Capítulo 30 (Alice)

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Cuando regresamos, Chiara y Olivia me esperaban con unos vestidos que tenía que probarme. Lucían un poco exhaustas, ahora podía entenderlas, mi cuerpo me dolía, mis piernas ardían y mis ojos querían cerrarse para no volverse abrir, aunque hacer eso implicaba tener pesadillas y volver a la noche de hace unos días atrás, no lo permitiría.
Cuando regresamos había estado ansiosa de poder ver los poderes de James más a fondo pero no había tenido tiempo ninguno de los dos.
Habían pasado dos días desde que volvimos y solo lo pude ver un par de veces, aunque venía en las noches que era cuando estaba menos desocupado. Sabía que debía de estar ocupado, aunque mi mente no podía pensar mucho en otras cosas porque todo el tiempo estaba respondiendo preguntas ¿Que flores me gustarían para la ceremonia? ¿Quería tres tiempos o más? ¿Mi vestido lo quería pegado o de princesa? Me alegraba que tomaran mi opinión en cuenta, pero lo que menos tenía en mente en estos momentos era eso.
La mayoría del tiempo me ocupaba en cosas un poco insignificantes, Lady Emma me había buscado luego de mi llegada para poder seguir practicando, tenía que aprenderme todos los nombres de los reyes, reinas, princesas, príncipes, duques...
Deseaba ayudar con algo que si importara, los mundos estaban siendo atacados y quién sabe qué barbaridades se aproximaban, y yo estaba aquí, parada mientras me probaba otro vestido.
Ni siquiera había tenido tiempo de leer la carta del abuelo, mis días se estaban volviendo rutinarios, despertar, entrenar con Chris, ducharme, clases con Lady Emma, asuntos de la boda, dormir.
Una y otra vez, la única parte de mí día que me entusiasmaba era cuando podía ver su sonrisa, pero ahora ni de eso estaba segura si iba a ver en el día.
—Este color me gusta —dije mientras meneaba el vestido y veía mi reflejo a través del espejo.
—Lo ha escogido Olivia —dijo Chiara mientras marcaba otro detalle para arreglar en la falda.
Si me preguntaran podría decir que yo veía estos vestido como terminados, habían traído variedad de atuendos, me habían dicho que ahora que me convertiría en emperatriz tendría toda variedad de ropa, no podía repetir atuendo, cosa que me espanté al oír ¿Cómo iba a desperdiciar un vestido y no volverlo a usar? Pero supongo que ellas no tenían la culpa, solo acataban órdenes de algún superior.
Mi habitación estaba repleta de maniquíes con vestimentas finas y elegantes, había joyería por todas partes y al fondo una hilera de zapatos se extendía horizontalmente.
—¿Es necesario hacer esto? Saben que cualquier cosa que hagan a mi me gusta —dije esperando poder librarme de la situación.
—Si, perdón Alice. Todavía nos faltan aquellos vestidos —señaló a lo que parecían ser una infinidad de ellos.
Inhale y luego exhale, vamos respira, me dije a mi misma.
Luego de unas horas de probarme una y otra vez atuendo tras atuendo, se fueron, parecía que ahora Olivia y Chiara tenían más trabajo y para mi sopresa habían sido ascendidas, lo cual me alegraba por ellas porque se lo merecían, se habían esforzado tanto para que pasara.
El día de ayer me habían preguntado si me gustaría otras mucamas o más de ellas a lo que respondí que no a las dos preguntas, era suficiente con ellas dos, y estaba segura de que las quería seguir teniendo a mi lado, les tenía confianza y sabía que ellas a mi, y ese vínculo no se podía armar con facilidad.
Me tire en la cama, mis pies se sentían libres al poder librarme de los tacones. Antes de poder cerrar los ojos y tomar una siesta, me levanté y recordé que tenía pendiente leer la carta del abuelo, me pare y fui corriendo hasta el escritorio, donde la tenía guardada, el piso estaba frío aunque era mucho mejor que estar sujeta a unos tacones. Tomé la carta y volví a tirarme en la cama.
Por fuera, no venía mucho, más que la advertencia que ya había leído. La abrí y adentro venía un simple papel doblado en cuatro partes, lo despegue y comencé a leer.

Querida Alice.
Cuando leas esta carta es muy probable que ya me encuentre de regreso en mi palacio, también es muy probable que ya te hayas enterado de quién es el príncipe y que se te ha ocultado la verdad. Aunque me temo que esa no es toda.

El Ensamble (Cada Diez Años)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora