XVIII. ( the list )

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James solo se echó a reír al igual que Peter mientras Remus lo miraba con los ojos bien abiertos, demasiado sorprendido para hablar. Cada quien con su reacción ante la extraña confesión de su amigo sin embargo al cabo de los minutos, el licántropo rio igualmente.

Los tres allí casi orinados, frente a él riendo. Debía de ser una situación bastante irónica y cómica, y estaba seguro de que si él no fuera el protagonista de la situación, se estaría riendo fuertemente al lado de sus amigos, pero lamentablemente era él quien estaba en aquella confusa y ahora bochornosa situación.

La odiaba, antes. Hasta allí estaba bien. Se comprometieron, esta bien. Luego la hizo llorar con su inmadurez y porque al parecer no era tan amable con ella como con los demás y le cansaba el que ni siquiera eran amigos, así que la consoló en tregua para amistad como a cualquier amiga que veía llorando, luego ella lo llamo por su nombre, luego tocaron juntos, casi la había besado (¿impulso?), ¿en que momento había tenido una erección que ni siquiera había notado y que había lucido frente a la mismísima profesora McGonagall quien milagrosamente no lo había notado?

La odiaba, la había comenzado a soportar, se sintió mal por hacerla sentir triste, la abrazo, tocó el violín de forma magistral y de pronto ¡pop! Sin control alguno. No estaba entendiendo.

—Fue la conmoción del momento —dijo Remus más calmado—. Ya sabes, tienes la idea de que te vas a acostar con ella en poco tiempo, hace mucho que no íntimas con alguien, y bueno ella es bastante bonita así que las cosas se dieron como se dieron. La quisiste besar y bueno, también otras cosas.

—Que tú faro de luz siga funcionando así de bien con ella cuando se casen —se burlo James, a lo que el pelinegro se arrepintió de haberles contado—. La harás muy feliz en la noche de bodas.

—No lo menciones que hará que tenga otro problemita —dijo Peter entre risas estallando en carcajadas junto al azabache.

—Canuto —le dijo James calmandose—. Hay veces en las que las dos cabezas no piensan en lo mismo, así que no te escasillas en la idea de que es porque te gusta, solo le gusta a una de tus cabezas, y tu no piensas con ninguna.

Ahora entendía a Mallory. Habían cosas que solo se podían hablar con las mujeres pues por alguna razón parecían ser más consientes de lo que decían y más empáticas con las situaciones, eran burlonas, en especial Lily y Marlene que probablemente se pondrían a reírse al igual que James y Peter, por algo era que esa pelirroja y el desgraciado de su mejor amigo eran novios, y Marlene siempre se burlaría incluso de si misma.

—¡¿Donde están las chicas?! ¡Chicas! —tocó fuertemente su puerta a lo que escucho risas adentro.

—¿Que quieres, Sirius? —preguntó Lily sacando su cabeza, evitando que vea lo demás de la habitación con su cuerpo, lo cual hizo que tuviera solo más curiosidad.

—¿Uh, que está sucediendo? ¿Que te está haciendo Marlene?

—Nada —rodó los ojos riendo ligeramente.

—¿Entonces por qué no me dejas ver que hay adentro? —movió ligeramente su cabeza sin lograr ver nada.

—Es porque... Mal... rlene se está... cambiando.

Rápidamente se cubrió los ojos.

—Quería su ayuda —confesó aún con las manos en los ojos, escuchó que abría la puerta lo que hizo que se volteara—. Cierrala, no quiero que Aznavour se incomode.

—¿Aznavour? —preguntó confundida Mary.

—Desde ayer ha estado mencionándolo mucho, incluso como adjetivo —se encogió de hombros.

¹SEMPITERNAL # sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora