[Archivo 25]: Alcohol en bruto.

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Jhonny Walker tardó un par de horas más en llegar a la taberna, donde Danny y Cuero descansaban aburridos sentados sobre la barra. Varios clientes habían llegado y se veían claramente molestos por la presencia del joven Cuero, quien no parecía tener edad para pasar tiempo en lugares como ese.

El detective entró cojeando y ayudándose de un bastón para caminar.

—¿¡Qué diablos os pasa!? ¡Dejad de mirar así al chaval!

Todos quitaron su mirada del joven inmediatamente. Cuero se alegró al ver que Jhonny había llegado.

—¡Señor Walker!

Sin embargo, al ver el estado en el que se encontraba el detective, su rostro se tornó preocupado e inquieto.

—¿Qué le ha ocurrido? ¿Está bien?

El detective se sentó en una banqueta próxima a Danny y Cuero y, con un gesto, le indicó a Marvin que le sirviera un vaso de whisky.

—Esto no es nada. Tenías que haberme visto cuando volví de la guerra.

El detective se giró hacia Danny.

—¿Tú cómo estás? ¿Notas algo raro?

—No. Solo escucho el tic tac del reloj de forma muy sutil, como si fueran los latidos de mi propio corazón.

—Está bien. Déjame hacer una prueba.

El detective se levantó de la banqueta y, con ayuda del bastón, cruzó la barra y se puso a rebuscar bajo esta. Danny se extrañó ante la actitud de Jhonny.

—¿Una prueba?

—Sí, tengo una hipótesis.

En ese momento, Jhonny sacó de debajo de la barra una pequeña pistola y disparó al techo de la taberna. Todos los clientes salieron corriendo del bar y Marvin, Cuero y Danny se alteraron mucho. Jhonny posó su oreja sobre el pecho de Danny y permaneció varios segundos en esa posición.

Tras unos instantes, Marvin arrebató el arma de fuego de las manos del detective.

—Esto te va a salir caro, que lo sepas.

—Lo siento Marvin, pero era realmente importante.

Danny reflejaba en su rostro que no había entendido nada de lo ocurrido.

—¿¡Pero qué ha sido eso!?

Jhonny se sirvió un vaso de una botella de whisky que Marvin había colocado previamente sobre la barra.

—Sabes que lo de tu pecho es un orbe de arcángel, ¿no?

Danny se levantó la camiseta para observar el artefacto que había incrustado en su tórax.

—¿Un orbe de arcángel?

—Así es. Y por lo tanto tienes algún tipo de poder sobrenatural. Ahora solo debes descubrir de qué se trata.

Cuero aún estaba sin palabras por lo que había ocurrido recientemente.

—¿¡Y lo del disparo!? ¿¡Qué era eso!?

—Eso, chaval, son respuestas. El reloj no marca los segundos, marca las pulsaciones de Danny.

—¿Mis pulsaciones?

Jhonny le dio un sorbo al vaso de whisky.

—Exacto. No sé qué tiene eso que ver con los números que se salta, pero esa cosa funciona acorde a los latidos de tu corazón, eso seguro.

Cuero se acercó a su amigo.

—Genial. Cuando acabemos con la investigación podremos averiguar de qué se trata.

El Paladín de Sangre: Lluvia NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora