Seguía igual a cómo lo había visto hace un tiempo, sus arrugas se extendían por su rostro, su barba era más larga y notoria y su cabello estaba lleno de canas, sus manos se veían arrugadas y llenas de marcas.
—Princesa —hizo una reverencia cuando me vio.
—No, se está confundiendo. Ella es la princesa —señala con mi mirada a Lena.
Volteo a verme como si la que se equivocara fuera yo, pero no dijo nada más cuando dirigió su mirada a donde estaba Lena e hizo otra reverencia.
—Porfavor pasen, los estaba esperando —abrió más la puerta para que todos pudiéramos entrar.
Al parecer la cabaña tenía segundo piso porque había una estrechas escaleras en el fondo a lado de lo que parecía ser la cocina y una puerta trasera. Nos instalamos en la pequeña sala de estar, mientras que Chris se recargaba en la pared y James se quedaba parado cruzado de brazos, Lena y yo tomamos asiento.
El señor se dirigió a la pequeña cocina y regresó con una bandeja con tazas de té y una tetera, por ella salía humo.
—Vamos, se que tienes una pregunta, querida —sabía que el viejo me estaba hablando a mi.
Sentí todas las miradas menos la del viejo que se centraba en servir el agua humeante.
—Lo conozco —pensé que las palabras se iban a atorar en el nudo que traía en la garganta—. U-usted me dio la pulsera.
—Me alegro que me recuerdes —dijo como si todo esto fuera normal.
Comencé a negar cada vez con más vehemencia.
—No tiene sentido —dije—. La pulsera que me ha dado... —esta vez mis palabras no pudieron salir— ¿Cómo es que sabía que la iba a necesitar?
—Como te lo había dicho, ella te escogió —dijo mientras le entregaba a la princesa una taza de té.
—No, no puede ser. Usted sabía que la iba a necesitar —seguía negando— ¿Cómo entre tanta gente hizo que yo fuera a donde estaba usted?
—Porque el destino alinea todo para que cosas cómo estás pasen —dijo.
No podía creerlo, porque no le encontraba ninguna lógica, no entendía como es que el sabía que yo iba a necesitar de la pulsera, tampoco entendía como es que había hecho para que yo fuera de pura casualidad a su puesto, y si no recordaba mal, ese había sido el único puesto al que habíamos ido que no estaba planeado. A menos que...
—¿Qué poder tiene usted? —pregunté.
Tal vez si él pudiera ver el futuro, él sabría que la necesitaba. O algo que pudiera vincular con todas las preguntas que mi mente estaba haciendo.
—Acércate —me pare con temor, volteé a ver a James y el ya se había cercado más de donde estaba— ¿Me permites? —asentí y puso sus manos sobre la herida que me había hecho, ya estaba curada pero seguía una marca ahí.
El señor cerró los ojos y luego de un minuto volvió a abrirlos y retirar sus manos de mi pierna.
—Cuando vuelvas a ver tu pierna, estará como si no te hubiera pasado nada —dijo—. Aunque estoy consciente de que si sabes cómo manejar tus poderes, tú sola podría curarte —luego volteo a ver a Chris—. Ven soldado.
El rostro de Chris era frío e indiferente, se tomó un momento y luego de que se lo pensó, caminó hacia el viejo.
—Dame tu mano —dijo.
Chris se la dio y pasó lo mismo, algunas marcas que Chris tenía en sus manos y otras en el brazo, fueron desapareciendo, como si jamás hubieran existido.
—¿Eso ha resuelto tu duda? —volteó a verme.
Asentí.
—A veces es cosa de suerte, o simplemente el destino ya lo tenía planeado ¿No es así, principe? —James estaba muy callado pero asintió en el rincón donde estaba—. Ahora, díganme ¿En qué puedo ayudarles?
—Tenemos algunas dudas —comenzó acercarse James—, quisiéramos saber si nos puede ayudar con alguna de ellas.
—Por supuesto, pregunten —dijo.
—¿Mi abuelo ha estado por aquí? —preguntó Lena.
—Si, vino hace algunos días atrás —respondió.
—¿A qué vino?
El señor se lo pensó por un momento, agarró su taza de té y tomó un sorbo.
—A visitarme —se limitó a decir.
—¿Sabe a dónde ha ido? —preguntó James.
—Exactamente no sé a dónde ha ido, pero se lo que está buscando —tras una breve vacilación, no volteó a ver a cada uno, como si pensara que sabíamos que quería decir con eso—. Su abuelo, está buscando los anillos perdidos.
Ahí todo cobró sentido, el abuelo, no podía dejar un recado porque nadie podría enterarse de lo que estaba tratando de hacer, se lo impedirían. No era asunto de él, pero estaba segura que como muchas de otras cosas, él sabía de algo más para poder estar tan seguro de ir por su cuenta en busca de los demás anillos. Aunque estaba corriendo peligro, otros estaban en busca de los otros anillos, en cualquier momento podrían coincidir y...
—No puede ser —comenzó a negar Lena mientras percibía como el pánico comenzaba a invadirla— ¿Porque siempre tiene que hacer todo por su cuenta? —estaba resignada a creer lo que estaba escuchando.
—¿Sabe si sigue aquí en Ewel? —James desvió la mirada de Lena al señor.
—No lo sé. Dijo que estaba en busca de los anillos, pero los anillos perdidos pueden estar en cualquier mundo —dijo—. Este tense tranquilos, él sabe lo que hace. Además me dijo que regresaría a la tierra en menos de una semana, para arreglar unas cosas.
—¿Le dijo algo más? Algo que pudiera ayudarnos —pregunté.
—Me dijo que vendrían —continuó—. Dijo que preguntarían por él, y que les dijera lo que les estoy diciendo —percibió mi atención.
Comencé a sacar las cartas de mi bolsa, las extendí y se las entregue.
—¿Qué significa? —pregunté.
—Tienes que ser más específica, querida —dijo.
—En la primera carta habla de la oscuridad, dice que "el la tiene que potenciar"que el tiene que potenciar la luz —comencé a decir— ¿Quien o que es la luz y quien es "el"?
Me entregó la carta y la tomé con duda.
—Léela de nuevo querida —señaló a la carta en mis manos.
Querido Nicolas, cada vez las cosas se vuelven más sombrías, tenías razón la oscuridad está destrozando todo lo que conocemos, una vez más la información se nos ha ocultado. Tus predicciones son ciertas, la luz ha sido encontrada pero el la tiene que potenciar, la he conocido y es más poderosa de lo que parece.
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El Ensamble (Cada Diez Años)
FantasiaEn un sistema estelar lejano existen cinco mundos diferentes con distintas clases sociales: la Tierra (realeza), Itaris (alta nobleza), Hanat (pequeña nobleza), Neogin (pueblo) y Ewel (los excluidos). Ahí es de donde viene Alice, de un mundo sin opi...