Mi mente no podía olvidar y aunque seguía sintiendo un vacío en mi interior, sabía que debía progresar, había muchos asuntos para resolver que no me dejaban quedarme estancado. Will no hubiera querido verme de esta manera y esperaba que aún estuviera vigilándome como cuando estaba aquí.
Por el momento había pedido que no lo sustituyeran, no tenía el ánimo de conocer a otro guardia real que cuidara de mí, porque sabía que si lo hacía, no solo habría una relación de príncipe y soldado, si no que habría una amistad de por medio, y aunque Alice había tenido razón en que ellos hacían su trabajo para protegerme y en el peor de los casos dar su vida por mi, no estaba completamente estable para poder aceptar la idea de que alguien más entrara en mi vida para después perderlo.
No había querido abrirme hasta que hablé con Alice, me seguía sintiendo triste, pero una parte de mi ya había aceptado lo que había pasado.El día se había vuelto favorable para el ritual, por la mañana habíamos viajado a Hanat y luego de que la familia de Alice, desayunaran en una de los restaurantes principales de la ciudad, Melit, en el centro de Hanat, nos dirigimos a la isla donde había sido mi ritual.
Nuestra llegada fue similar a la vez anterior, solo que en está ocasión no venía con Chris, sino con Alice.
La familia de Alice se había ido por otro rumbo con mis padres, ya que nosotros teníamos que llegar solos.
—A mi familia le ha encantado la comida y sobre todo el lugar —dijo Alice mientras volteaba a verme sobre su hombro—. Gracias.
—No tienes que agradecer. A mi también me entusiasma ver la reacción de ellos —dije mientras movía los remos hacia adelante y luego hacia atrás—. Creo que la que se encuentra más emocionada es Hannah.
—No lo dudes —soltó una risita—. Aunque sospecho que nada le ganará al palacio. Aún no supero que le has mandado hacer un cuarto para ella.
—Se lo merece, si yo hubiera sido niña. Hubiera querido un cuarto lleno de vestidos —bromeó.
—Te recuerdo que solo está de visita —encaró sus cejas.
—Aún así, cuando vengan a visitarnos, todos tendrán su cuarto.
—¿Hablas en serio? De seguro han gastado una fortuna en la decoración de las recámaras —comenzó a negar—¿Cuánto te ha costado hacer el tobogán que está en el cuarto de Jacob? O más bien ¿Cuánto te ha costado hacer todo el cuarto?
Hice como si me lo estuviera pensando por un momento, mientras fingía un gesto petulante y en respuesta gané un codazo de Alice.
—¿Me veré mal si te digo que no lo sé?
—Si, muy mal —sonrió—. Aunque considerando que eres el príncipe y estás a nada de convertirte en emperador, tal vez sea justificable que no lo sepas.
—Bien que bueno que aclares, porque no lo sé.
Una carcajada ahogada salió de ella, mientras se volteaba de nuevo para seguir remando.
—¿Cuánto te tardas en remar? —preguntó—. Ya entiendo porque Chris y tú han llegado tarde aquella vez.
—De hecho, aquella ocasión no habíamos llegado tarde por esa razón —respondí.
—Y entonces ¿Por qué te demoras tanto ahora?
—Porque me gusta estar a solas contigo, y después de esta ceremonia te voy a perder entre todos los que van a querer tu atención.
Sus ojos azules voltearon a verme, sus mejillas se habían vuelto más rosadas de lo que se habían tornado por consecuencia del sol.
—Lo dices como si me fueran a poner más atención a mi que a su príncipe.
—Porque es real, mi ceremonia ya ha sido —aclaré—. Y aunque esta ceremonia es para conciliar nuestro matrimonio, tú serás el nuevo centro de atención, será la primera vez que te bauticen como princesa.
—¿De qué hablas?
—Los Hanen, hacen estos rituales antes de cada evento importante para los demás mundos. Está ceremonia creará paz en nuestro matrimonio y de acuerdo a ellos te convertirás en la realeza para luego convertirte en emperatriz, aunque considerando que ya eres una princesa...
—No lo soy —escupió— ¿Por qué nadie me ha contado esto?
—Si bien lo recuerdo, me has dicho que querías que todo fuera sorpresa —recalque.
—No es verdad yo... —se detuvo antes de decir alguna mentira—. Tal vez lo he hecho.
Sonreí y ella se avergonzó en cuanto notó su equivocación.
—¿Ahora dime porque no puedo ni meter un dedo al agua? —señaló al mar que se encontraba bajo nosotros— ¡Está tentándome!
—Porque para los Hanen es esencial que luego del ritual seas bautizada con ella, aunque antes ya la hayas tocado, hoy tiene que ser la excepción hasta ese momento.
—Tienen muchas reglas —sonrió y luego noté como su mirada se desvió a mi pecho—. Una de ellas ¿No era que llegaras sin camisa?
—Si tanto quieres verme sin camisa, solo tienes que pedirlo —bromeé y al parecer a ella no le dio tanta gracia como a mi—. Yo no debo quitarme la camisa, por mi cuenta.
—No entiendo —frunció su ceño.
—Me lo quitara una chica —añadí.
—Eso... ¡Eso es horrible! Estás apunto de casarte conmigo y harán que una Hanen te quite la camisa —recalco las palabras con mucho cuidado.
Solté una risa sin poder evitarlo. Aunque había tenido algunas otras ocasiones en las que había sentido que Alice se había puesto celosa, jamás lo había visto con tanta claridad.
—¿Qué te da gracia? —dice con un tono irritado—. No le encuentro lo gracioso, porque si llegas a decirme que una anciana lo hará, no lo creeré. He visto todas las chicas que te veían en el muelle, de seguro una de ellas estaba deseando ser la que te quitará la...
—¡Serás tú! —dije con una sonrisa que trataba de ocultar.
—¡Te desteto! —maldijo en voz baja.
—Ha sido interesante saber porque en la mañana has estado un poco más extraña de lo normal.
—No ha sido eso —protestó.
—Ah ya ¿Entonces qué fue lo que hizo que no me vieras en todo el desayuno?
—Yo... —abrió su boca pero al ver que no tenía una excusa bien planeada la cerró de nuevo—. Estoy nerviosa por la ceremonia.
—¿Desde cuándo acá eres nerviosa? —sonreí mientras me entretenía ver hasta donde llegaba su mentira.
—¿Desde cuándo acá, haces tantas preguntas? —se cruzó de brazos
—Touché.
Flotaba un aroma en el ambiente que al parecer a Alice le llamó la atención. El aire era dulce, con unas notas cítricas. Una ola meció la canoa, y acarició sus costados con un tono turquesa, mientras cada vez la isla estaba mucho más cerca.
Unos pocos minutos pasaron para llegar a la isla, todos nos esperaban en un semicírculo, como la última vez. Bajé primero para acomodar la canoa, el agua helada rodeó parte de mis piernas y en respuesta un escalofrío me escaló por la espalda.
Alice comenzó a pararse para poder bajarse...
—¡No! ¡No te puedes mojar! —dije.
—¿Cómo espera que me baje príncipe? —protestó luego de mirar que todos estaban volteando a nuestra dirección.
—Fácil —me acerqué y tomé de su peso para cargarla.
—¿Qué estás haciendo? —susurró cuando estuvo en mis brazos.
—Practicando —subí y baje los hombros como si no importara.
—¿Practicando? Bájame —ordenó en un gruñido.
Cuando el mar ya no amenazaba con mojarla, la bajé para que pudiera sentir la arena bajo sus pies desnudos.
Todos comenzaron hacer una reverencia ante nuestra presencia, visualicé a mis padres a lado de la familia de Alice, mi madre seguía conversando con su madre como
si no hubieran tenido suficiente de ayer.
Me alegraba verla feliz, sabía que esto la había puesto de buen humor, me había recalcado en varías ocasiones cuánto le agradaba Alice y tenerla ahorita a mi lado en toda esta celebración debía de ponerla eufórica de emoción.
—Principe James, un honor volverlo a ver —se acercó el rey Ward con su esposa a lado, luego se volteó con Alice para tomar su mano y besarle el dorso de ella—. Mi doncella, le doy la bienvenida a este nuevo comienzo.
Por un segundo Alice volteó a verme con gesto extraño pero antes de que el rey la viera a los ojos, volteó a su dirección para responder su saludo. Luego la reina se acercó para saludarnos. No me había percatado que sus hijos estaban en la formación del círculo y entre ellos se encontraba Isabella, no quería pensar de esa manera, pero presentía que debía de estar pasándola mal o incómoda al estar aquí, esperaba que no fuera así.
El medio círculo se convirtió en un círculo, y nosotros dos y los reyes Ward éramos los centros de atención.
—Bienvenidos sean todos —comenzó hablar con más fuerza el rey—. Hoy nos hemos reunido de nuevo para la preparación de nuestros futuros emperadores. También el día de hoy daremos inicio a una nueva vida para la doncella, Alice Taylor.
Desde que era niño me había gustado la forma en que los Hanen celebraban sus celebraciones, como se preparaban siempre antes de cada una, no podían hacer algo sin alguna preparación o finalización de por medio.
Cuando me enteré de que yo estaría en una, me sentí agraciado por la noticia, siempre había querido tener uno de sus tatuajes que los representaban y uno de ellos lo conseguiría hoy junto a Alice.
—Este es solo el comienzo de su nuevo reinado —prosiguió el rey Ward—. Y nosotros tendremos la oportunidad de ser parte de él, seremos testigos de la preparación de estos dos jóvenes. Al igual que presenciaremos el bautizo de la doncella, para dar inicio a una nueva princesa —extendió sus brazos y gritó con entusiasmo—. E hoomaka ka aha.
E hoomaka ka aha (Que la ceremonia comience).
Tenía que reconocer que su idioma seguía siendo desconocido para mi, aunque podría decir que ya entendía más, sabía unas cuantas palabras y oraciones, pero no al grado de hablarlo con fluidez.
—Madre del Eau —extendió su brazo para ayudar a la anciana a ponerse frente a nosotros—. Puede comenzar con el ritual.
El rey y la reina se hicieron para atrás, aunque seguían estando un poco más al frente que todos los demás.
Madre Eau nos señaló que nos pusiéramos frente a frente, que fue lo que hicimos. Alice volteó a verme con sus grandes ojos, su seriedad era intimidante aunque sabía que por dentro estaba nerviosa, sonreí, una sonrisa dulce que ayuda a reconfortarla y calmarla para que ella también lo hiciera.
La anciana seguía hablando en el idioma desconocido, aunque por suerte yo ya sabía que pasaría. Su dedo me apunto, señalando que tenía que quitarme la camisa para ser marcado, Madre Eau ya había acercado una pintura blanca esperando que iniciáramos con el proceso.
No es como que estuviera formalmente vestido, era un conjunto similar a la vez pasada, solo que esta vez combinaba con el atuendo de Alice que consistía en una falda y un top color blanco como lo hacían mis pantalones holgados y mi camisa aguada.
Sus manos tomaron de los extremos de mi camisa y su mirada vaciló mientras sus mejillas se tornaban rojas, poco a poco fue levantando la camisa hasta quitármela por completo.
La anciana se acercó con un frasco que contenía pintura blanca, lo sostuvo frente a Alice para que la agarrara y manchara sus dedos para luego pasarlos sobre mi. Alice hizo lo indicado pero antes de saber dónde pintar, volteó a verme con duda.
—¿Qué se supone que debo pintar? —preguntó en un susurro.
—Donde quieras, solo trata que no sea muy grande —respondí.
Su mirada me recorrió desde mi rostro hasta mi abdomen descubierto, se lo pensó por un momento, y cuando al parecer encontró el lugar indicado acerco su dedo para pintar sobre una cicatriz que me recorría por medio del pecho a la parte superior del abdomen, a veces olvidaba que la tenía, pero cuando la recordaba no podía negarme a pensar en cómo fue que me sucedió.
Sus dedos fríos hicieron contacto con la rajada y por un segundo cerré los ojos ante aquel recuerdo que me venía a la mente. Acaba de terminar mi servicio militar en la marina y pronto nos habían llamado para atender una batalla contra un grupo de rebeldes de Ewel, uno de ellos fue el que me ocasionó la cicatriz y aunque en este momento no duele tanto como antes, cada vez que la veo puedo recordar cómo su poder había provocado ese resultado en mi piel.
—Nunca le había puesto atención a esta cicatriz —bajo la voz para que solo yo pudiera escucharla— ¿Te sigue doliendo?
—No.
—¿Está bien para ti que la haya pintado?
Asentí.
Aunque no era un recuerdo lindo, esa marca era la que me recordaba distintas cosas, algunas buenas y otras malas, pero sobre todo estaba ahí para recalcarme que todo poder vendría con una consecuencias, me motivaba, eso era lo que hacía.
Madre Eau acercó la tinta hacia mi y con cuidado sumergí uno de mis dedos para luego ver a Alice y buscar un lugar en donde marcarla.
—¿Existe algún lugar donde no te gustaría? —pregunté, ya que no solo se trata de una tinta, sino que se convertiría en un tatuaje.
—Pinta, donde te parezca mejor —respondió.
Al igual que ella, visualice su cicatriz en la parte baja del abdomen y acerque uno de mis dedos ahí para poder pintarlo con delicadeza, por un momento Alice cerró los ojos como si le siguiera causando dolor la herida, pero cuando termine, abrió sus ojos. Me acerqué a ella y le di un pequeño beso cauto en la frente.
La música comenzó a sonar, tambores que comenzaban a tener sinfonía en el lugar.
La anciana, trajo consigo un rosario de flores, que lo puso sobre nuestros hombros para unirnos más de lo que estábamos, hizo una seña para que tomara las manos de Alice y ellas las mías y comenzó a proferir palabras que desconocía.
Poco a poco comencé a notar un ardor en la pintura y al parecer no era el único, Alice tomó de mis manos con más fuerza cuando el dolor se volvió insistente. Madre Eau dejó de hablar y todos guardaron silencio, los tambores habían cesado y por un momento dejé de sentir el ardor. Volteé a ver la pintura de Alice que se había convertido en algo parecido a una costra de pintura como cuando se secaba, vi la mía y había sucedido lo mismo, con una mano los dos nos retiramos la cáscara y ahí estaba nuestro tatuaje.
Mi cicatriz parecía como si todo este tiempo hubiera sido de color blanco, que ahora hacía conjunto con la de Alice.
Madre Eau retiró el rosario de flores para luego tomar de la mano a Alice y llevarla hasta la orilla del mar, un guardia le pasó en silencio una concha con la que comenzó a agarrar agua y poco a poco fue bendiciendo a Alice mientras profería unas palabras en un susurro.
Cuando terminó, hizo una reverencia y luego se marchó por donde había venido, Alice regresó a mi lado y los reyes hicieron lo mismo.
—Denle la bienvenida —el rey tomó de la mano de Alice para levantarla como triunfo—, a la princesa Alice Taylor.
Todos los Hanen inclinaron su torso en forma de respeto y por primera vez pude ver en Alice un destello de algo desconocido para ella, algo de lo que temía y no pensaba que le iba a gustar tanto como era.
Y aunque para mi ya era una princesa desde antes, ahora lo era para todos.
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El Ensamble (Cada Diez Años)
FantasyEn un sistema estelar lejano existen cinco mundos diferentes con distintas clases sociales: la Tierra (realeza), Itaris (alta nobleza), Hanat (pequeña nobleza), Neogin (pueblo) y Ewel (los excluidos). Ahí es de donde viene Alice, de un mundo sin opi...