Capítulo Doce: Intentado reparar los errores

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El grito de los niños lo aturdió, no comprendía porque debían hacer tanto escándalo al salir, estaban en una escuela, no en presión. Mycroft vio a sus sobrinos correr junto a otros niños, pero estaban muy lejos para verlo. El omega debió su mirada y vio a Sherlock ser abrazos por Ewan y Alec, su hermano era tan feliz, a pesar de sus problemas del pasado su familia ahora era todo lo que Mycroft deseaba. A pesar de su intelecto y grandes posibilidades Sherlock dejó todo para cuidar a sus hijos, algo que él no hizo, pero estaba decidido a reparar sus errores. Mycroft sonrió al ver a sus hijos, pero algo llamó su atención, Evangeline caminaba al lado de su hermano mientras unas niñas detrás de ellos miraban a su hija, la señalaban y reían, estaba claro que sus risas fueron escuchadas por su hija, pero ella sólo se mordió los labios y ajustó la corra de su bolso sobre su hombro.

Cuando los niños por fin los vieron no disimulado la sorpresa que sentían al ver a su madre. Evangeline se sacudió con rapidez la falda del uniforme, aunque no estaba manchada mientras Christopher se erguía más, acomodando la mochila sobre sus hombros. No hacía falta tener la gran capacidad de deducción de los Holmes para darse cuenta de que se tensaban con sólo ver a Mycroft y sus pasos se volvían más lentos. Cuando llegaron hasta ellos Greg les sonrió detrás del carrito de Ethan, en el que el bebé se había quedado dormido.

—Ey, ¿qué tal las clases? —preguntó Greg, los niños se miraron entre ellos antes de volver a mirarlos.

—¿Ha pasado algo? —preguntó Christopher, haciendo que su padre se quedara extrañado.

—No, no pasa nada, ¿por qué lo dices, Chris?

—Porque está aquí madre —dijo con naturalidad, mirando a Mycroft de reojo mientras agachaba la cabeza. Lo cierto es que ese día había estado haciendo travesuras con sus primos yendo por una zona restringida del colegia y tenía miedo de que el director hubiera llamado a sus padres. Evangeline, siempre tan responsable, no había querido acompañarles, y se había quedado sola en el recreo.

Gregory no pudo evitar reírse, pues se imaginaba lo que había pasado, sin embargo, a Mycroft no le hizo ninguna gracia que su hijo pensara que sólo había ido hasta allí para regañarlo o darle una mala noticia.

—Lo cierto es que tenía muchas ganas de verlos. Me gustaría que pasáramos más tiempo juntos —confesó Mycroft—. Si quieren, creo que hoy podrían saltarse la clase de música. Cocinaré tortitas para merendar, si eso les gustaría.

Todos estaban sorprendidos, y no era para menos. Mycroft no toleraba que faltaran a sus clases extraescolares a no ser que estuviesen enfermos y sólo cocinaba para sus hijos en ocasiones especiales como fiestas o su cumpleaños.

—¡¿De verdad?! —exclamó Christopher emocionado—. ¡Joder, eso sería genial!

—Christopher, esa lengua —lo cortó rápidamente su padre y Mycroft contuvo sus ganas de reprenderlo más. Había conseguido un buen ambiente, su hijo había aceptado estar juntos un rato y no debía estropearlo.

Miró a Evangeline, esperando alguna respuesta, pero la pequeña omega sólo agachó la cabeza y asintió. Su corazón se encogió. ¿Desde cuándo estaba su pequeña tan triste? ¿Había sido desde hacía mucho tiempo y no se había dado cuenta? Le sonrió y extendió su mano para que ella la tomara.

—Elijamos un aderezo para las tortitas —propuso intentando animarla. Christopher lo tomó de la otra mano, muy interesado en esa propuesta.

—¡Yo quiero fresas con chocolate!

Cuando Greg vio a Mycroft caminar de la mano con sus hijos y sonreír suspiró con tranquilidad, realmente comenzaba a creer que su esposo estaba intentado mejorar la relación con los niños. Todos subieron al auto y regresaron a casa. Fue un viaje relativamente tranquilo, Lestrade puso una música ruidosa que no dejó de cantar junto a su hijo y el pequeño Ethan reía feliz mientras golpeaba sus pequeñas manitos y balbuceaba. Sólo Evangeline estaba callada, ella estaba distraída jugando con el dobladillo de su falda como si fuera lo más interesante en ese momento. a Mycroft le preocupaba su comportamiento, le recordaba vagamente a sus años de escuela y no quería pensar en que su hija estuviera pasando por algo similar.

Caminos cruzados (Hannigram/Johnlock/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora