Capítulo 24 (Alice)

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Todo lo que un niño podía fantasear e imaginar estaba en Itaris, la gravedad era un chiste para este mundo, partes de tierra sobresalen en el cielo y lo más sorprende es que ahí es donde viven, aquí no había chozas, vivían en lujosas mansiones y hasta algunos parecían palacios, aunque no tan grandes a los que estaban en la tierra.  Era de esperarse, aquí vivían las personas más poderosas.
En todo lugar podías notar lo bien que se vestían, las marcas que usaban y las prendas que estaban a la moda, no veías a nadie con pijama o con ropa para andar en casa, las mujeres vestían con bolsas lujosas y a los hombres los veías en traje con relojes que brillaban con la luz del sol.
Seguía creyendo que todo lo que veía solo lo estaba imaginando, mientras caminaba veía como los autos volaban para transportarse a la siguiente tierra flotante, no creia que seria bueno vivir en itaris para los que le tenían miedo a las alturas, al ver al fondo solo podrás visualizar las nubes, me explicaron que no había mucho allí bajo que tierra y un mundo sin descubrir. Se me hacía curioso porque había escogido vivir sobre las tierras flotantes y no en la tierra y lo que me respondieron fue que ahí abajo era más peligroso vivir, muchas piedras que flotaban chocaban contra el suelo, y no era nada seguro.
Mi habitación era tan grande como la que tenía en el palacio, seguía sin entender para que ocupaban tanto espacio para solo una persona o máximo dos,  fácilmente mi casa era de ese tamaño o aún más pequeña y cabíamos muy bien.
Aunque tenía que admitir que había dormido muy bien, ahora que tenía la pulsera, mis pesadillas no se atravesaban a menudo, pasaban una o dos veces a la semana, aunque eran con menos intensidad. También había estado practicando con mis poderes, cuando estaba en mi cuarto, Chris me había dicho que mientras que no entrenamos seria lo mejor, y asi tenia la oportunidad de ver como reaccionaba mis poderes en los otros planetas, cosa que todo había salido bien, ya que en ningun momento me habia quitado la pulsera y no quería arriesgarme a ello.
Había pasado un día desde que habíamos llegado, tenía que admitir que el discurso de Mia me había sorprendido, luego se la había pasado coqueteando con el príncipe, cosa que se me hizo muy descarada de su parte, no me había hecho mucha gracia.
Isabella seguía sin hablarme, siempre que me acercaba para platicar con ella, se retiraba, dejándome sola, había notado que se la pasaba más cerca con el príncipe y esta vez la veía más coqueta con el. También había visto a la princesa Lena que había estado al lado de sus padres, en los discursos. 
—Listo —sonrió Olivia dando el último toque a mi peinado.
Era la hora del baile de Itaris, era de gala y para esta ocasión me habían hecho un vestido tan elegante, era del color rojo que habían escogido en el mercado, tenía una gran V, y se sostenía con delicados tirantes, asentaba mi cintura y luego caía al raz del suelo, la única diferencia a los demás vestidos era que este tenía dos rajadas en la falda para dejar ver mis piernas cuando caminaba.
Voltee a verme al espejo.
—Me encanta todo —dije—. Pero no se les hace que... bueno... que es muy atrevido —señala a la parte baja del vestido.
Las dos intercambiaron una mirada y luego sonrieron como si les hubiera contado un chiste.
—Esto es sencillo a lo que van a llevar las demás —señalo al vestido Chiara—. Aquí todos son muy extravagantes. 
—Bien, supongo que ustedes saben más —supuse.
—Se ve preciosa, no se preocupe —recalcó Olivia.
—Gracias chicas —me acerque para abrazarlas.

Chiara no mentía con que les gustaba exagerar, todos los vestidos eran preciosos y elegantes algunos más sencillos que otros, pero todos tenían un toque de diamantes o joyas, los hombre también lucían trajes, a lado de sus parejas que combinaban entre sí.
Varias miradas había notado que me seguían, a diferencia de los demás planetas, aquí eran más reservados y conservadores, al pasar a lado de distintas chicas sentía como me comían con la mirada, en algún momento se volvió incómodo.
Era un salón muy grande, tenía techos abovedados y cortinas gigantes que caían por los ventanales, no se comparaba con el palacio de James, pero si era un hermoso lugar para una fiesta.
—No les demuestres que te haces pequeña, aunque lo hagas —me sorprendió Lena cuando se acercó a mi lado.
—No lo hago —respondí.
—Por favor, no me mientas —dijo con su fina voz.
Se veía muy bien, aunque su actitud no ayudaba de nada, le habían hecho un lindo maquillaje que hacía resaltar sus ojos y su vestido le hacía una preciosa forma.
—¿Ahora me das consejos? Pensé que te caía mal —confesé.
Guardó silencio y por un momento pensé que no me contestaría, hasta que lo hizo.
—No te lo tomes personal, soy fría con la mayoría —dijo.
Un grupo de chicas pasaron a nuestro lado y no dejaron de pasar sus miradas de arriba a abajo, arrastrándolas sobre todo mi ser. Unas se reían luego de mirarme y otras solo hacían muecas de asco. Lena se veía tan tranquila mientras tomaba con elegancia de su copa.
—Que descaradas —murmure.
—Tendrás que acostumbrarte con el tiempo —dijo luego de que me escuchara—, nunca dejan de opinar de lo que te pones o de cómo te arreglas, o a veces hasta como actúas. Te juzgan desde mucho antes de conocerte. 
—Sabes mucho del tema.
—Yo también tuve que acostumbrarme —dijo.
La volteé a ver y sabía que decía la verdad.
—Es solo que se siente como si tuvieran algo contra mi, cuando ni las conozco —confesé.
—Es normal, lo único que pueden hacer es envidiarte, la mayoría de las que ves aquí, mueren por el príncipe y que tu seas una de las que haya escogido en lugar de ellas, se les hace incoherente  —volteo a verme mientras tomaba un sorbo.
—Antes me parecía una broma cuando decían que todas estaban a los pies del príncipe —dije.
—¿Y ahora?
—Ahora me doy cuenta de que en el lugar que estoy no es un juego.
Lo había aprendido tras todo lo que veía y escuchaba, entendía porque muchas soñaban con el príncipe, pero antes no era parte de sus admiradoras, siempre se me había hecho guapo pero no para que me gustara, y ahora bueno... me sorprendí a mí misma.
—Me alegro que te des cuenta —dijo con un tono neutral.
En ese momento el príncipe llegó, tan arreglado como lo había visto la primera vez que lo conocí, llevaba un smoking tradicional, y aun así seguía viéndose igual de guapo.
—Bien, creo que llego la hora en que les demuestres quien se lo ha ganado —añadió.
—No te entiendo Lena, antes me odiabas...
—Jamás te odie —me corrigió.
—¿Entonces?
Su mirada estaba fija al frente, cuando note que le llamaba la atención, pude ver a un grupo de chicas saludando al príncipe, parecía una serie adolescnete.
—Luego te darás cuenta —dijo y luego se retiró por donde había venido.
Comencé a acercarme a la barra para pedir un vino, me senté y luego hice mi pedido.
—Buena elección —comentó el hombre pelirrojo a mi lado.
—Gracias, aun sigo aprendiendo de vinos —dije y al parecer le hizo gracia.
Era guapo, su cabello era cobrizo, su mirada era hermosa, era como si pudiera sonreír con los ojos, sus ojos eran de un tono azul claro, sus cejas eran pronunciadas y su rostro era afilado, era alto pero no tanto como lo era Chris o James. Sentía que lo había visto de un lado pero no podía recordarlo con claridad.
—Un gusto, Jack Gray —extendió su mano.
—Alice Taylor —estreché su saludo.
—Claro, una de las finalistas del príncipe —dijo mientras recordaba.
—Esa misma —sonreí.
—Eres la invitada de media Galaxia —bromeó.
—Ni que lo digas, estoy harta de ser el centro de atención —admití mientras tomaba la copa.
Al parecer le causaba gracia.
—Siento que te conozco —confesé— ¿Nos hemos visto en algún lado?
—Tal vez hayas conocido a mi hermano —respondió—. Está por allá —señaló a lo lejos a un pelirrojo idéntico a él.
¡Por todos los guardianes! Eran los gemelos Gray, tan guapos para ser reales.
Los príncipes del reino Gray, su padre, el rey de Ewel. Era la segunda vez que conocía a la realeza por error y no me daba cuenta.
—Eres el príncipe Jack Gray —mi tono de sorpresa no lo pude disimular.
—Ese mismo, tardaste un poco en darte cuenta —dijo con una sonrisa.
—Creo que me creerías si te dijera que cuando conocí al príncipe James no sabía que era él —sonreí.
Su risa era gruesa y llena de vida.
—Te creo —dijo.
—Perdón por preguntar pero ¿Qué haces aquí?
Frunció el ceño.
—No me mal entiendas, es que pensaba que solo venían los reyes y los hijos de ellos, en este caso los reyes de Itaris y su hija Lena —explique.
Tomó un sorbo.
—Es porque Itaris trata de hacer todas sus fiestas muy lujosas, no se limitan a invitar a los que solo viven aquí, si no que a todo famoso o realeza y en este caso estoy yo y mi hermano —se pasó una mano por su cabello cobrizo.
—Con razón, se me había hecho ver distintos cantantes o actores famosos —dije.
—Si, de seguro todo artista famoso que se te ocurra, ha venido —respondió.
—Bien, es mejor así, prefiero ser invisible —susurre.
—No lo estas logrando, estoy seguro que todos te han puesto atención aunque sea una vez y con todos mi respeto, pero con ese vestido y tu rostro tampoco es de ayuda.
Sentí como mis mejillas se volvían coloradas y se pintaban de un tono rojizo.
—Estoy seguro que el príncipe no te ha escogido simplemente por tu belleza, pero muchas lo han de pensar así, así que no dejes que sus miradas te molesten —tomó otro sorbo.
Al parecer la realeza estaba muy acostumbrada a eso.
—Gracias, supongo —dije.
Se rió y luego asintió. Le entregaron otra bebida y la agarró con la otra mano.
—Bien, tengo que entregarle esto a mi hermano, al parecer se cree mi jefe por nacer cinco minutos antes que yo —entornó la mirada bromeando.
Sonreí.
—Ha sido un gusto conocerte, Alice Taylor —dijo.
—El gusto es mío —respondí.
—Te veo luego, diviértete —dijo mientras se iba con cuidado entre toda la multitud.
Me retiré luego de terminar con el vino que tenía en mi copa, esta vez me la tome con más calma, así que no me afectó aunque luego de eso me fui directo al baño.
No había tenido oportunidad de hablar con James, quería decirle todo lo que había descubierto, pero si no estaba rodeado de gente, estaba saludando a otros empresarios o celebridades. No era momento, tendría más tiempo para decírselo, hoy no era el día.
Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta de que alguien estaba por delante de mí, un mesero choca conmigo y se le cae su bandeja.
—Lo siento, no me di cuenta —me agache para ayudarlo a recoger los cubiertos que se le habían caído.
No dijo nada, supongo que no lo dejaban hablar, cuando termine de ayudarlo, me paré y lo vi a los ojos, senti que lo habia visto en algun lado y estaba vez sabia que no era de la realeza, ni tampoco una celebridad, su rostro era muy familiar, era atractivo, se veía más grande que yo, a lo mejor uno o dos años más grande que James. Su cabello era pelinegro y sus facciones eran... ¿Dónde lo había visto?
—Perdón —repetí, él asintió y se retiró con su silencio.
Volteé al suelo y vi como se le había caído una nota, la agarre con prisa para entregarsela.
—Disculpa se te ha caído esto —pero cuando voltee ya no estaba.
Me recorrieron unos escalofríos, algo andaba raro, algo no se sentía bien, me guardé la nota y me retire al baño para encerrarme en un cubículo y poder leerla con más atención.

El Ensamble (Cada Diez Años)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora