Peligroso.

18 4 0
                                    

ADARA.

La semana ha sido un asco, pero aún me queda lo peor, aguantar a Blanca con que quiere ir a la fiesta. No es que me lo haya dicho pero sé que lo hará, por eso trato de alargar al máximo mi tiempo en la biblioteca. He conseguido convencer a Mikael de empezar el trabajo y desde que hemos llegado no ha despegado la cabeza de los libros. Toma apuntes a una velocidad casi sobrenatural, mientras me ignora por completo. A este paso acabará el trabajo él solo.

Noto mi móvil vibrando y lo ignoro, pero insisten una y otra vez, así que, respondo en voz baja.

—Ahora no puedo hablar estoy en la biblioteca —susurro y Mikael levanta la vista de los libros para observarme.

—Por favor, Adara. Te lo suplico, acompáñame a la fiesta de Tomás —ruega Blanca al otro lado del teléfono.

—No quiero, si voy ese gorila pensará que es por él.

—Las mejores amigas se apoyan, si voy sola me tratarán como una marginada. Además si te preocupa Tomás, yo me encargaré de entretenerlo —casi la puedo imaginar haciéndome ojitos como el gato con botas.

—No sé si mis padres me dejarán quedarme hasta tarde. 

—Diles que te quedas a dormir en mi casa —propone. 

—Está bien, lo pensaré. Luego hablamos —cuelgo el móvil y me encuentro con el ceño fruncido de Mikael.

—No puedes ir a esa fiesta.

Eso sí que me deja boquiabierta.

—Vaya, pero si hablas y todo —digo con ironía—  No tengo que darte explicaciones, pero ahora más que antes iré a la fiesta. 

—Es peligroso —advierte con intensidad.

—Ese es mi problema, igual que me dijiste que no querías mi ayuda, yo tampoco quiero tus consejos. ¿Ok?

—Tú verás —contesta y vuelve a sus libros, pero puedo notar la tensión en sus hombros.

Cuando terminamos me voy directa a casa. Blanca ya me está esperando en la puerta. 

—Eres una pesada, todavía no te había dicho que sí. 

—Pero sabía que lo harías —dice riendo— eres la mejor amiga del mundo mundial.

Pongo los ojos en blanco y abro la puerta de mi casa.

—Pasa —la invito.

Puede que parezca que mi relación con Blanca está algo desequilibrada. Pero a pesar de su carácter, su familia y ella siempre me han apoyado.

Hace un par de años ingresaron a mi padre en el hospital porque le dieron una paliza tremenda. Le debía dinero a personas muy peligrosas y no tenía de donde sacarlo. La familia de Blanca se lo prestó y nos ayudó con todo.

Subimos a mi habitación y nos dedicamos a probarnos modelitos toda la tarde Cuando llega la hora ya sé que me voy a poner. Escojo unos pantalones cortos estilo vaquero y una camiseta de tirantes con transparencias, para completar el look me pongo una americana negra y un bolso a juego.

Cuando llegamos a la fiesta ya ha empezado. Es como si Tomás tuviera un radar para detectarme porque nada más entrar me viene hacia nosotras.

—Adari, que bien que hayas venido. 

Trata de darme un beso en la boca que acaba en cobra, giro mi cabeza hacia Blanca que se aclara la garganta para hacer ver que ella también está aquí.

Falsa apariencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora