Caminos cruzados (Hannigram/Johnlock/Omegaverse)

Capítulo Dos: Platica

Will comprobó que todos sus queridos perros estuvieran bien cómodos en la habitación en la que dormían, que para el gusto de Graham tenía un parecido exagerado a un harem, con las paredes pintadas de rojo y el suelo lleno de mullidos y coloridos cojines. Al menos los perros parecían muy a gusto con ello. Suspirando, los acarició y se marchó hasta su propia habitación. Echaba de menos dormir con sus perros, pero Hannibal insistía en que su habitación era un lugar sagrado sólo para ellos dos... y para sus hijos, había dejado caer alguna que otra vez, pero eso no iba a pasar. Con rapidez, Will se despejó de sus ropas anticuadas hasta quedar sólo en camiseta interior y calzoncillos y se acostó en la cama sin taparse, girándose para darle la espalda a la puerta, a través de la que llegaba una suave melodía de clavecín.

Will suspiró, usualmente Hannibal siempre era el primero en irse a la cama, pero esa noche al parecer tenía planeado estar un poco más en la soledad de la sala de la casa. Sabía que en cierta manera su comportamiento era su culpa, pero Lecter no podía culparlo, Will no lo decía en voz alta, pero tenía miedo de tener un bebé, se llevó una mano a su vientre y sintió las marcas de su vieja cicatriz, aquella que el mismo Hannibal causó. Nunca se lo dijo, pero los médicos le confesaron que parte de su útero se vio perjudicado y era muy complicado que un embarazo llegara a término, Will no podría soportar perder otro hijo, la ausencia de Abigail aún era un dolor constante en sus recuerdos. Tampoco se podía imaginar tener que huir con un bebé en brazos, todo sería mucho más complicado, nunca tendría una familia como la que conoció ese día, Hannibal y él tendrían que aceptar que siempre serían solo ellos dos.

ooOoo

Sherlock estaba terminando de acomodar las almohadas en la cama, la pequeña Isabella se había quedado profundamente dormida luego de comer, era un alivio que ella ya no despertara en las noches. El omega ya se había vestido con su pijama, sólo estaba esperando que John se encargara de sus hijos.

—¡Mamá! —el grito de James hizo que dejara lo que estaba haciendo y se volteó, enarcó una ceja al ver a su hijo en brazos de John, el pequeño no dejaba de sonreír y extendía sus manos para que su madre lo alzara.

—¿Pero que hace mi pequeño príncipe aquí? —preguntó mientras lo tomaba en sus brazos y besaba su pequeña nariz. Jamie rió y se abrazó al cuello de su madre sintiendo su dulce aroma que lo hizo suspirar.

—Bueno, Jamie estaba llorando porque no podría dormir con ¿Heidie? —repitió ese nombre y Sherlock asintió mientras mecía de un lado hacia otro a su hijo—, así que pensé que podría dormir con nosotros. —Se encogió de hombros, hacía mucho tiempo que no le molestaba que su hijo menor durmiera con ellos, James siempre sería su pequeño bebé.

—Claro que puede dormir con nosotros —respondió Sherlock mientras caminaba hacia la cama y corría las cobijas para acostar al pequeño en el centro de la cama—. Jamie siempre será bienvenido aquí —dijo para luego besar la frente del pequeño alfa.

—Bien, iré a cambiarme. —Sherlock asintió sin volver a verlo mientras le hacía cosquillas en el vientre a su hijo, John sólo sonrió y tomando su pijama fue a cambiarse al baño. Luego de cepillarse los dientes regresó para ver a Sherlock ya acostado en su lado de la cama mientras le contaba una historia entre susurros a James quien ya se estaba quedando dormido. Watson dio una última mirada a Isabella y luego él también se acostó. No pasó mucho tiempo antes de que James se quedara profundamente dormido sujetando la camiseta de Sherlock con su pequeña manito.

—Ellos realmente quieren una mascota —murmuró el omega y John suspiró.

—Lo sé, pero aún son pequeños y un perro necesita muchos cuidados, quizás en unos años más —dijo Watson—. ¿Crees que el tal Will es una buena persona? —preguntó y Sherlock sonrió.