James me soltó, y con un movimiento fugaz sacó su arma para contraatacar.
—¿Dónde volveré a verte? —pregunté esperando que me escuchara.
—Váyanse a la tierra, los veré allá —gritó sobre todo el ruido.
—Pero...
—¡AHORA, ALICE! —comenzó a alejarse, llamando la atención de los guardias.
Quería quedarme y hacer algo, quedarme y ayudar. En el fondo me había convencido de que mi papel como lo que me iba a convertir no iba bastar con sentarme y verme bonita, si iba a gobernar, también iba a proteger lo que me correspondía.
Me levante la falda de un lado para poder sacar las navajas que traía escondidas y aunque no serían de mucha ayuda contra las pistolas lasers, podría defenderme.
Comencé a cortarme la falda, cuando...
Fuuu.
Un flash paso a lado mío, volteé hacia atrás para percatarme que dos guardias que venían hacía mí, me habían acorralado por lo que tenía que entrar al bosque.
James me había dicho que siguiera la estrella que se encontraba al Oeste, pero no podía guiarlos por ahí, al menos hasta que estuviera con ellos, no podía hacerlo. Comencé a correr y los lasers pasaban a mis costados como si fueran estrellas fugaces. Ilumine mi interior y la oscuridad dejó de ser un problema para mi visión.
Tenía que crear alguna distracción, tenía que deshacerme de ellos, y tenía que hacerlo sin poderes o al menos alejarlos de la playa hasta que estuviéramos solos.
Corrí, y solo corrí hasta que los perdí de la vista, aunque no estaban tan lejos, las hojas se escuchaban crujiendo bajo sus pisadas y mi único escondite era detrás de un tronco medianamente ancho.
Mire hacia arriba, los arboles se conectaban y fácilmente los troncos podrían soportarme, volteé con cuidado hacia atrás, pude visualizar a uno de ellos acercándose.
No lo pensé dos veces para agarrarme del tallo y trepar por el tronco, una vez que estuve arriba pude verlos con más facilidad, aunque esperará de que no notaran mi presencia, si tenía suerte podría lastimar a uno de ellos.
—¿Dónde está? —inquirió uno de ellos.
—Hace un momento la he visto por aquí —respondió el otro.
—Tenemos que encontrarla, si el otro bando la encuentran, no tendremos suerte de poder matarla.
—Entonces empieza a buscarla.
Mi mente comienza a trazar un pequeño plan, aunque tendría menos posibilidades de poder ganar si no utilizaba mis poderes.
Tomé una roca que se encontraba cerca de un árbol y la levanté por los aires para arrojarla lejos de donde estaba, los dos voltearon al escuchar el sonido de la roca chocando contra las hojas y de inmediato salieron disparados hacia donde habían escuchado el ruido.
Bajé con cuidado y ya cuando mis pies tocaron el pasto, comencé a dirigirme por donde me había indicado James, por un momento pensé que había perdido de vista la Estrella, pero seguía igual de imponente que antes.
—¡Detente ahí, princesa! —dijo la misma voz ronca.
Me volteé con cuidado para verlo de frente.
—Sube las manos, con cuidado —comenzó a acercarse mientras me apuntada con su pistola.
Era un poco menos alto que Chris, aunque podría decirse que se veía imponente por su postura, su espalda era ancha y en su rostro tenía una cicatriz que amenazaba con ser más temido que si no la tuviera.
—¡He dicho que subas tus manos! —repitió más cerca de mi.
Por detrás de mi espalda tomé las navajas con cuidado, calculé la medida de Chris con la de él, sería como una práctica más, me repetí. Las subí con cuidado y antes de que se percatara de mi movimiento lance las navajas hacia su pecho, una de ellas se interceptó, haciendo que soltara una maldición, soltó su arma y me apresuré para tomar la otra y apresurarme a rasgar el nervio de la pierna que me había aprendido luego de que Chris me lo repitiera miles de veces donde esque estaba.
Su sangre salió disparada, haciendo que cayera doblado de rodillas, hice la pistola a un lado y le quite la navaja del pecho con rapidez. Hizo una mueca.
—¿Quienes son ustedes? —pregunté poniéndome frente a él.
—¡No es de tu incumbencia! —escupió a mis pies.
Repugnante, pensé.
—Lo será si te clavo una de estas en el ojo —moví la navaja de un lado a otro.
—¡No lo harías! —su voz era pagana.
A lo mejor no lo haría, y era probable que tuviera razón. No era nada difícil admitir como un miedo estaba aferrándome los pies al suelo, aunque esperaba disimularlo para que él no lo notara.
Me preguntaba porque no había utilizado sus poderes todavía, debía de ser de Ewel, eran los únicos que se la pasaban creando guerras. A menos que las cosas ya hayan cambiado.
—¿Quieres comprobarlo? —alce las cejas.
Cerró su boca como lo hace un candado que no tiene llave, así que me acerqué tomando con furia su cabello, hice su cabeza se hacía atrás para poner el filó de la navaja muy cerca de su cuello, tan cerca que sentía como su respiración se aceleraba cada vez más.
—No pienses que tendré piedad contigo —advertí—. Así que dime quiénes son.
—¿O que? Tu príncipe azul vendrá a matarme, cosa que tú no has podido hacer.
Trague saliva y con cuidado presione la navaja, solo un poco para que sacara sangre.
—No lo repetiré otra vez, así que espero que lo tengas claro ¿QUIENES SON?
Se retorció bajo mi agarre pero no podía hacerse para atrás, ni siquiera se podía sostener por sí solo.
—No pensaba que eran cierto los rumores de que habías lastimado a dos de ellos —dijo con dificultad—. Me tienta saber cómo lo has hecho.
—No juguemos a lo que estés tratando de hacer —presione aún más—. Ahora habla.
—Somos de otro bando, no creo que nos conozcas.
—¿Otra bandó? ¿No los ha enviado la oscuridad? —entrecerré la mirada.
—¡Ja! —exclamó y terminó tosiendo— ¿Con que así lo llaman ahora? Ese maldito no sirve en nada, tendría suerte en tenernos de nuevo.
—¿De nuevo? —fruncí el ceño.
Mi atención se dirigió a unos quejidos que sonaron a mi espalda, Chris llegó con las manos manchadas de sangre, mientras examinaba la escena.
—Ya decía yo que era extraño que solo hubiera uno —dijo Chris cuando vio al señor frente a mi.
Se acercó a mi lado. Y antes de que pudiera preguntarle otra cosa al hombre, sacó una pastilla de su bolsillo y se la metió por la boca, su cuerpo comenzó a colapsar mientras que su boca se consumía por un espuma blanco y asqueroso. Su mirada quedó fija y su cuerpo se había desplomado.
—¿Qué ha hecho? —pregunté horrorizada.
—Cianuro, una pastilla que acaba con su vida, similar a un envenenamiento —respondió Chris.
—Eso es... ¡Qué horror! —volví a mirar sus manos, seguían manchadas de rojo— ¿Qué te ha sucedido?
Se volteó a ver como si apenas se enterara de cómo estaba.
—Ah ¿Esto? —me enseñó sus manos como si fuera lo más normal del mundo—. He mandado a dormir a su compañero.
—¡Ah! —solté un suspiro de alivio—. Pensé que lo habías matado.
—Si a eso me refiera.
—Oh —apreté la sonrisa cuando me hice la idea de cómo pudo haber sido la muerte— ¿Dónde está Lena e Isabella? James me ha dicho que estabas con ellas.
—Están a unos cuantos metros de aquí —respondió mientras me examinaba—¿Te has hecho daño?
—¿LAS HAS DEJADO SOLAS?
—Lena insistió —su curvo de hombros—. Además, están a salvo. Isabella conoce esta isla como si fuera su casa. Ven, es por aquí.
Comencé a seguirlo.
—¿Qué ha pasado con James? —preguntó— ¿Qué ha sucedido?
—Quiere que lo veamos en la tierra —tomé un respiro tratando de quitarme la idea de regresar e ir por él—. Al parecer la guardia real eran impostores, se han rebelado contra los que estaban en la playa y James ha querido ayudar.
—¿Los reyes? —volteo a verme.
—No lo sé.
Me tiende una mano para subir a un tronco que se atraviesa en el camino.
—¿Tu familia? —me preguntó.
—Afortunadamente se han ido antes de que empezara todo.
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El Ensamble (Cada Diez Años)
FantasyEn un sistema estelar lejano existen cinco mundos diferentes con distintas clases sociales: la Tierra (realeza), Itaris (alta nobleza), Hanat (pequeña nobleza), Neogin (pueblo) y Ewel (los excluidos). Ahí es de donde viene Alice, de un mundo sin opi...