Había un tipo de tensión extraña entre las dos, el ambiente se sentía denso, sus miradas hablaban entre ellas sin siquiera decir alguna palabra. Intenté darle nombre a cada expresión que hacía cada una pero no encontraba una descripción adecuada, mientras el silencio se expandía cada vez más, el entorno se sentía más incómodo, así que me dirigí a presentarlas, si no lo hacía, ninguna terminaría hablando.
—Milady te presento a Lena Lenher, princesa de Itaris, hija del rey Roy y reina Anna —dije.
Alice sonrió aunque su sonrisa duró muy poco para saber que lo era.
Cuando la familia de Lena venía de visita la prensa no tardaba en hacer alboroto y crear rumores entre los planes de los reyes, conspiraciones de tratados entre mi reino y el de ellos, pero de lo que más les gustaba hablar, era sobre Lena y yo.
En una ocasiónse extendió el rumor de que le había propuesto matrimonio, nunca supe quien originó la noticia, pero con el tiempo me fui acostumbrado, desde pequeño sabía que mi vida no era privada y no lo iba a ser, no era cosa que hubiera decidido. A los noticieros no les importaba tanto la jerarquía, siempre habían preferido mi vida privada: El príncipe más apuesto y joven está buscando esposa. Al hijo del rey se le ve en una relación secreta. El nuevo heredero al trono cambia de planes al escoger una nueva esposa; todos y cada uno de ellos eran algunos de los títulos que llevaban las noticias falsas, aunque también hablaban de los altercados, relaciones y acuerdos con otros planetas, con los mismos Reyes, sobre mi progreso como futuro rey, no les bastaba eso, asi que acudían más a mi vida privada, y como no había mucho de lo que hablar, se inventaban lo que llegaban a imaginarse.
—Y tú ¿eres? —resopló Lena, entornando los ojos.
—Me llamó Alice — sus mejillas se volvieron de un tono rojo cálido—. Soy de Neogin.
—Sinceramente no te ves como una negin—chilló Lena con su tono neutral.
Noté como Alice rechinaba los dientes, su mandíbula se dibujaba suavemente, una sonrisa forzada apareció en sus delicados labios, asintió, y se limitó a decir:
—Tú tampoco, te ves como una princesa —un especie de satisfacción cubrió su rostro mientras su sonrisa se curvaba por un lado, en sus ojos brillaba una convicción feroz.
De inmediato Lena se puso roja, vi como su mirada se hizo más dura, comenzó a gesticular gestos de amargura que no lograba escuchar con claridad; me dirigió una mirada mientras yo ponía los ojos en blanco, esperaba a que la defendiera, era una señal de auxilio, una que conocía a la perfección.
—Milady, entonces ¿Sabe mucho de astronomía? —pregunté abruptamente.
—Si.
Desde pequeño había sido uno de mis pasatiempos favoritos, aprender sobre las estrellas, cómo el universo estaba construido, cómo podían vivir miles de constelaciones y galaxias en ella, y dentro de cada galaxia existía un distinto sistema solar, y en cada uno de esos planetas había una vida distinta. Mi lugar favorito del palacio siempre había sido la torre de astronomía, era un lugar silencioso y con facilidad nadie notaba mi falta de presencia cuando me escubullia ahí.
Nunca había tenido la oportunidad de conversar con alguien de Neogin sobre ese tema, ya que, se sabía que los negin eran famosos por tener conocimiento sobre astronomía, además de que muchos de ellos se dedicaban a eso.
—Interesante —murmuré.
—¿Le gusta la astronomía? —preguntó Alice, y me dedicó una mirada prolongada.
—A James le encanta la astronomía —las palabras salieron de Lena antes de que pudiera contestar. Intercambié una mirada rápida con Alice—. Si fuera por él, estaría todo el día en la torre para observar las estrellas. De hecho, ¿Recuerdas cuando me leíste cada uno de tus libros de astronomía? —preguntó Lena, adentrándose en sus pensamientos, tratando de recordar aquel momento—. Parecía que íbamos a estar horas ahí, siempre querías enseñarme qué significaba cada constelación, nos pasábamos horas observando las estrellas; me encantaba tener esas citas contigo —añadió mientras me dedicaba una sonrisa y ponía una de sus manos entre mi bícep, yo le agarré la mano como respuesta, dedicándole una expresión cálida y amable.
—Perdone, princesa —se dirigió a Lena—, pero yo le he preguntado al príncipe —otra sonrisa. Más forzada que las anteriores.
La tensión se extendió más y ahora no solo entre ellas, Lena no tardó en acércame aún más a ella, sus dedos apretaron más mi bicep, rodeó sus ojos comunicando un gesto de desagrado. Permanecí de pie sin moverme, anclado a mi sitio mientras ellas se desgarraban con la mirada.
Respiré hondo para recuperar la compostura. No era una simple conversación, podría decirse que se me facilitaba más el calmar a los soldados que a las chicas en peleas cómo estás.
—Sí, como decía Lena, es uno de mis pasatiempos favoritos; sería encantador aprender de ese tema de alguien que sabe mucho como tú —añadí con una sonrisa, esta vez la sonrisa fue genuina.
—Cuando guste, alteza —asintió mientras comenzó a retirarse—. Si me disculpan.
Alice se dirigió hacia el salón principal; sin darme cuenta de que mi brazo seguía unido a la mano de Lena, dejé caer su agarre al apresurarme hacia Alice para alcanzarla y finalmente poder abrirle la puerta.
Ella parecía aún más confundida por lo que acababa de pasar, por mi movimiento fugaz, por la reacción que tuve, pero lo único que hizo fue acercarse a mí y mirarme aún más de cerca, eran centímetros lo que nos separaba, me examinó como si buscara algo en mi, sus ojos azules y grandes estudiaron los míos, me quedé perplejo, luego se dio media vuelta y entró por aquella puerta. Me quedé viendo hacia dónde se dirigía, pero se fue escondiendo poco a poco entre la multitud. Justo cuando caí de nuevo en la realidad, escuché que Lena me estaba hablando.
—¡JAMES! —exclamó Lena buscando mi mirada.
—¿Qué pasa? —murmuré desconcertado, dejando de sostener la puerta, me aclaré la garganta.
—Dime que no la escogerías a ella como otra de las seleccionadas —alterada hizo un gesto hacia el salón principal, me miraba esperando una respuesta.
—¿Por qué no? —me encogí de hombros, dirigiéndome al balcón, Lena me siguió, dejé mi peso caer para que mis brazos me sostuvieran, mirando al cielo, se podía ver claramente el planeta de Itaris—. ¿Tiene algo de malo?
—¡Sí! Tiene todo de malo, es tan...Vulgar —acabó por asegurarme —. Ella no es tu tipo.
—Y según tú ¿Quién es mi tipo? —pregunté sin más, frunciendo el ceño, dejé de ver al cielo para voltear a verla.
Suspiró y dejó caer su mirada, viendo hacia el suelo.
—¿Estás celosa? —pregunté enarcando una ceja mientras me salía una sonrisa presumida.
—James, no seas tonto —escupió—. No cambies el tema —sus mejillas se volvían del mismo color que su vestido. Rojo.
Mi sonrisa desapareció, volví a ver al cielo, dejando sus palabras atrás.
—Además, me hace falta escoger a mi última elegida.
—Sabes que si solo escogieras a cinco, no pasaría nada —espetó Lena—. Hay tantas doncellas o princesas, que sé yo, que tienen más educación.
Definitivamente no tenía sentido lo que estaba pasando, por suerte antes de que pudiera contestar llegó un guardia
—Príncipe —hizo una reverencia.
—¿Qué pasa? —me acerque a él.
—Su madre, la reina Charlotte, le manda llamar, dice que es importante.
—Está bien, voy enseguida —aseguré mientras me acercaba a Lena—. No te preocupes por lo que vaya a pasar. Me conforta saber que te preocupas por mi, pero tienes que confiar y respetar mi decisión, necesito hacer esto.
—Bien, luego no digas que te lo advertí —después de eso se retiró, me quede sólo en balcón.
Unos minutos después de que se fue, entré en busca de mi madre.
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El Ensamble (Cada Diez Años)
FantasyEn un sistema estelar lejano existen cinco mundos diferentes con distintas clases sociales: la Tierra (realeza), Itaris (alta nobleza), Hanat (pequeña nobleza), Neogin (pueblo) y Ewel (los excluidos). Ahí es de donde viene Alice, de un mundo sin opi...