[Archivo 15]: El asalto a la mansión abandonada.

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»Adiós, Danny.

—¿¡Papá!? ¿¡Mamá!? ¡No me dejéis solo!

»Lo siento, hijo mío. La decisión no es nuestra.

—Oh, pero... No estoy solo.

Danny abrió de nuevo los ojos y frente a él empezó a ver unas sombras rojas que se movían erráticamente.

—¿¡Quiénes sois!? ¡Alejaos!

Las sombras susurraban entre ellas, pero Danny no podía escuchar ni una palabra. Posteriormente, una de ellas empezó a acercarse. Esta era más robusta y brillaba más que el resto. En una mano tenía un cuchillo y en la otra una esfera que brillaba con un llamativo color verde.

—¿¡Quién eres tú!? ¿¡Qué eres tú!?

La sobredosis había hecho que el joven tuviera alucinaciones como estas. No podía distinguir a ningún ser humano a su alrededor y en ese momento su cerebro tampoco podía procesar las palabras que salían de sus bocas. Damian era la figura que resaltaba ante el resto de personas que habían ido a aquel lugar solo para presenciar lo que pronto iba a ocurrir.

—Tranquilo, Daniel. El ritual empezará en breves.

Las palabras del doctor fueron inútiles y Danny siguió gritando de terror. Peele Monkey reaccionó ante esto.

—¿Ves? Te pasaste con el Red Dust. Ahora no puede mantener la compostura.

Damian sacó de su chaqueta un pequeño reloj de bolsillo y preparó el cuchillo de nuevo.

—No será un problema. Atadlo bien y pongámonos manos a la obra.

Al mismo tiempo que esto ocurría, Jhonny  y Cuero llegaron al aparcamiento en el que se encontraba la mansión y se cubrieron tras un coche destruido.

—Hay guardias. No podemos tomar a esta gente a la ligera, si Peele Monkey tiene el poder del orbe de arcángel cualquiera de ellos puede tener poderes también. Ándate con ojo.

Cuero asintió con la cabeza.

—Según aquel tipo, a Danny lo tienen preso en un laboratorio en el segundo piso.

—Esto es muy peligroso. Realmente no quiero que me acompañes.

Cuero se enfadó.

—¡Ya accediste a esto! ¡No puedes echarte atrás ahora!

—Vale, vale. Lo que tú digas.

Ambos avanzaron sigilosamente hasta un arbusto que había a unos cuantos metros de la entrada del edificio, donde cuatro guardias mantenían su posición sentados mientras fumaban y se reían. La escasa luz de la noche hacía que tanto el detective como el aspirante no fueran fáciles de distinguir.

Jhonny se dirigió a Cuero mientras observaba el panorama.

—Vale, yo voy a entrar por una ventana lateral. Tú mientras tanto esperarás aquí a que salga con Danny. Si algo se complica necesito que me hagas una señal.

—Sé imitar el sonido de un bletzu.

Los bletzus son grandes aves carnívoras con afilados dientes que en invierno emigran al norte, pero en verano pueden ser vistas en Guernasca.

—Me vale, estos paletos no dudarán ante un sonido así.

Jhonny empezó a correr hacia un lado de la mansión, hasta llegar al punto donde estaba la ventana, y empezó a trepar lentamente. Mientras tanto Cuero se quedó oculto en el arbusto observando las dificultades que tenía el detective. Sin embargo, las palabras de uno de los guardias hicieron que se pusiera muy nervioso.

El Paladín de Sangre: Lluvia NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora