[Archivo 3]: Whisky escocés.

45 6 1
                                    

—¿Hablar con Jhonny Walker? Si lleva años retirado...

Danny levantó a Cuero del sofá.

—Piénsalo. No perdemos nada por intentarlo. 

Cuero seguía dudando.

—Tienes razón, pero no sabemos dónde está ni cómo contactar con él.

—Vayamos a  la agencia, ahí tienen que tener información sobre el fundador.

Danny salió de la casa mientras agarraba y sacaba a Cuero por la fuerza. En la entrada había aparcada una bicicleta con dos asientos y tres cestas cerradas a los lados para transportar cualquier equipaje.

Cuero se detuvo en la puerta.

—Espera, voy a por las fotos. Si hablamos con el señor Walker tendremos que enseñárselas.

Cuero tomó las fotografías y volvió con su amigo. Abrió una de las cestas de la bicicleta para meter las imágenes, pero se la encontró llena de paquetes blancos.

—Esto... ¿No habías dicho que tenías las manos limpias?

Danny se encogió de hombros.

—No te confundas. Eso me lo llevé de souvenir cuando me expulsaron.

Cuero se subió a la bicicleta.

—Te vas a meter en un lío si...

Antes de terminar su frase, Danny comenzó a pedalear y ambos se desplazaron tan rápido que Cuero se quedó sin habla.

Las calles eran irregulares y desniveladas, tuvieron suerte al esquivar a varios obstáculos y peatones.

En tres minutos ya habían llegado a la agencia.

Cuero entró primero.

—Señor Hugarte. Espero que su visita se deba a un motivo diferente esta vez.

—Tranquila, señora Cumbellwatch. Sólo vengo a preguntarle una cosa.

La secretaria puso a un lado unos papeles que estaba gestionando para fingir que ponía su atención en el joven.

—Y bien... ¿Cómo puedo ayudarle esta vez?

Cuero sacó el panfleto y lo puso encima de la mesa.

—Quiero contactar con él, con Jhonny Walker.

La señora perdió su expresión apática tras la cuestión del joven, pero pronto recuperó su cara de amargada.

—Me temo que eso va a ser imposible, señor Hugarte. El señor Walker dejó la agencia hace años.

—Es imposible que no tengáis un modo de contactar con él. Al fin y al cabo este es su legado.

La secretaria cogió de nuevo los papeles, indicando que Cuero había perdido finalmente su atención.

—Ya se lo dije, no puedo ayudarle con eso.

Cuero, cabizbajo, se dio la vuelta hacia la salida, a lo que Danny, que estaba esperando en la entrada, se acercó airado.

—¡Mira, vejestorio!, o ayudas a mi amigo o me aseguraré de que el próximo caso que investiguéis en la agencia sea el de "un joven apaliza a un vejestorio amargado y desagradecido". ¿Cómo lo ves ahora?

Cuero se alteró.

—¡Danny! ¡No puedes decirle eso!

La secretaria también se perturbó.

—¿¡Disculpe!?

Danny se excusó ante Cuero.

—Está claro que te está mintiendo. ¿No has visto su expresión cuando le preguntaste? Esta zorra simplemente no quiere ayudarte.

El Paladín de Sangre: Lluvia NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora