LXX. ( it's coming )

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Mallory en general ya la estaba pasando bastante mal, mas jamás tanto como en ese momento.

Probablemente eran las hormonas o tal vez era solo su corazón pidiendo por una pequeña probada de la libertad y el amor que no sentía en ningún lugar. En realidad no sentía nada, ni siquiera cuando se levantaba, ni en aquellos silencios nocturnos.

Ya no tenía insomnio, tampoco lloraba de más, en realidad no hacía nada. Solo miraba un punto fijo  intentaba dormir lo más posible. No comer, no hablar, no respirar. Aludra insistía en que eso era necesario para que su bebé naciera saludable y de más cosas que solo quemaban los oídos de Mallory al escuchar, pero por más mala persona que sonara, eso jamás le había importado.

Ella lo notaba, los días pasando por sus ojos, la culpa siendo una presión en su pecho mientras que su espalda dolía por cargar con la madurez de una vida que ella no había pedido y no quería vivir. Saber que la vida la estaba tratando bastante mal a los diecisiete años no le daba demasiada esperanza al futuro que le esperaba.

Si es que en verdad había un futuro.

En algún momento había pensado en acabar de su infierno, pues cada cosa que veía era una posibilidad, una más dolorosa que la otra. Un dolor tal vez purgante a algún pecado por el que ahora estaba pagando. Debía de haber hecho algo, en alguna de sus vidas, de lo contrario no encontraba respuesta alguna la bofetada que le iba dando la vida. Así descansaría tranquila, si pagaba por el pecado que la agarraba del cuello. Pero no podía.

Había una nueva vida que la anclaba a la tierra sin su consentimiento, una nueva vida que respiraba en su cuello, una nueva vida que nacía de la culpa, y un amor que seguía sin sentir. Mallory solo sentía que era un recipiente, ya no era más humana.

A pesar de que había aceptado tomar el riesgo y la responsabilidad, era de todas formas una decisión de la que no tenía escapatoria, y ahora era solo un borrego a las ordenes de Walburga Black, ya no era más Mallory Yaxley, ya no era quien todos quería ser. Ya nadie se preocupaba si ella estaba bien, nadie se preocupaba que ella estaba muriendo, solo se preocupaban en que el bebé dentro de ella sufría porque dejaba de comer o de sonreír, y ella era solo una mala persona.

Y eso no era justo. Nada en su vida era justo, ni siquiera Sirius lo era.

Prefería las miradas de deseo lejanas o de desprecio total pero ahora no había nada, y no había daga peor que la indiferencia. Le dolía admitir que prefería ser odiada a no ser nada, no causar ni siquiera una pequeña pizca de rabia en la mirada de Sirius, no había nada.

Lo peor de todo era que todo era por nada, un día se enteraría, lo intuyera, y lo peor era que Mallory cada día sentía más que ese día estaba cerca, podía sentirlo, la cabeza chocando con su pelvis, su cuerpo siendo diferente, podía sentir que cada día estaba más cerca.

Una noche cualquiera comprobó que sus sopechas eran correctas.

—Aludra —la sacudió Mallory levantandola.

—¿Que?

—Algo esta pasando —susurró ella con desesperación.

Ambas corrieron al baño y una vez allí, la pelirroja le explicó todo.

—Ha pasado ya varios meses desde tu última revisión con un doctor —pasó sus manos por su rostro.

Había disociado por tanto tiempo que apenas notaba que habían pasado dos meses desde la última vez que un profesional la había revisado.

—Desde navidad, dos meses ya —recordó Mallory, la pelinegra asintió.

—Acabas de expulsar algo llamado tapón mucoso, en una mucosidad en la entrada vaginal de la mujer embarazada —explicó tomando sus manos.

¹SEMPITERNAL # sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora