Capítulo 41 (Alice)

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Me encuentro de regreso a mi habitación, necesito encontrar a James, pero me he desviado porque quiero unos zapatos un poco más cómodos. Mi vestido es largo por lo que no se notaría si uso unos tenis con plataforma.
    Me extraña que Alina y Andrea no estén a mis espaldas, de hecho se me hace aún más extraño que no haya visto ningún guardia en todo el recorrido hacia mi habitación .
    Abro la puerta de la sala, todo se encuentra oscuro, trato de prender las luces pero no responden.
    —¿Olivia? ¿Chiara? —comienzo a acercarme a la puerta de mi recámara.
    Nadie responde, el aire se siente extraño y la temperatura parece que ha comenzado a descender. Enciendo mis poderes, sin importarme quién podría estar en mi cuarto.
    Abro la puerta con cuidado, alguien ha comenzado a toser. Mi vista se ha adaptado a la oscuridad y mi poder ha iluminado la habitación. En el fondo se encuentra alguien. No es cualquier persona, es Lucy.
    Me acercó a toda prisa, esta herida y parece que la han golpeado hasta el cansancio, tiene mancha sangre seca por los brazos y su labio inferior está hinchado.
    —Lucy ¿Qué ha pasado? —me arrodillo para quedar a lado de ella.
    No me imagino quien pudo hacerle esto, tampoco entiendo cómo ha llegado hasta aquí, cómo es que pudo llegar hasta mi habitación y como sabía que está era mi habitación.
    —Estás en serio peligro —tose mientras trata de hablar.
    —¿A qué te refieres?—no quiero tocarla, siento que el mínimo roce la lastimara— ¿Quién te ha hecho esto?
    —El, Alice. Él está aquí —responde—. El me ha traído y me ha torturado.
    Mi imaginación no bromeaba conmigo en cuanto comencé a sentir su presencia, en cuanto comenzaron a aparecer las pesadillas con más poder.
    Sus manos temblaban, parecía no tener heridas graves pero estaba segura de que todos los golpes le ocasionarían moretones.
    —Pero ¿Cómo ha sabido que eres mi amiga? No entiendo ¿Qué quiere de ti?
    Tragó saliva con mucho esfuerzo, tomé un vaso con agua ya empezado que estaba en mi mesita y se la entregué. Agarré un trapo con un poco de agua y comencé a limpiar sus heridas poco a poco.
    —Yo... No he sido muy sincera contigo —me dice.
    —¿De qué hablas? —le preguntó.
    Algo comienza hacerme ruido, algo no está cuadrando.
    Trata de hablar pero parece que sus palabras se quedan atoradas, luego de varios intentos lo consigue.
    —Hace unos años atrás mi madre y yo necesitábamos dinero, estábamos pasando por tiempos difíciles —tosió y esta vez con un poco de sangre—. Me dediqué a buscar algún trabajo que me ayudará para sacarnos a las dos de ese hoyo, pero nada funcionaba. Los trabajos duraban más horas de las que debían y los pagos eran inadecuados para todo el esfuerzo. Sentía que nunca iba a encontrar una solución, que mi vida se vendría abajo tras la situación, pero luego conocí a Damien. Parecía que yo había encontrado a un ángel, él había sido mi salvación. Me había ofrecido un trabajo un poco extraño, parecía muy fácil para ser muy bien pagado.
    Damien, el mismo nombre que venía tras la foto que habíamos encontrado James y yo. No era coincidencia.
    —¿Qué trabajo, Lucy? —pregunté con un poco de miedo.
    —Espiarte —respondió—. Al principio me había parecido raro, porque quería saber de ti y por mucho tiempo dudé en aceptar la oferta, pero Alice, yo necesitaba desesperadamente el dinero. Él me había dicho que él podía ver el futuro y que por alguna razón había soñaba contigo, sabía que éramos muy cercanas porque nos había visto juntas un par de veces. Me confesó que en sus sueños te veía morir, que solo yo podía cambiar tu futuro si lo ayudaba, así que decidí aceptar su oferta. No había nada de malo en eso, o eso creía ya que te vigilaría para que cambiaras el curso de tu futuro y así hice.
    Una ola de escalofríos me recorrió todo el cuerpo.
    Lucy se pasa un brazo por su boca para retirarse un poco de sangre, he dejado de limpiar sus heridas en cuanto comienzo a pensar en todo.
    —¿Desde cuándo? —replicó— ¿Hace cuanto le has contado de mi?
    —Desde el comienzo de este año, todo comenzó antes del ensamble. Él me había encargado en que te convenciera de ir al baile y aceptarás irte en cuanto el príncipe te escogiera.
    —¿Por qué? —pregunté desconcertada.
    —Según él, la prioridad es mantenerte viva. Al dejarte en Ewel tu muerte hubiera llegado con más rapidez, así que teníamos que cambiar el curso de tu destino.
    Cierro los ojos. Intento recordar todos los momentos en los que Lucy fue muy insistente, en todas las ocasiones que se volvía rara y en todas las veces en las que no me di cuenta de sus mentiras.
    —¿Y cómo has llegado aquí? —le preguntó sin más.
    —Porque les he dicho que no quiero trabajar más con ellos.
    ¿Ellos? Fruncí el ceño.
    —Me han golpeado y me han dejado aquí por mera distracción —responde.
    —¿Qué significa eso? —comencé a pararme.
    —Él ha venido a robar los cuatro anillos que tiene el príncipe aquí. Yo soy solo mera distracción, para que él pueda matar a James.
    Mis latidos se han vueltos más rápidos, casi tanto que los escucho yo misma.
    —¿Dónde está Lucy? —preguntó o casi gritó.
    —En la oficina del príncipe —responde.
    —Vamos te llevaré a la enfermería tan rápido como pueda —le ofrezco una mano pero la rechaza.
    —No. Tienes que ir con James, en cualquier momento Damien se revelará y lo matará, tienes que matarlo tú Alice, eres la única con el poder de hacerlo. A ti y solo a ti te corresponde.
    Pienso en todas las malas noches que he pasado por culpa de él, pienso en cómo me roba la respiración, pero ninguna de esas ideas me intranquiliza más que la idea de que mate a James.
    —Bien, regresaré por ti. Te lo prometo, mandaré a una enfermera —le digo mientras me alejo.
    —Perdón Alice —escuchó que me dijo antes de salir de la habitación.

El Ensamble (Cada Diez Años)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora