-Sos tan perfecto.. y te amo- repitió, mientras le levantaba la remera y le recorría el estómago con la lengua.
Fue bajando despacito y le dio una mordida a su bulto por encima del pantalón, logrando que Chester pegara un brinco, producto de la excitación.
-Ayyy diossss.. si tu propósito es matarme desde ya te digo que lo estás logrando- le murmuró, cerrando con fuerza los ojos y mordiéndose los labios.
Mike se rió y ese sonido era música para sus oídos.
-Mi propósito es hacerte feliz, complacerte, robarte cada uno de tus suspiros, derretirte por completo el corazón y que me ames cada segundo un poco más- le respondió, mientras le dedicaba una mirada cargada de amor.
Luego llevó sus manos a su cinturón y se lo desprendió.
Chester se incorporó y se quitó él mismo la camiseta, al tiempo que lo tomaba a Mike del cuello para besarlo con ansias después de haber sido testigo de esa hermosa declaración.
-Cada día que pasa, cada minuto desde que nos conocemos no dejé de amarte, me robaste el alma entera, me haces infinitamente feliz y deseo estar a tu lado hasta el último momento de mi existencia en este mundo- le declaró, separándose unos centímetros de sus labios para mirarlo profundamente a los ojos.
Mike suspiró al escuchar esas sentidas y sinceras palabras.
No podía sentirse más enamorado qué cómo se encontraba en ese momento.
Estaba flotando, sumamente perdido en esas hermosas sensaciones que habían cobrado protagonismo en su sistema.
-Entonces hagamos de este instante algo mágico, déjame amarte como vos te lo mereces, déjame curarte cada herida que te hicieron, déjame sanar tu corazón, quiero ser el único que logre cicatrizar cada pena que te haya derrumbado, cada dolor, cada cruel sentimiento que te hizo sufrir en el pasado.. Déjame hacerte feliz hoy y siempre, te amo con cada célula de mi cuerpo- le dijo mientras le deslizaba los pantalones por sus piernas, hasta quitárselos por completo.
Al volver a concentrar su mirada en el rostro de Chaz, descubrió que estaba llorando.
Enseguida le secó las lágrimas con sus pulgares y le dio un besito dulce en la punta de la nariz.
-Ayy, me siento poderoso al saber que mi discurso tan cursi logró emocionarte- acotó entre risas, mientras se sacaba la remera y la revoleaba hacia alguna esquina de la habitación, la misma donde reposaba toda la ropa del rubio.
Éste le dedicó una mirada entrecerrada, haciendo una mueca de simulado fastidio.
-No te creas tan importante, puede ser que se me haya metido una basurita en el ojo- le exclamó, sacándole la lengua.
Mike emitió una sonora carcajada, mientras se levantaba de la cama para sacarse los jeans.
Luego se volvió a posicionar encima de Chester.
-Jaja, si vos lo decís.. igualmente yo no te creo nada, es obvio que te morís de amor por mí y no lo podes disimular- le argumentó, poniéndole las manos a los costados de la cabeza, sobre la almohada, para poder inclinarse lo más que fuera posible sobre su cara.
Chaz sentía su cálido aliento rozándole los labios y el calor que se estaba disipando por todo su cuerpo ya era demasiado notorio.
Involuntariamente empezó a elevar un poco las caderas para poder refregarse contra la erección de Mike, la cual ya estaba haciendo estragos sobre la suya.
El miembro le palpitaba furioso.
La sangre le hervía estrepitosamente.
Sentía que el corazón iba a salir disparado de su pecho, a causa de lo rápido que le latía.
Ya no podía tolerarlo más.
Necesitaba consumir la llama que Mike había logrado encender en su interior.
Sino la misma iba a quemarlo vivo.
Así que se entregó sin contemplaciones a sus más bajos instintos.
Se rindió frente a los sensuales encantos del moreno, el cual en ese momento lo observaba con la mirada empañada por el deseo.
Chester jadeó extasiado y le dedicó una sonrisa atrevida.
Acto seguido dio un giro imprevisto sobre su espalda, logrando dejar a Mike debajo de su cuerpo.
Lo miró a los ojos, sintiendo que se perdía en lo oscuro de sus pupilas, y luego sin aviso se lanzó a su boca en un beso ardiente y colmado de necesidad.
Mike gimoteó en medio del beso y lo abrazó fuerte, logrando que sus cuerpos se pegaran aún más si es que eso era posible.
-Vos sos perfecto Micky- le balbuceó, mientras le besaba el cuello y los hombros.
-Sos perfecto y absolutamente mío- y dicho así se fue deslizando hacia abajo hasta que rozó su ombligo con la lengua.
Le besó todo el vientre y luego le bajó los bóxers despacito, aspirando el perfume delicioso de su piel, sintiendo que el placer enorme que ese acto le producía por todos lados, iba a quebrarlo.
Se levantó apenas unos centímetros de su regazo para bajarse su propia ropa interior y a continuación acomodó el imponente miembro de Mike en su entrada.
-Te quiero disfrutar así, en crudo, que me perfores hasta lo más profundo.. Necesito sentirte, que me rompas por dentro, ser víctima del placer más extremo que puedas proporcionarme- y sin decir nada más, se dejó caer, penetrándose por completo.
La simple acción lo hizo estremecer.
Lo hizo gritar de dolor y pura excitación.
Las lágrimas se escurrían por sus mejillas y un sudor frío le recorría la espalda.
Mike gimió totalmente vehemente.
El placer era demasiado invasivo.
Lo estaba carcomiendo, desarmando, debilitándolo, haciéndolo vibrar.
-Que... lindo.. que ... se .. siente.. me.. estás... matando...- balbuceaba de manera entrecortada, totalmente desbordado por los increíbles espasmos de deleite que lo estaban sacudiendo.
Y todo fue aún más supremo cuando el rubio empezó a moverse a un ritmo acelerado, aumentando su frecuencia cardíaca y desbaratándole la cordura por completo.
-Si te seguís moviendo así, no voy a poder resistir mucho tiempo más.. - le advirtió, entre gemidos agitados.
Chester disminuyó un poco la velocidad, no era su objetivo hacerlo acabar tan pronto.
Mike se sintió agradecido por eso y se incorporó un poco sobre el respaldar de la cama para poder abrazarlo por el cuello y besarlo con fogosidad.
-No te das una idea como echaba de menos estar con vos así.. como extrañaba tu cuerpo, tus besos, tu perfume perforándome la piel.. sos tan hermoso, tan especial, tan ardiente, te amo tanto- le confesó, aferrado a sus labios con auténtica libidinosidad.
Chester sonrió en el beso, sintiéndose bendecido por esas palabras.
El sentimiento era completamente recíproco.
Y lo hacía sentir poderoso, deseado, halagado, único.
Mike le demostraba una y otra vez lo importante que era y todo lo que su mera existencia significaba para él.
Y eso le hacía desbordar el corazón de felicidad.
-Yo también echaba muchísimo de menos este contacto tan íntimo entre los dos.. No hay nada que disfrute más en el mundo que sentirte dentro mío y que me desbarates el alma- le respondió, echando la cabeza hacia atrás y apoyando ambas manos sobre su abdomen para darse impulso y cabalgarlo con más ímpetu.
Mike estaba delirando de placer y adrenalina.
Sentía una corriente eléctrica que le recorría todo el cuerpo de manera avasallante y dolorosa.
Apretó fuerte los puños a sus costados, sin poder contener tanta satisfacción, la cual lo estaba llevando al borde de la locura.
Ya no era capaz de controlar los sonoros gemidos que se escapaban de su boca.
Ya no era capaz de detener el feroz espasmo orgásmico que lo estaba a punto de atravesar completamente.
Sin poder evitarlo, todo su cuerpo vibró enérgico y acabó dentro de Chester con un profundo suspiro.
El rubio estaba todo sudado, con el rostro muy rojo y los ojitos brillantes.
Tenía la mano sobre su propia erección, dándose la última caricia para también lograr acabar sobre su vientre.
Y esa era la imagen más cachonda y sensual que Mike había presenciado en toda su vida.
Chester no se bajó de inmediato de su regazo, sino que se tomó unos minutos para disfrutar de esa cálida sensación que le producía sentir su esencia en su interior.
-Guau Chaz, esto estuvo brutal..- exclamó Mike, apenas pudo recuperar un poco el aire.
-Me dejaste de cama.. se ve que haber estado un mes sin follar te hizo aumentar la llama de la pasión.. Estuviste tremendo, me gustó muchísimo lo que hicimos- agregó, apoyándose sobre sus codos para poder mirarlo de frente.
Chester le dedicó una sonrisa ladeada.
Estaba agotado pero tan complacido.
El orgasmo alcanzado por ambos había sido majestuoso.
-A mí también me encantó lo que pasó, extrañaba un montón los momentos así, tan nuestros, tan lindos, siento que no podría amarte más- le confesó, mientras se desplomaba a su lado en la cama y lo abrazaba de costado.
Mike automáticamente tomó el borde de la sábana y tapó sus cuerpos desnudos, aferrándose a Chaz con fuerza, mientras apoyaba la cabeza en su hombro.
-Gracias por estar conmigo, por compartir la vida juntos, siento que no hay nada que me haga más feliz que estar con vos.. ahh, además de la música-.
Eso último hizo reír a Chester.
Mike amaba esa risa.
Sonora, infantil, divertida.
-Ja, ¿me cambiarías por la música estás queriéndome decir? Que cruel que sos eh- le musitó, simulando una sonrisa triste.
Mike enseguida se sintió mal por su comentario y lo quiso arreglar.
-Noooo, no quise decir eso, me refiero a que vos y la música son los dos amores de mi vida- se sinceró.
Chester lo miró a la cara y no pudo disimular la carcajada.
Era tan fácil poner sensible a Mike.
Sin poder contenerse, se le trepó encima nuevamente y le dio un beso fogoso en los labios.
-No hace falta que me expliques nada Micky, ya sé lo que significo para vos.. Sólo te estoy cargando.. Sos tan lindo, me volves loco cuando intentas defender tus pensamientos a toda costa, revelándome lo que sentís por mí, te amo- le expresó, perdiéndose en su boca, anestesiado de regocijo y jurándole en cada beso lo muchísimo que lo amaba.
Mike no podía sentirse más bendecido por eso.
Estar con Chester no tenía precio, era el regalo más bello que le había dado la vida.
Y no iba a dejar de agradecerle a Dios y al destino por haberlo puesto en su camino, por haberle brindado la oportunidad de conocerlo y animarse a entregarse sin temores a ese amor tan inmenso y profundo, el cual a veces sentía que no iba a caberle dentro del pecho.
-Yo también te amo y siento que cada día que pasa te metes más y más adentro de mí, te tengo tan clavado en mi sistema, tan adherido a mis huesos, tan metido en mi corazón, que espero que jamás te vayas de ahí, no podría soportarlo- le contestó, sumergiéndose totalmente en esos besos salvajes que le estaban quitando el aliento.
-Siempre voy a estar, ya sabes que no puedo vivir sin vos- le declaró el rubio y sin dejar de besarse, se zambulleron en una nueva ronda de placer desenfrenado y orgasmos intensos.

Amor incomprendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora