¹SEMPITERNAL # sirius black

XXXVII. （ you are not sirius ）

—No puedo creer que ya hayan pasado los tres meses —dijo Lily tomando las manos de Penelope—. Te vamos a extrañar demasiado. Escribenos por favor.

—Yo las voy a extrañar a ustedes —le dijo abrazándola—. En especial a ti, Mallory.

Ella solo le sonrió falsamente mientras tomaba de su café, como si es que no hubiera estado esperando ese momento con ansias. Marzo ya terminaba, las vacaciones de Pascua se acercaban y sobre todo, Kit y Penelope regresaban a su país con gente de acento raro. Sin duda era una amistad perdida, jamás la había figurado como una persona tan insoportable como la que había resultado ser, aunque habían conversado ocasionalmente, se arrepentía totalmente de haberle dicho que pidiera hacer pasantía en Hogwarts.

Kit, quién había hecho amistad con Snape, estaba a un par de mesas no muy lejos. Ya no se hablaban demasiado, no más de lo necesario, pero él había hecho sus propias amistades que lo despedían en esa ocasión. Solo se limitó a sonreírle, para verlo sonreír igualmente alzando su mano para saludarla, cuando Sirius se puso entre ambos al igual que los demás gryffindor quienes apenas llegaban. Solo sonrió sin que el pelinegro lo notara, volviendo a mirar a Penelope quien curiosamente la miraba atentamente, como la mayoría de veces que volteaba a verla.

—Creo que todo hubiera sido diferente y más divertido si es que hubieras sido clasificada en slytherin —le dijo la pelirroja, Aludra asintió aunque al igual que Marie sabía de su fastidio por ella, recientemente la pelinegra se había vuelto aún más cercana, aunque no sabía bien cual había sido la diferencia—. Habríamos podido pasar más tiempo juntas —de pronto sintió un golpe de melancolía—. Eras mi mejor amiga de Ilvermorny.

—Me harás llorar.

—De todas formas estamos muy felices de que hayas sido parte de nuestra familia —le dijo Marlene quien tomaba la mano de Dorcas—. Has visto que somos un desastre. Lily es una cerebrito, Mary es demasiado vanidosa y yo tal vez demasiado desordenada y hemos sido compañeras de cuarto desastrosas, pero de verdad quedara un vacío entre nosotras.

—Entre nosotros también —le dijo James—. Escribenos sobre las bromas que le hagas a Kit.

Mallory rió sintiendo a Sirius apoyarse en su silla, para poner su mano en su hombro, ella volteo a verlo, viendo como agarraba su mano, poniéndole el anillo nuevamente sin decir nada. La pelirroja solo actuó como si no hubiera pasado nada, para comenzar a jugar ligeramente con el anillo intentando no sonreír, o aún peor, sonrojarse.

Conversaron un poco más sobre su tiempo allí, y casi olvidó todo problema que había entre ambas, aunque había sido una muy mala amiga, los recuerdos de Ilvermorny solo saltaban a su mente y Mallory se arrepentía de no haber podido pasar más tiempo con ella como lo que habían sido antes de su rechazo a raíz de Sirius; mejores amigas.

Cuando ya se estaban retirando, Mallory fue a la caja para dejar un mensaje a su madre, cuando un avión de papel golpeó su cabello. Ella lo agarró, abriendolo para leer lo que había adentro.

"Quiero verte, solo tu y yo. Torre de Astronomía, medianoche. Hoy. Con cuidado al salir, no dejes que Filch te atrape."

Lo dobló algo sonrojada, volteando a ver a Sirius quien tenía la mirada atenta en ella. Al notar que había volteado, él solo sonrió al igual que ella. La pelirroja solo guardó el papel y esperó que fuera la hora. Sabía que era él, y sabía que por fin se lo diría, que le reiteraría que le gustaba, saldrían y por fin todo su lío de medio año terminaría con ellos dos aceptando lo inevitable; al otro.

Subió corriendo a la torre de astronomía con uno de sus vestidos negros, de los que pocas veces usaba ya que no le gustaba demasiado el color. Al llegar vio a esta totalmente vacía, por lo que solo dio un par de pasos esperando que no fuera tan estúpido como para dejarla plantada o tan cruel como para quedarse dormido, entonces la puerta se abrió y de esta una silueta se dejó ver. No era tan alto, era más delgado, sus hombros más pequeños y su caminada diferente, no era él. Empuñó su varita cuando entonces vio a Penelope sonreírle.