La elección definitiva

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Nigel se había esforzado por aprender algo del cuaderno de Ozana, y aquella noche por fin pudo poner en la mesa una comida de la cual sentirse orgulloso: papas gratinadas con queso, filetes empanados y algunos vegetales con manteca, todo un festín por el cual se dio el lujo de festejar abriendo una botella de vino caro. Adam había aceptado probar comidas nuevas, lo menos que podía hacer era cocinarle lo mejor y más rico que se pudiera. No se hubiera perdonado arruinar la motivación de su novio por salir de la rutina sirviéndole una porquería, así que el brindis que hizo fue sincero y lleno de cariño.

-No se lo digas a nadie del club, precioso, pero cocinar es lo más satisfactorio que he hecho este año- confesó de buen humor después de la segunda copa.- Ahora me siento un poco menos inútil, podré comer cosas caseras en lugar de comidas congeladas todos los putos días. ¡Salud por mí!

-Salud, Nigel.- Adam le sonrió con cariño y probó un bocado, y como estaba realmente rico no tuvo problema en decirlo.- ¡Vaya, te quedó delicioso! Casi tan rico como el almuerzo que hizo Felix ayer, si te esfuerzas un poco más seguro lo alcanzas o lo superas.

-Ajá. Bueno, gracias por el consejo, me esforzaré para superar a tu amigo entonces- respondió Nigel con sarcasmo, apuñalando un trozo de zanahoria con su tenedor. Sabía que Adam no lo había dicho con mala intención, que era incapaz de decir algo hiriente a propósito, pero aún así le fastidió que comparara su comida con la de Felix. ¿Por qué siempre lo mencionaba, que tan amigos eran realmente? Claro que le alegraba que se abriera al mundo y se relacionara con otras personas, pero por alguna razón desconfiaba de Felix, el barbudo al que ya había visto varias veces al pasar a recoger a Adam por el trabajo. Su instinto nunca fallaba al respecto, y éste le decía que Felix tenía esperanzas con su novio. La forma de mirarlo al despedirse, su voz moderada, las cosas que el propio Adam le contaba, como acababa de hacer.

"Que si cocina bien, que si es amable, que esto y lo otro. ¡No me gusta nada! Espero que ese infeliz no esté tratando de seducir a Adam, porque lo mataré si lo intenta" pensó, ceñudo. Después de respirar hondo se calmó y recuperó su sonrisa, planteándole a Adam algo que llevaba rato deseando hacer.

-Darko me ha dado la tarde libre, así que tenía pensado cumplir con algo que llevo rato postergando. ¿Querrías acompañarme?

-¿A dónde?

-Es una sorpresa. 

-No me gustan las sorpresas, Nigel- respondió Adam de inmediato. Nigel estaba preparado para eso y además ya lo conocía lo suficiente para saber cómo lidiar con sus negativas.

-Lo sé, pero también te doy mi palabra que es una sorpresa bonita que te gustará. ¿Confías en mí?

-Sí, claro…

-Entonces ven conmigo mañana a un sitio, después de tu trabajo. Es algo importante y me gusta compartir mis momentos importantes contigo, así que por eso te lo estoy pidiendo. Te prometo que después te llevo a comer helado al parque como tanto te gusta.

-Está bien, Nigel. Si es importante para ti entonces lo es para mí. ¿Tardaremos mucho? Porque había planeado empezar a calibrar mi telescopio para observar la superluna del mes próximo, te sorprendería lo que se tarda en hacer eso…

-Tal vez un par de horas, o menos, y luego yo mismo te ayudo con tu telescopio. Palabra de honor.

-No tienes idea de telescopios, pero aprecio que quieras intentarlo por mí- respondió con su franqueza habitual, haciendo que Nigel tosiera de risa. Siempre había sido el tipo de hombre capaz de golpear a alguien si le faltaban el respeto, pero con Adam era todo lo opuesto. Adoraba que fuera tan literal y dijera las cosas tal cual eran, al lado de todo lo que había vivido en el pasado esto le parecía lo mejor. 

(...)

Adam reconoció de inmediato el centro comercial; era el mismo en el que tiempo atrás había comprado los suplementos de arte para construir su maqueta del espacio, un sitio grande y bonito pero demasiado lleno de gente para su gusto. Aún así apretó con fuerza la mano de Nigel y se dejó llevar, ignorando las miradas de las personas y pensando en que su novio se veía muy relajado. Él tenía que intentarlo también, si había accedido a ir no podía ahora ponerle mala cara. 

-¿A qué vinimos, Nigel? ¿Quieres comprar algo?

-No exactamente, precioso. Supongo que lo has olvidado, pero cuando vinimos aquí aquella vez, pasamos por uno de los locales del segundo piso… ¿recuerdas cuál?

-Un local de tatuajes- respondió. Recién ahí cayó en la cuenta de lo que Nigel pretendía, y preguntó asombrado si era eso.- Espera, ¿a eso vinimos? ¿Te vas a tatuar?

-Así es. Aquella vez te dije que uno se tatúa cuando hay algo importante que quiere llevar en la piel, un recuerdo permanente de algo o alguien, ¿verdad? Y bueno, yo quiero llevarte en mi piel el resto de mis días, precioso. En ese momento ya estaba loquito por ti, pero como no eramos novios no quise apresurarme. Ahora que ya somos pareja ya es hora, me tatuaré por ti y así podré llevarte conmigo a donde quiera que vaya.- Le acarició la mejilla embobado ante la puerta del local.- Eres lo más hermoso de mi vida, Adam. Llevarte en la piel será un honor.

Adam se tapó la boca ante semejantes palabras, incapaz de responder en igual medida y tan conmovido que permaneció en silencio el resto de la visita, sosteniendo eso sí la mano de Nigel en todo momento. El rumano se quitó la camisa y permaneció estoico durante todo el rato que le llevó al tatuador hacerle en el brazo izquierdo, el del corazón, un soberbio dibujo de la luna y dentro de ella la silueta del propio Adam; había pensado en mil opciones de tatuajes dignos de su novio, todo tipo de cuerpos celestes, su nombre, su rostro, hasta una caja de su marca favorita de macarrones con queso. Pero al final, tras una noche muy larga y llena de sueños variados, despertó pensando en que quería todo lo que le recordara a Adam en un solo dibujo. 

"La luna, porque él ama el cielo nocturno. El color azul porque es el color de sus preciosos ojos. Y la silueta de su rostro porque incluso su perfil es suficiente para saber lo bello que es, lo adorable. Si me tatuara su cara tal cual es probable que no pudiera dejar de mirarme al espejo. Con esto podré sentirlo cerca sin perder la cabeza" pensó mientras le sonreía, rogando porque el tatuador terminara pronto. Le urgía llevar a Adam a dar el paseo prometido, y a lucir delante de toda la ciudad su nuevo tatuaje. Estaba orgulloso de lo que representaba.

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Para que se den una una mejor idea del tatuaje que se hizo Nigel, me basé en esta imagen; se trata de la silueta de la princesa Luna de My Little Pony, quien fuera encerrada allí como castigo durante mil años por la princesa Celestia después de rebelarse contra ella.

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