Ambos llegaron a un cuartucho que para Lukas era un hogar.
—Por cierto, no me has dicho cómo te llamas.
La mujer apartó el pelo de su cara de forma gentil con las manos.
—Me llamo Wyrie.
Lukas se quedó observándola mientras intentaba no faltarle al respeto haciendo algún tipo de mueca.
—Wyrie... ¿Eso es de aquí?
La joven soltó una pequeña y delicada carcajada.
—No, mi familia proviene de una pequeña región en el Terradoce. Nuestro pueblo recibía amenazas constantes por parte del gobierno de Westar así que tuvimos que huir de aquel lugar.
—Yo soy Lukas, por cierto... ¿Y aquí estáis a salvo? La sede del gobierno está unos kilómetros al este de Néscora...
La joven se sentó en un sofá viejo que había pegado a una de las paredes de la sala.
—El ajetreo de la metrópolis nos hace pasar más desapercibidos. Además, nos ocultamos en un pueblo que no está muy lejos de aquí. No debería haber ningún tipo de problema siempre y cuando no llamemos demasiado la atención.
Lukas se sentó a su lado.
—¿Y por qué atacan a los tuyos?
—No lo sé. Tengo entendido que es por algo relacionado con nuestros ojos rojos.
—Oh, ya veo.
Ambos se quedaron callados mirando hacia una de las paredes de la casa, como si estuvieran esperando a algo que no tenían la certeza de que ocurriría.
Tras unos segundos, Lukas rompió el silencio.
—Bueno, mañana tienes que llegar a tiempo a la carroza. ¿A qué hora sale?
—Debería estar presente ya por la mañana. La primera carroza estará operativa sobre las nueve.
Lukas sacó el colchón de su cama y lo tiró al suelo.
—Aquí dormirás tú.
El pelirrojo se tumbó sobre la rejilla metálica y usó su chaqueta como almohada.
La mujer se molestó al ver esto.
—No voy a permitir que duermas así.
Lukas se giró sobre su cuerpo hacia ella, y la rejilla emitió un sonido desagradable, similar a un chirrido.
—No tengo más camas.
Las mejillas de la chica se enrojecieron y evitó mirar al pelirrojo a la cara, llevando sus ojos al suelo de la habitación.
—Ven aquí. No es justo que me invites a tu casa y te pongas a dormir sobre ese metal.
Los ojos de Lukas empezaron a temblar y su voz comenzó a tartamudear ligeramente.
—¿¡Dices que durmamos juntos!? ¡No pasa nada, de verdad! ¡Estoy bien así! He dormido en sitios peores... Je, je.
La mujer tragó saliva, se tumbó en el colchón mirando hacia el lado contrario al que estaba Lukas, y cerró los ojos.
—Está bien.
Lukas sin embargo no pudo cerrar los párpados. Se quedo pensativo por varios segundos, hasta que decidió levantarse.
Al escuchar el crujido del metal, Wyrie se giró para mirar al joven.
Justo al darse la vuelta, se encontró con la mano de Lukas, que sostenía su barbilla.
ESTÁS LEYENDO
El Paladín de Sangre: Lluvia Negra
Mystery / ThrillerUn horrible asesinato ha ocurrido en las sombrías calles de Néscora. Nuestro protagonista, que es un aspirante a detective, decide investigar el caso por su cuenta, entrando en una red de misterios cada vez más y más profundos y trascendentes. [Los...