LXXVII. ( she's busy little bro )

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No podía decir que dormía con la consciencia tranquila, pero si podía decir que ya sus párpados no le dolían de tanto llorar y que su pena había comenzado a ser más llevadera. No porque desaparecía, si no porque ya se había acostumbrado a ella, incluso podía decir que abrazaba aquella pena como un reconfortante abrazo entre lágrimas. O si no se vería envuelta en la locura de la soledad que volvía a ser un martirio en su mente.

—Señora Black —escucho entre sueño a Kreacher hablar—. Señora Black, debe levantarse. La señorita Black está aquí.

—¿Que?

—La señorita Black está aquí.

Mallory se puso entonces una bata y bajo corriendo al primer piso donde el elfo la esperaba. Paso las viejas puertas y vio, sentada en un sofá, totalmente mojada de la lluvia y destrozada, a Aludra quien no había visto en un buen tiempo.

La pelinegra se levantó y con un rostro de llanto fue a caer en sus brazos.

—¿Que pasa?

Ella solo continúo llorando, ruidosamente. Lloraba y lloraba hasta volverse un manojo de llanto que le hacia suspirar de lastima y alegría por volver a verla después de desaparecer en Italia con Salvatore de quien no veía rastro alguno.

—Me casaré en un mes con Salvatore, Mallory. Y no quiero, no puedo. Yo lo amo, Mal, lo amo demasiado... ¿Por qué no me pude haber ido con él cuando aún podía hacerlo?

—¿De que estás hablando?

—Amo a Remus demasiado. Lo amo, lo amo. Tuve que haber tomado la oportunidad y haber huido con él, pero no puedo...

Ella se alejo de pronto de Mallory, y levantó la manga de su camisa. La pelirroja se escandalizó al instante, llevando su mano a su boca mientras daba un par de pasos atrás. Sus ojos se volvieron lacrimosos mientras miraba a su cuñada mantener un rostro de arrepentimiento.

—¿Pero que has hecho?

—Es lo que soy, Mallory. Soy un monstruo. Vendí mi vida.

—¿Por qué?

Aludra se mantuvo en silencio, temblando y sin poder decir una palabra, para sollozar cayendo al suelo. Mallory se arrodilló frente a ella, miro con miedo la marca en su brazo y la volvió a cubrir para abrazarla fuertemente.

—Estás a salvo ahora.

Aludra había firmado su contrato que la introducía lo más profundo en la guerra y se pregunto a si misma si es que Salvatore también había corrido el mismo destino.

Un baldazo de agua fría acababa de caer en su cabeza y por alguna razón era su padre al único en el que podía pensar. También se preguntaba a si misma por qué sentía qué tan rápido había pasado el tiempo, ya no era niños, y le dolía aceptarlo, nunca había dejado de hacerlo.

Le dolía aceptar muchas cosas como que había ido donde Sirius solo con la intención de que ponga un hijo en ella, otro como si no fuera suficiente, uno que tuviera en secreto, mintiéndole debía de admitirlo, pero usando al única oportunidad que había tenido para poder hacerle creer incluso al mismo Regulus que era su hijo. Un secreto que se aseguraría que fuera solo suyo de darse como lo había planificado.

¹SEMPITERNAL # sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora