Ahora que por fin había establecido contacto con Darko y recibido instrucciones de él, a Nigel no se le hizo nada difícil salir de casa y ponerse en acción. Había pasado demasiados días solo, pensando en sus propias miserias y probablemente molestando a los vecinos con su música a todo lo que daba; pero ahora, que de nuevo tenía la responsabilidad de ser el brazo derecho de su amigo y socio, no tenía tiempo para lamentaciones.Le agradó pasar las siguientes semanas a aquella llamada fichando los locales más concurridos y poniéndose como una cuba gracias al presupuesto generoso que Darko le había asignado. Eso era trabajo, pensó, tras volver completamente ebrio del club Black Kitty; ninguna borrachera le había impedido cumplir con sus deberes, así que ya sabía con bastante certeza que aquel club era uno de sus mejores prospectos para adquirir y convertirlo en su nuevo negocio. Había sondeado a mucha gente, desde clientes habitués hasta el propio dueño del Black Kitty (un perro viejo y astuto llamado Garon), así que también sabía quienes eran los otros dueños de clubes importantes que controlaban la mayoría del alcohol y las drogas de la zona, sus futuros rivales o aliados dependiendo de lo que apreciaran sus vidas. Garon, que había dejado entrever su deseo de vender su local, lo había instado a regresar cuando quisiera para intercambiar más información o simplemente para compartir unas copas.
Aquella simpatía del viejo lo decidió a regresar ese mismo sábado, pero esta vez con Adam, aprovechando que por fin tenía la excusa perfecta para invitarlo y no quedar como un idiota o un baboso, lo que venía siendo lo mismo. Tenía los gastos pagos y seguridad de lujo, ninguna ocasión sería más adecuada para invitar a su nuevo amigo a pasar un rato con él bebiendo, bailando y charlando de sus vidas.
"No sé por qué me lo estoy tomando tan en serio, digo… ¿por qué quiero salir con Adam en primer lugar? ¿Para profundizar nuestra amistad? ¿Y qué más da si es profunda o no, desde cuándo me importa tanto eso de hacer amigos?"
Sacudió la cabeza, avergonzado por motivos que no llegaba a comprender. Cuando estaba con Adam todo parecía más fácil, menos dramático que su vida pasada, y quizás por eso le gustaba tanto. Tomaban té o café, hablaban de cosas sencillas, él lo oía disertar sobre las estrellas durante toda su visita y con eso ya se sentía en paz. Al romper el hielo les había resultado más fácil visitarse mutuamente en sus departamentos, no mucho, pero si lo suficiente como para que esas visitas cobraran una importancia enorme. Nigel se dio cuenta, mientras salía, que gozaba de la compañía de Adam. Simplemente eso. Gozaba de la compañía del muchacho y quería empezar a gozar más al integrarlo a su vida… si es que tal cosa era posible.
"La suerte está de mi lado", pensó, al ver a Adam bajando las escaleras al mismo tiempo que él salía de casa. Adam también lo vio y sonrió fugazmente, acercándosele con educación al verlo sacudir la mano.
-Que cuentas, chico de las estrellas. ¿Vas al trabajo? ¿Quieres que te lleve?
-No sabía que tenías auto…
-Oh, es prestado. De un amigo íntimo- explicó mientras buscaba un cigarrillo en su bolsillo trasero.- Me lo dio para trabajar porque no tengo movilidad propia, y andar en transporte público es una mierda. ¿Entonces, te llevo a algún lado?
-¿No te voy a retrasar? Estabas de salida…
-Para nada, no me retrasas en nada porque no tengo horarios. Soy ese tipo de hombre con suerte que puede hacer lo que se le plazca- comentó dándose aires, encantado con la sonrisa que esbozó Adam como respuesta. En general el menor no era muy demostrativo, excepto cuando hablaba del espacio, así que una sonrisa suya era una rareza. Nigel pensó en eso mientras abordaban el coche, y pensó también que había muchas cosas que ignoraba de Adam. Cosas que con suerte averiguaría pronto… si su plan de volverse amigos funcionaba.
-Oye, ¿tienes planes para hoy en la noche?
-Pues sí. Voy a empezar a pintar las paredes laterales y la base de mi maqueta.
-Ah, claro, claro. ¿Y mañana?
-No, mañana no tengo planeado nada…
-Entonces me gustaría invitarte a un lugar- dijo de un tirón, antes de tener tiempo de arrepentirse.- Verás, ¿te he contado de mi amigo Darko?
-Lo mencionaste una vez, sí. ¿El dueño del club donde trabajabas antes de venir aquí?
-Sí, ese mismo. Bueno, abrirá otro club en esta ciudad, y en eso he estado trabajando estos días, en buscar un local para él y conocer mejor el ambiente. Ya sabes, ¿estudiar a la competencia?
-Entiendo- respondió Adam con educación, pero sin entender realmente a dónde quería ir a parar.
-Y ya que has sido tan amable conmigo desde que me mudé, se me ocurrió que podía devolverte la gentileza invitándote a bailar. Una salida de amigos- se apresuró a agregar, como con miedo de que pensara otra cosa.- Porque eso somos, buenos amigos. ¿Qué te parece?
-¡Ah! Pues… me parece bien. Sí, bien- mintió Adam, con una sonrisa confusa que disimuló lo mejor posible. Lo cierto era que odiaba salir de noche, y más a lugares tan atestados y bulliciosos como los clubes nocturnos, pero no se atrevió a rechazar a Nigel al ver la ilusión que le hacía salir con él más allá de sus departamentos. Nigel era un hombre encantador, simpático y alegre, y nunca se cansaba de oírlo hablar sobre el espacio. No podía ser grosero con él, pensó. Probablemente en el pasado no hubiera podido distinguir cuando una acción suya era grosera o no, pero ahora lo sabía, porque su experiencia con Beth le había enseñado mucho sobre relaciones sociales. Y como no tenía interés en repetir los errores que había cometido con Beth, se obligó a sonreír a Nigel mientras le aseguraba lo bien que la pasarían en el local de un amigo suyo, un lugar llamado Black Kitty.
-Iré, claro que iré, Nigel. No soy de salir mucho, pero seguro que contigo la paso bien- comentó con lo que esperaba fuera un aceptable tono entusiasmado. Fue tan aceptable, que Nigel se sonrojó por dentro al recibir su "sí".
-Te doy mi palabra que será divertido, chico estrella. La vamos a pasar muy bien, tú solo piensa en qué ponerte y del resto me encargo yo.
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Estrellas Gemelas
FanfictionDespués de ser entregado por su esposa a la policía, Nigel se ve obligado a huir a los Estados Unidos. Aunque cuenta con el apoyo de su amigo Darko, no está seguro de poder rehacer su vida... o al menos, no estaba seguro, hasta que conoce a su vecin...