[Archivo 29]: Los ojos rojos.

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—¿¡Una agencia de detectives privada!?

Los ojos de Ricky estaban completamente abiertos ante lo que acababa de escuchar por parte de su antiguo compañero de crímenes.

"El Ojeras" permanecía dubitativo a unos pocos pasos de Jhonny. En su mirada se reflejaba una leve mueca de sorpresa.

—¿Crees acaso que estamos preparados para algo así?

Jhonny decidió mantenerse firme y aguantar con una tez impasible.

—¿Qué más da? Somos ricos. Podemos hacer lo que nos plazca.

Ricky seguía alterado, como un perro rabioso que no podía dejar de ladrar.

—¡Pero hará falta hacer una gran inversión! ¿¡Cuánto voy a tener que apoquinar, Jhonny!?

—Todo lo posible. Ya he resuelto unos casos por mí mismo.

"El Ojeras" seguía dándole vueltas a la alocada idea que se le había presentado.

—¿Has resuelto casos por ti mismo? ¿Cómo?

—Esta noche. Entre los documentos que robamos había un montón de casos archivados. Sumado a toda la información de los ciudadanos, no me ha costado demasiado llegar a la solución para varios de ellos.

Ricky sacó un puro de uno de los bolsillos de su gabardina y se lo llevó a la boca. Lo mantuvo con sus labios mientras buscaba un mechero y trataba de hablar a duras penas.

—Estás completamente loco. Los de la comisaría no van a dejar que resolvamos sus casos.

—Es por eso que necesito todo el dinero que podamos reunir. Los del ayuntamiento ya han reportado el robo. Saben que hay alguien ahí fuera con toda esta información. No podemos simplemente llegar con los casos resueltos. Nos haremos nuestra agencia privada y la ocultaremos al estado.

"El Ojeras" percibió algo en la mirada de Jhonny. Algo que no había visto antes. Una pequeña chispa que trataba de brillar más y más con un intenso color rojo.

—¿Y por qué hacer esto? ¿Por qué no simplemente nos montamos un local o algún otro tipo de negocio?

—Porque...

Sin embargo, antes de expresarse, un nudo en la garganta impidió que dijera las palabras que por un breve instante se pasaron por su cabeza. Así que respondió con lo segundo que se le pasó por la cabeza.

—Porque se me da bien. Y creo que puedo llegar muy lejos con esto.

Ricky, que ya estaba expirando humo tanto por su boca como por sus orificios nasales, respondió con un tono de ironía punzante.

—¡No me jodas! ¡Para nada eres la persona más inteligente que he conocido nunca!

Jhonny se acercó a sus antiguos compañeros.

—¿Estáis conmigo?

"El Ojeras" se acercó sin titubear.

—Me apunto. Muéstrame de qué eres capaz, Jhonny Walker.

Ricky se quedó con la boca ligeramente abierta, a punto de perder la sujeción de su habano.

—¿En serio vamos a hacer esto?

"El Ojeras" se giró hacia él.

—Yo estoy dentro. Tú eres libre de decidir.

—¡Qué diablos! ¿Dónde hay que firmar?

Mientras este grupo se preparaba mentalmente para llevar a cabo el ambicioso plan de Jhonny, en el otro lado de la ciudad se encontraba Lukas, vestido con una larga chaqueta negra. Fumando un porro lo suficientemente largo como para no sentir el calor del fuego, iba caminando por la acera de un barrio marginal mientras llevaba una rosa en su mano.

El Paladín de Sangre: Lluvia NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora