Capítulo 36.

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Things in place.

Aitara.

El jet los espera listo para despegar y yo siento que se va una parte de mi con ellos.

Mamá no deja de abrazarme y mi papá no quiere ni mírame. Zaid viene platicando con Matteo, mientras mamá me repite mil consejos de qué hacer cuando llegue el bebé.

—Ma, tranquila, el plan es que tu estés ahí conmigo cuando nazca.

—¿Y si no encuentran la forma de que yo vaya? Tengo que decirte todo lo que debes hacer desde ahora.

Tomo aire y la dejo seguir platicando. Mi papá va solo adelante y me parte el corazón su forma de actuar tan indiferente conmigo. Mamá guarda silencio viéndonos a los dos y detiene nuestros pasos. Cubre mis mejillas con sus manos obligándome a verla.

—Déjalo, él aun no asimila todo y le diste dos noticias de golpe. El hecho de que esté aquí, aceptando ir a donde vamos solo porque tú se lo pediste, ya es un gran avance.

—Pero ¿por qué tiene que actuar indiferente conmigo? Él sabe lo importante que es su aprobación y su amor para mí. Y desde ayer no me habla, le hablé y me ignoró.

—Está molesto porque no puede tener el control de la situación, quisiera ser él quien te mantiene segura, pero debe entender que ustedes ya crecieron y no siempre van a estar bajo nuestro manto.

Lo miro unos segundos y devuelvo mi vista a ella.

—Vamos. Ve, acércate a él y hablen mientras nosotros vamos subiendo. O lo hacen ahora o no lo harán en mucho tiempo.

Asiento y me aparto de ella apresurando el paso hasta llegar junto a él. Ni siquiera se voltea a verme, solo sigue caminando.

—Papá, sé que estas molesto conmigo, pero algún día entenderás que esto es lo mejor.

—¿Lo mejor es que te quedes aquí, en medio de una guerra, embarazada y con riesgo de morir en cualquier momento?

—No voy a morir. Sé cuidarme y Matteo también estará conmigo, no estaré sola.

—Matteo no es inmortal.

—Lo sé, pero...

—Si lo matan, ¿qué harás? ¿Cómo te defenderás?

Siento un nudo en el pecho de solo imaginar un mundo donde ya no esté a mi lado. Me detengo y él me imita haciéndome frente.

—Contesta.

—Eso no va a suceder y en todo caso yo no soy una idiota que no se pueda proteger, Sabina y Max también están y a pesar de todo hice amigos aquí que podrían tenderme una mano.

—¿Qué amigos?

—Alenka, por ejemplo.

—Esta bien. —Su rostro esta tan serio como jamás había estado conmigo—. Soy tu papá y mi deber es estar contigo. Deseo tanto que sus planes salgan bien y logren salir de todo esto. Quisiera mantenerte a mi lado y a salvo siempre, pero tú ya lo dejaste claro. Eres mi hija, pero yo no puedo decidir en tu vida por siempre, así que respeto tu opinión. Solo quiero que sepas que, si todo esto se va al carajo, yo estaré ahí para ti.

—Nada está bien. No quiero que te vayas estando molesto conmigo.

—No estoy molesto, solo son muchas noticias para asimilar.

Se cruza de brazos y me analiza con la mirada. No sé en qué momento se me cristalizan los ojos. Definitivamente papá siempre será mi punto más débil. Y eso no quiere decir que no amo a mi madre, porque la amo con mi vida. Solo que siento algún tipo de debilidad por papá, no puedo estar mal con él. No lo sé, simplemente siempre lo he admirado hasta por el mas mínimo detalle.

Mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora