Capítulo Diez: Almuerzo entre amigos

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Greg puso al pequeño Ethan en su cuna mientras los gemelos ya vestidos con sus pijamas gateaban por la cama hasta ocupar sus lugares. Lestrade les sonrió para luego tomar su ropa de dormir y entrar al baño a cambiarse. Cuando salió Evangeline y Christopher le sonrieron, caminó hacia ellos y se acostó en su lugar habitual, pero luego su hijo rodó sobre él haciéndolo reír y se ubicó a su lado, al final Greg terminó entre ambos niños quienes lo abrazaron con fuerza.

—¿Madre estará bien? —preguntó Evangeline mientras Greg acariciaba sus suaves cabellos.

—Sí, lo estará, solo necesita cuidarse un poco más —respondió. Chris resopló.

—No me extrañaría que en una semana estuviera viajando de nuevo a China o Rusia —comentó claramente resentido—. A veces creo que madre no nos quiere, que solo tú lo haces. —Miró a Gregory como si fuera su héroe. Al beta se le encogió el corazón y abrazó con fuerza a sus hijos, odiaba que siendo tan pequeños se sintiera así.

—Mycroft los ama, sólo que no sabe cómo demostrárselos —trató de consolar a sus hijos, pero él también había llegado a pensar como ellos, que en la vida de su todavía esposo eran sózlo una molestia.

ooOoo

Aquella semana Will echaba mucho de menos a Sherlock y a sus hijos. Aunque estaba yendo regularmente al parque para que sus perros corrieran, la familia llevaba una temporada sin ir hasta allí y Will no se había atrevido a llamar al número que Sherlock le había dado para comunicarse con él, temiendo parecer demasiado ansioso.

Cuando por fin llegaron allí el viernes, Will apenas pudo disimular su alegría. Corrió detrás de los perros, como si los estuviera persiguiendo, pero en realidad iba con ellos al encuentro de los niños. Ewan y Alec fueron derribados por Jack y Harley, levantando una gran nube de polvo. Si se hicieron daño ni siquiera se dieron cuenta, emocionados como estaban. James se tiró en plancha y si Will no hubiera estado rápido y lo hubiera agarrado para alzarlo en volandas seguramente habría perdido varios dientes de leche. Sherlock por su parte, gritaba pidiendo a Isabella que por favor no tratara de suicidarse saltando de sus brazos hacia abajo para imitar a sus hermanos.

James gritaba, poniendo los brazos en cruz mientras Will le daba vueltas en el aire como si fuera un avión hasta que los brazos le flaquearon y lo acercó hasta él. James colocó sus manitas a ambos lados de las mejillas de Will y le dio un beso en los labios. Will sólo pudo sonreír.

—¡Demonios! Es la última vez que paso tantos días sin llevarlos al parque. Se vuelven salvajes —dijo Sherlock mientras se agachaba para dejar a Isabella en el suelo sentada, algo que pareció no gustarle nada, pues enseguida se agarró al pantalón de su madre para levantarse y salir corriendo de manera muy graciosa, con las piernas bastante abiertas a causa del pañal.

—¿Has estado muy ocupado? —preguntó Will, caminando a su lado para seguir de cerca a los niños. Sherlock agachó la mirada, preguntándose si debía decirlo, pero confiaba plenamente en Will.

—La verdad es que hemos tenido problemas familiares. Nosotros estamos bien, pero mi hermano está pasando por un mal momento y hemos estado echándole una mano — reconoció y como no quería seguir triste por ello, miró de manera socarrona a Will y le dio un codazo en el brazo, vacilón—. Quien he oído que no ha perdido el tiempo últimamente eres tú. Tu marido parece tan educado, ¿quién diría que es del tipo fogoso?

Will se rió avergonzado, agachando la mirada mientras se colocaba un mechón detrás de la oreja sonrosada.

— Sí, a veces parece tener dos personalidades.

Caminos cruzados (Hannigram/Johnlock/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora