[Archivo 7]: Humo nauseabundo.

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Los tres llegaron a la calle donde se había llevado a cabo el asesinato. El sitio estaba impoluto, como si nada hubiera pasado en ese lugar.

—Dime chaval, ¿exactamente dónde estaba el cuerpo?

Cuero señaló a un callejón de apenas metro y medio de anchura.

—En ese lado de la calzada, estaba tumbado boca arriba ahí.

Jhonny se acercó y los dos lo siguieron. El detective se quedó pensativo mientras se frotaba la barbilla.

—Vale, está claro que no arrastraron el cuerpo de David. Teniendo en cuenta que la calle tiene más de cuatro o cinco metros de ancho, me parece que hay que descartar la idea de que alguien haría tal esfuerzo sin un objetivo claro.

Cuero se acercó a Jhonny.

—Pero... Si el asesino no tuviera ningún objetivo, ¿para qué hacer que David acabara tan lejos?

Danny intervino.

—Puede que David intentara huir al ver las intenciones del atacante.

Jhonny sacó una de las fotos de uno de los bolsillos de su gabardina.

—Es imposible. Me imagino que vosotros sabréis que, a pesar de tener alas, los ángeles no pueden utilizarlas para volar.

Danny guiñó un ojo a Cuero.

—¡Por supuesto que lo sabía! ¡Es algo obvio! ¿No?

Cuero miró a Danny con desprecio y se dirigió a Jhonny.

—Te está mintiendo. No tiene ni idea.

El detective colocó su sombrero de manera que solo uno de sus ojos era visible para los jovenes.

—Sin embargo eso no es del todo así. Los ángeles tienen un "despertar".

—¿Un despertar?

—Así es. Sinceramente, no tengo mucha idea sobre esto... Pero tengo entendido que cuando se ven acorralados son capaces de llegar a un estado en el cual pueden alzar el vuelo, entre otras cosas.

Danny se quedó boquiabierto.

—¿Pueden volar? Siento que no sé nada del mundo en el que vivo...

—No te culpo, chaval. Cuando yo era un niño, todos estábamos obligados a ir al colegio. Ahora sólo puedes ir si tienes dinero.

Cuero interrumpió la conversación.

—¿Y qué quieres decir con esto? Pudo haber intentado volar y haber sido frenado en el intento.

Jhonny mostró la foto.

—Las alas. Las tiene completamente cerradas. Ni siquiera se ve una pequeña flexión en sus músculos lumbares.

Danny llamó la atención del detective.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora? Podemos deducir que el ángel fue arrastrado o atraído de alguna manera al otro lado del callejón, pero eso no nos dice nada sobre el culpable.

—Toda evidencia es importante, chaval.

Cuero dio dos pasos al frente.

—Deberíamos preguntar por la zona. Es posible que alguien haya visto algo.

Jhonny se acercó a la terraza de un bar que había en el lugar.

—Id vosotros, yo os esperaré aquí.

Danny y Cuero miraron al detective con desdén y empezaron a visitar los portales de los edificios más próximos.

Sin embargo, las respuestas de la gente estaban lejos de ser mínimamente esclarecedoras. Algunos reaccionaban ligeramente asustados, otros, a pesar de intentar ayudar, eran incapaces de aportar ningún tipo de información útil, y no faltaba el despistado que ni siquiera se había enterado del caso.

El Paladín de Sangre: Lluvia NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora