LXXI. ( mallory yaxley )

523 52 15
                                    

Su cuerpo se sintió como una ola y tembló ante el dolor más insoportable que había experimentado en toda su vida. Y el primer grito abandono sus labios.

Rápidas posadas se escucharon y James se dejó ver como si es que hubiera estado esperando en la puerta. Miro la escena horrorizado y sin saber que hacer se acercó a ambas chicas con intención de ayudarlas.

Mas en ese momento, por más que hubieran mil personas con ella o los doctores más especializados, Mallory no podía dejar de sentirse sola y eso solo le daba miedo, uno diferente al que alguna vez había sentido.

Cómo si su cuerpo se fuera carcomiendo hasta sus huesos y no hubiera nada más que esperar que el dolor cesara o que su vida acabará. Aunque aún así saliera en una pieza y su corazón palpitaba, Mallory temía que ya había muerto.

Así que cualquier destino llevaba todo a su muerte, pues su vida ya se había acabado. Ya no era libre, ya no era ella. Y con esa mentalidad pensó en que tal vez lo mejor era ni siquiera intentarlo, así con un poco de suerte todo sería más rápido, su vida cesaría con elegancia y no haría una nueva vida que no merecía tal sufrimiento.

—Mallory, puja —le dijo Aludra con desesperación—. Estás dilatada, solo puja en cada contracción.

Su cuerpo se estremeció del dolor y ella solo pudo lanzar un grito llevando sus manos a su abdomen mientras James intentaba darle todo el apodo que podía, sin embargo su silencio y manos temblorosas demostraban que incluso él quien era positivo en todo, se daba cuenta que algo iba mal.

—¿Por qué no estás pujando, Mal? ¡Hazlo! —pidió la pelinegra pero ella seguía asimilando el dolor entre gruñidos sin decir una sola palabra, aferrándose a los brazos de su amigo mientras lloriqueaba— ¡Mallory!

—No lo va a hacer —dijo el gryffindor asustado volteando a ver a su amiga—. No lo quiere hacer.

—Mallory tienes que hacerlo o morirán ambos.

¿Pero que más daba? En ese momento, con el dolor corriendo por sus venas y el oxigeno faltando a su cerebro, Mallory pensó en que el primer acto de amor que podría hacer por aquel niño, sería llevárselo con ella. 

—Si no lo haces tendré que abrirte el abdomen —amenazo ella pero no pareció servir de nada—. Estoy hablando en serio.

—Estoy cansada —susurró ella abrazando a James que temblaba—. Estoy muy cansada, James.

—Lo se —palmeo su cabeza con la voz temblorosa—. Podrás descansar, tu, pero no le hagas esto a ese niño. ¿Crees que lo merece? —le preguntó y entonces la escucho lloriquear entre sus brazos— Es una vida, una muy hermosa que tiene la oportunidad de vivir y hacer tanto bien.

—No...

—Sí. Porque es el primogénito de Mallory Yaxley y Sirius Black. Dime ¿Que más maravilloso podría ser que eso?

—No puedo hacerlo, James —sollozó con dolor en su cuerpo—. No puedo criarlo para ser el ser humano perfecto que crees que será, no puedo hacerlo sola...

—No lo estarás. Tendrás a Aludra, a tu madre que te espera en casa, a Marie... Me tendrás a mi. No estarás sola, jamás lo estarás porque siempre estaré aquí.

Mallory titubeó por unos segundos y abrió los ojos. La sangre estaba por su alrededor, tanto que le hacía temblar del miedo. Podía sentir su cabeza entre su cervix, y era que solo ella era el problema. Pero aunque sabía que tendría siquiera a James con ella, no podía hacerlo. No sin Sirius.

—No puedo hacerlo sin Sirius —susurró sintiéndose derrotada—. No quiero hacerlo sin Sirius. Lo quiero aquí... Lo quiero conmigo.

Ambos chicos compartieron una mirada antes que Aludra emprendiera una carrera contra el viento. Corrió entre pasadizos, aulas y personas. Era improbable que estuviera en su sala común, pero tampoco debía de estar afuera.

¹SEMPITERNAL # sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora